Por Mariano Vidal
La llamada Escuela de Yoga de Buenos Aires, comandada por el “maestro” Juan Percowicz, escondía una perversa trama para esclavizar a sus alumnos.
El operativo comando que sacudió a Villa Crespo el viernes tenía un nombre en clave que encajaba perfecto: lo bautizaron “Operación Secta Sociedad Anónima”. Fueron más de 50 allanamientos en simultáneo contra una organización internacional que llevaba varias décadas ejecutando un perverso mecanismo coercitivo, que incluyó reducción a la servidumbre y explotación sexual de sus miembros, además de lavado de activos y un negocio millonario. Todo disfrazado en un mensaje de amor y búsqueda espiritual.
La Operación Secta descabezó la cúpula de la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), una de las múltiples caras de una organización que incluye inmobiliarias, consultoras, financieras paralelas y que generaba ingresos de hasta 500 mil dólares al mes y se expandía en negocios tanto en Argentina como en Estados Unidos.
Según la investigación, a la que tuvo acceso Clarín, EYBA trabaja -al menos- desde 2004 para captar “alumnos” y “alumnas” con el objetivo de “reducirlos a una situación de servidumbre” para lograr el enriquecimiento de la organización y montar un culto alrededor de su líder, Juan Percowicz (84), una especie de mesías autoproclamado al que llamaban Maestro. Él comandaba todas las decisiones de una organización con más de 1500 miembros. Fue detenido el pasado viernes.
Juan Percowicz, el líder de la secta. Le debían decir Maestro o Ángel. (Foto PFA)
Sin embargo, el activista Pablo Salum denuncia que vienen desde mucho antes que 2004. Él y su familia fueron cooptados en la década del 80, cuando recién arrancaba la EYBA. Quien los llevó fue Percowicz, que ya en esa época aseguraba ser un angel con la misión de salvar la tierra creando otros 1000 ángeles. Él convenció a la madre del activista que podía curarla de un dolor crónico que tenía. Fue la manera de atraparlos.
Salum pudo escaparse cuando tenía 13, tras varios años de torturas y humillaciones. Desde entonces militó para desarmarlos y recuperar a los miembros de su familia que quedaron adentro, su madre, un hermano y una hermana.
El leit motiv de la EYBA es ofrecer un crecimiento “espiritual” a través de la filosofía, un presunto camino de desarrollo a modo de escalones que comienza cuando los nuevos miembros ingresan como “humanos comunes” (niveles 1 a 3) y que luego evolucionan a Alumnos (4), Genios (5) y Apóstoles (6). Al final aparece el nivel 7, El maestro o El Ángel, un ser reencarnado que representa una evolución. Hasta ahora, el único que alcanzó ese peldaño es Percowicz.
Un dato de color que destaca el informe es que todos los alumnos llaman a Percowicz como “papi” o “maestro” y le deben agradecen cada vez que se comunica. Él es el responsable de todas las decisiones.
Pero por debajo suyo aparecen una serie de figuras jerárquicas que regentean los distintos negocios que tenía la secta: el “coaching” (cooptación de nuevos miembros), el “palomeo” o “geisheo” (explotación sexual de las alumnas), la “cura de sueño” (el mecanismo de coerción que se vendía como tratamiento milagroso) y “el banquito”, la financiera con la que recaudaban dinero de los miembros.
Algunos de los elementos secuestrados en los allanamientos.
Para la fiscalía, esa meta de una “elevación espiritual”, junto con los mecanismos de persuasión y coerción psicológica empleados fueron los que permitieron someter de tal manera a los alumnos hasta llegar a situaciones “perversas y contrarias a la libertad y la dignidad de cualquier ser humano”.
Cómo funcionaba la cooptación
Una de las claves para lograr la completa alienación de los individuos era separarlos de cualquier vínculo que tuviesen puertas afuera. Es por eso que una de las primeras exigencias que los líderes imponían a sus alumnos era cortar con lo que denominaban “familia biológica”, una forma de marcar diferencias desde lo discursivo con lo que sería la nueva “familia”, conformada por miembros de la EYBA que se asignaban al momento de ingresar.
Los responsables de esta “familia” orientaban a los de menor jerarquía en el camino de crecimiento espiritual y los persuadían cuando comenzaban a cuestionar algunos aspectos de la organización de la Escuela. En la jerga, esas críticas responden a sus “yoes bajos”, que deberán “trabajarlos” si buscan ascender en la escala organizativa. Disentir estaba prohibido.
Si las críticas persistían, recurrían directamente a métodos mas cruentos como la “Cura del sueño”, un tratamiento donde suministraban drogas y alcohol a las personas a lo largo de varios días, para mantenerlos en un estado de somnolencia que les permita romper las barreras de defensa de los individuos.
Paradójicamente, este tratamiento se vendía puertas afuera como una “cura” para las adicciones o un tratamiento casi mágico al que acudían clientes de Estados Unidos y Uruguay. Para los alumnos, era un método de control al que le temían por miedo a quedar “adormecidos”. Esta prescripción médica no ocurría solamente durante la internación, sino que hay personas que estarían medicadas de manera permanente para de ese modo poder ser manipuladas, según los investigadores.
