
El estudio, realizado en 2.550 personas por el Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas, indicó que ya no puede verse al cerebro como un todo.
“En investigaciones anteriores, se solía considerar el cerebro como una unidad. Nuestro objetivo era echar un vistazo más detallado al cerebro y averiguar en qué regiones del mismo influye más la actividad física”, explicó Fabienne Fox, neurocientífica y autora principal del estudio actual.
Para su investigación, Fox y sus colegas utilizaron datos del estudio Rhineland, un estudio poblacional a gran escala realizado en el área de la ciudad de Bonn. En concreto, analizaron los datos de actividad física de 2.550 voluntarios de entre 30 y 94 años, así como las imágenes cerebrales obtenidas mediante resonancia magnética (RM).
Para tomar muestras de la actividad física, los participantes en el estudio llevaron un acelerómetro en la parte superior del muslo durante siete días. Las resonancias magnéticas proporcionaron información especialmente sobre el volumen cerebral y el grosor de la corteza.
A más actividad, mayores efectos
“Pudimos demostrar que la actividad física tenía un efecto notable en casi todas las regiones cerebrales investigadas. En general, podemos decir que cuanto más alta e intensa era la actividad física, más grandes eran las regiones cerebrales, tanto en lo que respecta al volumen como al grosor cortical”, indicó Fox.
“En particular, lo observamos en el hipocampo, que se considera el centro de control de la memoria. Los volúmenes cerebrales más grandes protegen mejor contra la neurodegeneración que los más pequeños”, añadió.
Sin embargo, las dimensiones de las regiones cerebrales no aumentan linealmente con la actividad física. El equipo de investigación descubrió el mayor aumento de volumen, al comparar a los participantes en el estudio inactivos y sólo moderadamente activos físicamente, lo que fue especialmente evidente en los individuos mayores de 70 años.
“En principio, se trata de una muy buena noticia, sobre todo para quienes son reacios a hacer ejercicio. Los resultados de nuestro estudio indican que incluso pequeños cambios de comportamiento, como caminar 15 minutos al día o subir las escaleras en lugar del ascensor, pueden tener un efecto positivo sustancial en el cerebro y contrarrestar potencialmente la pérdida de materia cerebral relacionada con la edad y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas”, afirmó Ahmad Aziz, otro de los responsables de la investigación.
Regiones cerebrales más beneficiadas
Para caracterizar las regiones del cerebro que más se beneficiaban de la actividad física, el equipo de investigación buscó en las bases de datos los genes que son particularmente activos en estas áreas del cerebro.
“Principalmente, se trataba de genes que son esenciales para el funcionamiento de las mitocondrias, las centrales eléctricas de nuestras células”, dice Fox.
Esto significa que hay un número especialmente elevado de mitocondrias en estas regiones del cerebro. Las mitocondrias proporcionan energía a nuestro cuerpo, para lo que necesitan mucho oxígeno.
“En comparación con otras regiones del cerebro, esto requiere un mayor flujo sanguíneo. Esto se garantiza especialmente bien durante la actividad física, lo que podría explicar por qué estas regiones del cerebro se benefician del ejercicio”, afirma Aziz.
Fuente Ambito