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El río Rin ha visto su caudal reducido hasta el preocupante nivel de 40 centímetros, mientras el abrasador verano en Europa seca una de las principales arterias del continente, concretamente la vía fluvial más utilizada en la Unión Europea.
Las embarcaciones se bastan generalmente con 2,5 metros de nivel en el caudal para navegar sin problemas, pero hay ciertos puntos en los que la sequía ha convertido el recorrido en innavegable. Otro ejemplo se encuentra en la zona de Kaub, al suroeste de Alemania y cerca de Frankfurt, el nivel ha bajado hasta los 51 centímetros.
De acuerdo con el Instituto Federal de Hidrología de Alemania, a partir de este nivel se vuelve económicamente desfavorable para numerosas barcazas que transportan materias primas como diesel o carbón a través de ese recorrido del río.
Cerca de 160 millones de toneladas de bienes y recursos naturales fueron transportados utilizando las aguas del Rin en 2020, desde productos químicos a metales e incluso productos petrolíferos. Los niveles tan bajos en el caudal restringen el transporte de estos bienes, pues limitan la cantidad que las embarcaciones pueden llevar sin golpearse contra el rocoso fondo del río.
La herencia romana
La sequía en este verano del año 2022 ha mostrado también el legado que el Imperio Romano dejó en la actual Alemania hace alrededor de 2.000 años, cuando su expansionismo militar les llevó a reclamar como propios distintos teritorios entre los ríos Rin y Elba. Un ejemplo de ello es la cultura vinícola que hoy conforma un pujante sector comercial en las riberas del Rin, pero la herencia no es solo comercial.
Con la bajada del caudal, este importante río de Europa Central ha dejado de ocultar ciertas formaciones rocosas que forman líneas casi perfectas que se dirigen desde la las orillas hace la parte más profunda de la corriente de agua, y que estaban ocultas hasta la actualidad. Aunque no hay un consenso claro sobre su origen, buena parte de estudiosos afirman que se tratan de antiguos muelles romanos.
Una parte de la comunidad científica contradice su origen humano, afirmando que son simples formaciones geológicas a las que el paso del tiempo y la fuerza del agua dio su actual configuración. Antes de que el caudal del Rin remonte, se estudiará el fenómeno para conocer de manera definitiva qué son estas formaciones.
Las “piedras del hambre”
Con un caudal tan bajo que hace peligrar la continuidad del tráfico fluvial, las aguas del río Rin están mostrando curiosas piedras que contienen marcas y grabados realizados por aquellas personas que habitaron estos territorios en la antigüedad. Los antepasados de los habitantes de diversas ciudades que se sitúan en las orillas de los ríos de Europa Central acostumbraban a registrar con marcas los niveles de las aguas durante excepcionales períodos de inundaciones.
Sin embargo, otro tipo de inscripciones en las rocas de estos ríos enseñan episodios en los que, al contrario, los caudales de los ríos amenazaron a sus pobladores con el hambre y la escasez. Las “hungerstein” (o “piedras del hambre en español”) se dejan ver cuando los ríos no se encuentran en sus mejores momentos en lo que respecta al caudal, y las frases inscritas en la roca se remontan a décadas e inlcuso a siglos atrás, estando las más antiguas marcadas con el siglo XV.
Frases como “si me ves, llora” o “Quien me vió, lloró. El que me verá, llorará” presagian malos tiempos en cuanto a la meteorología del lugar. Además, estos funestos mensajes llegan de la mano del riesgo de que el nivel de las aguas descienda del mínimo permitido para seguir navegando, mientras la lluvia se hace esperar.
El río Rin ha visto su caudal reducido hasta el preocupante nivel de 40 centímetros, mientras el abrasador verano en Europa seca una de las principales arterias del continente, concretamente la vía fluvial más utilizada en la Unión Europea.
Fuente El Confidencial