Los tratamientos se ofrecían en el “CMI Abasto”, un falso consultorio médico integral ubicado en la calle Guardia Vieja al 4000. El método para captar clientes del exterior consistía en una primera sesión a domicilio, donde se les insistía de manera permanente para que vengan a tratarse a Buenos Aires. Una vez en la clínica era más fácil comenzar a cortar los vínculos con sus familias.
En esos viajes al exterior, según la investigación, aprovechaban para contrabandear psicofármacos y antidepresivos en las valijas de los miembros. También para sacar divisas del país. A esa movida le llamaban “casalito” y era apenas una de las formas de financiamiento. Tres de los 19 detenidos fueron apresados en el Aeropuerto de Ezeiza, cuando salían a hacer una cura.
La camioneta Ford Bronco que fue secuestrada en un country de Zona Norte. (Foto PFA)
Además de estos negocios, la organización se financiaba reclamándole a sus alumnos el “sobre”, un aporte mensual de dinero cuyos montos llegaban a los 10 mil dólares para los rangos más altos. Esto era visto como una prueba de “adoración” a Percowicz. El 29 de junio, día del cumpleaños del líder, había que poner un poco más a modo de regalo. Estiman que este año recaudaron unos 65 mil dólares extra solamente en ese concepto.
Entrenadas para ser “esclavas sexuales”
Uno de los puntos más turbios que detectó la investigación fue el negocio de “palomeo” o “geisheo”, nombre en clave que tenía un entramado de prostitución VIP con empresarios o figuras con poder como clientes. Había un fin recaudatorio, pero también estratégico, ya que algunos de los “W” —así se denominaban los clientes— eran personas que pudieran garantizarle protección a la organización.
Los “W” tenían a disposición a las mujeres en los departamentos de la secta, en hoteles o incluso para viajar al exterior. La justicia registró casos de chicas que fueron en grupo a Estados Unidos o Uruguay para ser entregadas a estos W. Eran harenes a domicilio.
Material pornográfico encontrado en la sede
Para la justicia, esta situación supone “una situación de esclavitud sexual” ya que las “alumnas” se encontraban a demanda de empresarios en el momento y en el lugar que ellos disponían durante largos periodos de tiempo. Esta operatoria era dirigida por al menos cuatro miembros de la organización, pero pasaba siempre por la supervisión directa de Percowicz. La investigación habla de al menos unas nueve alumnas, aunque entiende que hay más.
También señala otro hecho escabroso: las víctimas muchas veces no son conscientes de la situación de abuso en la que viven. Es que todas ellas fueron incorporadas a la organización por sus propios familiares cuando aún eran niñas o adolescentes. Crecieron en un círculo donde la adoración al líder era algo “natural”, que hacían sus propios padres y todas las personas con las que socializaban en su entorno. Lo mismo que los encuentros sexuales.
Lavado de mentes, lavado de activos
El Ministerio Público Fiscal señala un detalle que salta en las escuchas telefónicas realizadas a la cúpula y que es clave para entender el funcionamiento de la secta. Es que si bien hacia sus alumnos promovían la búsqueda espiritual y las conversaciones siempre estaban vinculadas al “yo” y a la “elevación”, las charlas entre los jerarcas estaban siempre relacionadas a temas patrimoniales y financieros. El objetivo era montar una “Escuela-Empresa”.
Una de las fachadas era la firma”BA Group”, una consultora que ofrecía cursos a empresas y organismos públicos sobre “felicidad personal”, “conocerse a sí mismo” y “liderazgo” entre otros temas. Además de una puerta de entrada para captar nuevos miembros, también servía para blanquear los fondos que entraban por la explotación de las personas.
Este dinero luego era canalizado a otras inversiones en el mercado formal, que permitían generar nuevas vías de ingreso de capitales. Una de ellas era el “banquito”, una financiera clandestina que administraba la plata de sus integrantes y les ofrecía instrumentos de inversión tales como “plazos fijos”.
La otra función del “banquito” era adquirir inmuebles en Argentina y Estados Unidos, a través de una estructura de asesores jurídicos y contables, sociedades y fundaciones montadas por miembros de la organización en ambos países. Vía este engranaje Percowicz habría adquirido un edificio en Las Vegas, que se usaría para el alquiler de oficinas.
El viernes, el operativo para descabezar a la secta consistió de 50 allanamientos en simultáneo en Villa Crespo, Belgrano, un country de Zona Norte y el aeropuerto de Ezeiza, donde fueron detenidas unas 24 personas, acusadas de trata de personas agravada por coerción, hurto, lavado de activos, asociación ilícita, ejercicio ilegal de la medicina, expendio irregular de medicamentos y tráfico de influencias.
Además se incautaron más de un millón de dólares, casi 2 millones de pesos, libras esterlinas, euros, material pornográfico, juguetes sexuales, títulos de propiedad y una camioneta Ford Bronco. Los investigadores no tienen dudas: todos los líderes tenían una vida de millonarios.
Una riqueza material, construida a costa de vender riqueza espiritual. Y del sufrimiento de quienes llegaron buscando sanación.
Fuente Clarin