Por Francisco Jueguen
En un almuerzo en la apertura de La Rural, dieron su visión sobre la crisis económica
“Esto es game over”, dijo el ejecutivo, temeroso del devenir luego de una mañana caldeada en el mercado. El frenético ritmo del aumento del dólar libre profundizaba la resignación en las mesas empresarias en el Restaurant Central en la apertura de la Exposición Rural. Los más avezados leían en las medidas de hoy un horizonte de inminente devaluación, y más peligroso aún, comenzaban a desempolvar el miedo a un estallido social en las calles.
Todos los hombres de negocios consultados volvieron a recalcar que, más allá de la superficialidad de las iniciativas oficiales para frenar la corrida cambiaria, el problema de fondo es político. Esa es, creen, el principal contaminante de las expectativas argentinas. Para todos, el futuro es peor. Mejor cubrirse. Sin embargo, con una mirada sobre los números finos, los economistas en el lugar dejaban espacio para el largo arrastre temporal de distorsiones, una macroeconomía que empeora ese horizonte. Ese combo fatal es el que acorta cada vez más la manta del Gobierno, estimaron.
“El mensaje que pasaron hoy es llamativo”, dijo un empresario en off the record. “Sólo se pueden liberar importaciones bajo licencia automáticas al dólar real, el MEP [’dólar Bolsa’]. Si no, esto lo hubieran hecho antes. Y hoy las reservas son cero”, afirmó sobre la medida anunciada por el Gobierno, a la que se sumó la formalización de un “dólar turista”, también al MEP. Por la tarde, luego del almuerzo, el Banco Central (BCRA) anunció más medidas -limitaciones sobre los cedears-, y se esperaban nuevos anuncios para calmar a los mercados.
“El tema social es lo que preocupa, la contención”, estimó otro importante hombre de negocios de una empresa argentina, sobre los ruidos que empiezan a aparecer en algunos conurbanos. “Hace dos semanas, las dudas eran septiembre”, agregó sobre las promesas que hizo el Gobierno y el presidente del BCRA, Miguel Pesce, a los empresarios en sendas reuniones, primero con Martín Guzmán y luego con Silvina Batakis. “La dinámica se aceleró”, apuntó.
No hubo sorpresas. El plato fue bien tradicional en La Rural. Tanto la comida como la rosca. Empanada de carne de entrada, bife de chorizo, una opción entre papas fritas y ensalada de rúcula y parmesano, y ensalada de frutas de postre. Aunque algunos insistentes reclamaron la opción dulce, y ahí llegó el clásico “vigilante” (queso y batata). Eso es probablemente lo que degustaron algunos pesos pesados, como Luis Betnaza (Techint), Adrián Kaufmann (Arcor), Jorge Rendo (Grupo Clarín), Jorge Porta (Radio Mitre) que compartieron la mesa con el sacerdote jesuita y director del Centro de Investigaciones y Acción Social (CIAS), Rodrigo Zarazaga.
El experto en el conurbano pintó un panorama complejo, pero más benigno que el que observan algunos alarmistas. Contó a los demás comensales con los que compartía mesa en La Rural que los ingresos –comedores, viandas, también- que alcanzaban para el día 20 del mes, hoy alcanzan para el 10. Los bolsillos en el territorio de Cristina Kirchner se achican. Sin embargo, descartó que haya un espíritu de saqueos –por ahora– presente. Es más, según su análisis, las tensiones se generan actualmente más entre los que gobiernan, los de arriba, que entre los que están abajo, los que menos tienen, dijo a los presentes.
En otra mesa estaba la plana central de la Cámara Argentina de Comercio, pero también hubo lugar para representantes de IRSA (no estuvo Eduardo Elsztain), el Banco Comafi, Bodega Rutini, New Holland, Biogénesis Bagó, La Rural S.A., y varias cabañas importantes, como La Pluma. También participaban algunas figuras políticas, como Mariano Caucino (ex embajador en Costa Rica e Israel y con futuro desde agosto en la mundialista Qatar) o el actual senador de Juntos por el Cambio, Alfredo De Angeli.
Crisis política
“Es una situación confusa”, dijo Adrián Werthein a LA NACION. “Hasta que las cosas no converjan en el partido gobernante, esto va a seguir así. El problema es político”, estimó. Ante la pregunta sobre si ese cambio es posible en la actual dinámica, afirmó: “Todo es recuperable”.
“Es la política”, dijo levantándose de su mesa Mario Grinman, presidente de la Cámara de Comercio y Servicios. “Eso es lo que hace que tengamos más líos económicos”, agregó frustrado. “El Gobierno no se pone de acuerdo y se acrecientan las diferencias internas. Necesitamos un mensaje más claro. Lo que estamos viendo hoy es un dólar de paranoia”, calificó Grinman, que indicó que los comerciantes llaman todos los días preocupados por los saltos en la divisa y porque ya no saben si vender su mercadería y a qué precio hacerlo sin la seguridad de que podrán reponerla a futuro.
“La situación es muy complicada”, describió el economista Marcelo Elizondo. “Acá hay un arrastre de problemas viejos vinculados a lo fiscal, lo cambiario y lo monetario que producen problemas en el presente, como la inflación, la brecha cambiaria y la recesión”, explicó. “Además, afectan en la visión a futuro generando más desconfianza y eso agranda todo”, señaló.
“Hay un componente objetivo, que tiene que ver con las tasas de interés negativas y con la falta de reservas”, agregó. El consultor de varios empresarios importantes completó: “Y hay uno subjetivo, con las expectativas, con la sensación de que esto se va a ir agravando”.
Fuente La Nación