MIAMI, Estados Unidos. – El cardenal Juan de la Caridad García, arzobispo de San Cristóbal de La Habana, dijo en una entrevista con la cadena radial española COPE que las relaciones entre el Gobierno cubano y la Iglesia católica estaban “estancadas”.
“Al principio [el Gobierno] nos echaba a un lado, después hubo conversaciones y hubo muchos progresos en cuanto a la fe. Y ahora estamos estancados, deseamos hablar, porque no hemos tenido facilidades para conseguir lo que pedimos en un diálogo mayor y de un mayor entendimiento en relación a los problemas de la Iglesia y a las necesidades del pueblo”, declaró el cardenal.
De la Caridad García también recordó que al principio de su sacerdocio se encontró con personas que decían “mi Dios es Fidel”, pero que actualmente “en Cuba hay un gran deseo de Dios”.
“En Cuba, durante muchos años, se enseñó a no creer. Pero hoy hay un gran deseo de Dios y, claro, tenemos que catequizar porque ese deseo se puede desviar al sincretismo”, dijo.
Con respecto a la labor social de la Iglesia en Cuba, indicó que los católicos tenían “la obligación de estar cerca de quienes necesitan de un mayor cariño y auxilio”.
“Estar al lado de las personas nos hace conocerlas, saber sus necesidades, amarlas… Y, como seguidores de Cristo, tenemos la obligación de estar cerca de quienes necesitan de un mayor cariño y auxilio”.
Además, precisó que la labor de la Iglesia en un país como Cuba es muy necesaria ante la precaria situación que se atraviesa el país: “Hay una cercanía a los enfermos en la medida de las posibilidades ante la escasez de medicinas. También, en la colecta, la gente lleva viandas y alimentos”.
Asimismo, aludió al trabajo con los reclusos: “Hay una labor de ayuda, con abogados que tratan de aclarar a las familias cómo buscar una liberación de los presos, una disminución de las condenas…”, explicó.
“Quizás no podemos resolver todos los problemas de las personas, pero sí las podemos orientar, consolar, llorar con ellas y llenarlas de esperanza”, añadió.
Antes de concluir la entrevista, el arzobispo de La Habana declaró su preocupación por el panorama de la Iglesia en Nicaragua: “Estamos sorprendidos y asustados de esa persecución. Rezamos y le pedimos al Señor que haya un diálogo, porque conversar allana caminos y que el gobierno deje esa actitud tan agresiva”.
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Fuente Cubanet.org