Las tensiones en las relaciones entre Israel y Rusia han aumentado en los últimos meses tras la invasión rusa a Ucrania, y muchos en Israel atribuyen la demanda del Ministerio de Justicia ruso de detener las actividades de la Agencia Judía a estas tensiones.
Por el embajador Arkady Mil-Man
Esta es una explicación superficial que no considera las profundas tendencias que se están dando en Rusia en los últimos años.
La primera tendencia es la intolerancia hacia las entidades extranjeras que operan dentro del territorio ruso, que se deriva de la creciente distancia de Rusia con Occidente, reflejada en las leyes que limitan las organizaciones extranjeras e inciden en sus actividades.
Las autoridades rusas comenzaron a cerrar organizaciones extranjeras hace ya una década.
La razón oficial de su cierre es la violación de la ley rusa, cuando en la práctica es una medida para limitar el trabajo de las organizaciones extranjeras que promueven los valores de la democracia occidental.
La segunda tendencia es el aumento del antisemitismo en Rusia.
El fenómeno del antisemitismo no es nuevo, y los judíos lo han sufrido en todos los años y encarnaciones de Rusia, desde el imperio zarista hasta la Unión Soviética.
Como en otras partes del mundo, el antisemitismo se intensifica en tiempos de crisis, y las declaraciones claramente poco diplomáticas del ministro de Exteriores de Rusia, tales como «los mayores antisemitas son los mismos judíos» y «Hitler tenía sangre judía», apuntan a este fenómeno.
La tercera tendencia es una respuesta israelí inadecuada a las señales de Rusia a lo largo de los años con respecto a su insatisfacción con las actividades de la Agencia Judía, que comenzó a fines de la década del 2000.
Rusia ha dificultado el funcionamiento de la Agencia Judía y le ha impuesto varias restricciones.
No obstante, la Agencia Judía no pudo adaptarse al ambiente hostil y responder activamente para cambiar la situación.
Se espera que las dos primeras tendencias se intensifiquen en un futuro próximo.
Por lo tanto, Israel debe cambiar su forma de operar.
Esta no será la última crisis entre Israel y Rusia, e Israel debe prepararse para las próximas crisis, especialmente a la luz de la reducción del margen de maniobra.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora