Si se hicieron escuchar algunos escritores y activistas de los DDHH en forma individual, que reaccionan al ataque contra Salma Rushdie.
Se conocen detalles del terrorista que ataca Salman Rushdie pero ningún mensaje formal o declaraciones de organismos de DDHH o autoridades de Naciones Unidas en repudio a la ejecución de la fetua ordenada por Ruhollah Jomeini en 1989. El único que podía haberla levantado era quien la dicto, Jomeini, pero murió.
La historia:
De visita a Francia a fines del año pasado, Rushdie explicó: “Pasaron 30 años. Ahora todo va bien. Tenía 41 años, ahora 71. Vivimos en un mundo en que los asuntos que preocupan cambian muy rápidamente. Ahora hay otras razones para tener miedo, otras personas que matar…”, ironizó.
El escritor nacido en el seno de una familia musulmana y que vivió gran parte de su vida en Gran Bretaña antes de instalarse en Nueva York, aseguró además que en esta ciudad vive “una vida normal” y que toma el subte “como todo el mundo”. Aunque es frecuente verlo -por ejemplo en la sede de su editorial parisina- rodeado de un nutrido grupo de policías.
En una fetua (decreto religioso), el imán pidió a “todos los musulmanes devotos” que ejecuten al autor del libro, a los editores y a “los que conocen su contenido”, “para que nadie insulte a las santidades islámicas”. Y ofreció una alta recompensa por la muerte del escritor.
En este caso, la fetua lanzada contra el escritor, de nacionalidad estadounidense desde 2016, nunca fue levantada y dejó víctimas: en julio de 1991, el traductor japonés de Los versos satánicos, Hitoshi Igarashi, murió apuñalado, y en las mismas fechas el traductor italiano, Ettore Capriolo, resultó gravemente herido en un atentado.
En 1993, el responsable de la editorial noruega de la obra, William Nygaard, resultó también gravemente herido por tres balas en la espalda. El mismo año, el traductor turco, Aziz Nesin, escapó a un incendio intencionado en el hotel en el que se alojaban los miembros de un festival cultural y en el que murieron 37 personas.
Los hechos:
Veinte segundos. eso es lo que tardó el ataque al escritor Salman Rushdie, según testigos que presenciaron el momento en que un hombre que estaba entre el público, se levantó del asiento, subió hasta el escenario y apuñaló en el cuello al autor, minutos antes de dar una conferencia en el Instituto Chautauqua, en el estado de Nueva York.
La propia policía neoyorquina confirmó horas mas tarde el nombre y la edad del acusado: se llama Hadi Matar y tiene 24 años. El anuncio se dio mientras al mismo tiempo operan de urgencia a Rushdie producto del feroz ataque.
Las primeras investigaciones apuntan a que el agresor actuó solo. También expresaron que tenía permiso para acceder al evento del escritor. Su última residencia, agregaron las autoridades, estaba fijada en Nueva Jersey.
Según el sitio The Post, una investigación inicial sugiere que Hadi simpatiza con el régimen iraní y la Guardia Revolucionaria Islámica.
Fue una persona de seguridad del evento quien logró intercer para frenar al agresor, que quedó detenido y bajo custodia. Según contaron al diario The Washington Post, tenía las manos manchadas de sangre.
Para los testigos en el recinto, el agresor actuó en soledad y llegó muy fácilmente hasta donde estaba el autor. “Hubo un solo atacante”, dijo Elisabeth Healey, de 75 años, a The New York Times.
En tanto John Bulette, de 85 años, dijo que el atacante pudo actuar porque hubo un gran error de seguridad. “Que alguien pude llegar tan cerca sin ningún tipo de intervención es aterrorizante”, señaló.
Lo cierto es que en 2001, el escritor ya había despotricado por los inmensos operativos de seguridad que se montaban en cada una de sus presentaciones. En el Festival de Escritores de Praga de aquel año, dijo a los periodistas: “Estar aquí y encontrar una gran operación de seguridad a mi alrededor en realidad se ha sentido un poco embarazoso”.
