Los ataques en la petrolífera provincia oriental de Deir Ezzor “apuntaron a infraestructura usada por grupos afiliados al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán“, indicó el vocero del Comando Central, Joe Buccino, en un comunicado.
Buccino señaló que los “ataques de precisión están dirigidos a defender y proteger a las fuerzas estadounidenses de ataques como los del 15 de agosto contra personal estadounidense por grupos proiraníes”, aludiendo a un ataque con drones contra una base de las fuerzas antiyihadistas encabezadas por Estados Unidos que no dejó bajas.
Los ataques del martes alcanzaron a nueve búnkeres en un complejo utilizado para el almacenamiento de municiones y logística, dijo el coronel por separado a CNN. Estados Unidos quería alcanzar a 11 de los 13 depósitos pero el bombardeo no finalizó debido a que detectaron que había gente en su interior, agregó.
“Estados Unidos no busca conflicto, pero seguirá tomando las medidas necesarias para proteger y defender a nuestro pueblo”, agregó el militar.
Irán se desmarca de esos grupos
Pero Irán negó este miércoles cualquier vínculo con los grupos armados atacados por Estados Unidos la víspera en el este de Siria.
“La nueva agresión del ejército estadounidense contra el pueblo sirio es un acto terrorista contra los grupos y combatientes que luchan contra la ocupación y que no tienen ninguna afiliación con Irán”, afirmó en un comunicado el vocero del Ministerio iraní de Relaciones Exteriores, Naser Kanani.
La tensión comenzó a escalar el domingo, cuando un general de la Guardia Revolucionaria “que estaba en una misión en Siria como asesor militar” fue asesinado, de acuerdo a la prensa iraní.
Teherán afirma que el despliegue de sus fuerzas en Siria responde a una invitación de Damasco, solo como asesores.
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica es el brazo ideológico del ejército iraní e integra la lista negra de grupos “terroristas” elaborada por Estados Unidos.
Conversaciones nucleares
Irán y Estados Unidos bajo la mediación de la Unión Europea (UE) llevan meses tratando de revivir el acuerdo nuclear de 2015, roto unilateralmente en 2018 por el entonces presidente estadounidense Donald Trump.
Tras varias idas y vueltas, las negociaciones parecieron encaminarse la semana pasada en el que es, de acuerdo a todas la partes involucradas, el último intento por llegar a un pacto entre Washington y Teherán.
El objetivo de este acuerdo es garantizar el carácter civil del programa nuclear de Irán para evitar que se dote de armas atómicas, a cambio de una relajación de las sanciones internacionales que pesan sobre el país.
Un funcionario estadounidense dijo que Irán ha “hecho concesiones en temas críticos” y calificó de “categóricamente falsos” los informes sobre nuevos compromisos de Estados Unidos.
Washington exige que se prohíba a Irán enriquecer uranio más allá del 3,67% y almacenar más de 300 kilos hasta 2031, y se paralizarían y desmantelarían miles de centrifugadoras, según esta fuente.
Por su parte, Irán ha solicitado “algunos ajustes” a la propuesta de acuerdo presentada por la Unión Europea a los participantes en las negociaciones, dijo el martes el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, a cargo del tema.
En una entrevista con la televisión nacional española, Borrell confirmó que “la mayor parte” de los participantes habían aceptado las demandas iraníes, cuyo contenido no reveló, y que solo “faltaba la respuesta de Estados Unidos”.
Fuente Ambito