Salman Rushdie mientras es atendido de emergencia tras ser apuñalado. Foto Reuters.
“Pensé que era realmente innecesario y un poco excesivo y ciertamente no se organizó a petición mía. Pasé mucho tiempo antes de venir aquí diciendo que realmente no quería eso. Así que me sorprendió mucho llegar aquí y descubrir una operación realmente bastante sustancial, porque se sentía como estar en una deformación del tiempo, que había retrocedido en el tiempo varios años”, dijo.
El paso de los años hizo que esos cuidados muchas veces se relajen, aún a pesar de que la fatwa del régimen iraní pedía su muerte y con una recompensa de tres millones de dólares que nunca cesó. Y hoy, en suelo norteamericano, algunas hipótesis indican que esa sentencia buscó ser completada.
El comunicado de la Policía de Nueva York sobre el ataque a Rushdie.
El rabino Charles Savenor, quien se encontraba entre los cientos de personas del público y que compartió en sus redes sociales algunos videos del instante del ataque, contó que los espectadores fueron rápidamente desalojados del lugar. “Este tipo corrió hacia la plataforma y comenzó a golpear a Rushdie. Al principio me quedé pensando: ‘¿Qué está pasando? Y luego quedó muy claro en pocos segundos que lo estaban atacando”, dijo a The Associated Press, y detalló que el incidente duró unos 20 segundos.
En una de las imágenes se puede ver cómo dos personas, entre ellos un policía, detienen al atacante,que estaba vestido con pantalón y campera negra. Todo mientras a dos metros atendían al escritor, que ya estaba tirado en el suelo.
Así se llevaban detenido al presunto atacante del escritor.
Roger Warner, que había asistido al acto y vio cómo un hombre alto y delgado saltó al escenario y golpeó a Rushdie tres o cuatro veces en la cara, y entonces vio la sangre: “Estaba cubierto de sangre, y había sangre derramándose por todo el suelo. La sangre le cubría los ojos y las mejillas“, dijo.
También un escritor identificado como Carl LeVan que asistía al acto escribió en su cuenta de Twitter que Rushdie “fue apuñalado varias veces antes de que el atacante fuera reducido por la seguridad”.
Las imágenes que circularon son elocuentes: una muestra al escritor mientras es transportado de urgencia en una camilla y una persona ejerce presión sobre su cuello para frenar una hemorragia. Otra exhibe las manchas de sangre que quedaron sobre el decorado de la presentación lo que da cuenta de la brutalidad del ataque.
El escritor Salman Rushdie mientras era transportado en una camilla de urgencia a un helicóptero.
Manchas de sangre marcadas en una de las pantallas del Instituto Chautauqua. Foto. AP.
La gobernadora Kathy Hochul confirmó dos horas después del suceso que Rushdie seguía vivo y precisó que fue un agente de la Policía estatal quien salvó la vida del autor de la polémica novela “Los versos satánicos”, prohibida en Irán desde 1988.
“Fue un agente de la Policía estatal el que se puso de pie y salvó su vida, lo protegió a él y al moderador (de la conferencia)”, dijo.
Unas imágenes que circularon a través de los medios muestran Matar esposado y con una barba recortada, mientras la Policía se lo lleva. Usaba una remera camuflada al momento del ataque.
Fue cuando el autor de “Los versos satánicos” estaba a punto de dar conferencia.
Las múltiples amenazas y persecuciones que sufrió desde que publicó su libro más famoso, “Los versos satánicos”, se convirtieron en realidad. Ese texto fue prohibido en Irán en 1988, ya que muchos musulmanes lo consideran blasfemo. Un año más tarde, el entonces líder de Irán, el fallecido ayatollah Ruhollah Jomeini, emitió una fatwa, o edicto, pidiendo la muerte de Rushdie.
También se ha ofrecido una recompensa de más de US$ 3 millones para cualquiera que mate al escritor. Si bien con el tiempo el gobierno de Irán se distanció desde hace mucho tiempo del decreto de Jomeini, el sentimiento anti-Rushdie persistió.