Atucha III es uno de los proyectos más grandes que la Argentina firmó con China en los últimos años. Contempla la construcción de la cuarta central nuclear en el país con una inversión del gigante asiático de 8.300 millones de dólares. Será una planta de generación eléctrica con un fuerte impacto también en la generación de empleo, pero los detalles todavía no resueltos del contrato despiertan múltiples interrogantes que no se pueden responder.
Días antes del viaje de Alberto Fernández a Beijing en febrero de este, donde firmó la adhesión de la Argentina a la llamada nueva “Ruta de la Seda”, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, participaba de la firma entre Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA) -la empresa que gestiona las centrales nucleares en el país- y la Corporación Nuclear Nacional de China (CNNC).
Allí acordaron construir la cuarta central nuclear de la Argentina en un plazo de ocho años con una financiación china del 85%, a devolver en un plazo de 20 años y una vez que la central se hubiese puesto en marcha. La realidad económica del país hizo que de ese 85% ahora el Gobierno esté negociando desembolso del 100%. Según pudo saber TN, de no llegar al monto total, el inicio de la construcción de la central podría demorarse.
Si bien las negociaciones ampliación del crédito están en marcha, no están cerca de concretarse. Es así que NASA y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) ya empiezan a pensar que el inicio de la obra puede atrasarse. Lo mismo sucede con la otra veintena de proyectos que la Argentina firmó con China en el último año. Todos ellos no tuvieron avances y siguen negociándose etapas técnicas o de factibilidad.
Una mendocina duda sobre la financiación
“Atucha III pudo ser un buen proyecto hace un tiempo, pero hoy ya no, las condiciones de la argentina son otras”, responde con firmeza Julián Gadano, exsubsecretario de Energía Nuclear, para luego agregar: “implica tomar compromisos por parte del Estado por más de 10.000 millones de dólares, y eso no es una inversión china, es un préstamo chino, es una inversión del estado nacional”.
Por su parte, la diputada nacional por Mendoza (UCR) y secretaría de la comisión de Energía de la Cámara Jimena Latorre se planteó el interrogante: “Se supone que cuando uno firma este tipo de contratos se hace un estudio de factibilidad sobre el financiamiento y la devolución del préstamo, pero en el contexto argentino la pregunta es… ¿cómo la pagará la Argentina?”. Interrogantes que pueden quedar estampados en una firma pero lejos de resolverse en la realidad.
Al mismo tiempo, y en línea con el planteo de Gadano, la diputada Latorre remarcó que “esto no es una inversión de China en la Argentina, sino un financiamiento”. Mientras advirtió que “los argentinos van a tener que pagar esta central durante años”. Según el contrato, la devolución del dinero se realizará en un plazo total de 20 años con un período de gracia de 8, que es lo que llevaría construir la central. En caso que se demora, el repago empezará cuando Atucha III entre en funcionamiento.
¿Tarifas más caras?
La deuda que acumulará la Argentina con China deriva en múltiples preguntas que se hacen los especialistas, de las cuales muchas dudas quedan sin resolver: ¿Qué sucede si el país no cumple sus compromisos con China? ¿Cuál es el plazo real que aceptará el gigante asiático? ¿Quién pagará los millones de dólares? ¿Recaerá en la tarifa final de electricidad y energía?
“El excedente lo va a pagar el consumidor o el Estado nacional a través de subsidios”, explica en diálogo con TN el físico especializado en energía nuclear y profesor de la George Washington University, Alfredo Caro. El especialista es una de las voces más autorizadas y escuchadas del sector nuclear tanto en la Argentina como en el mundo.
Para explicar su hipótesis Caro plantea una simple fórmula: “Según la Secretaría de Energía, el costo promedio de energía producida es de alrededor de 65 dólares por mwh. Hasta que esta central se termine de pagar cerca del año 2046, el costo de energía eléctrica va a ser de entre 200 y 210 dólares por mwh. Es decir, más de tres veces el valor promedio”.
Por su parte, el ingeniero industrial Emilio Apud, exsecretario de Energía de la Nación y exdirector de YPF explicó que “los chinos ofertaron U$S 8.300 millones más intereses para producir 1000 mwh”, pero agregó que “eso se puede producir con U$S 800 millones, es decir, 10 veces menos que la inversión china”. Estas cifras llevaron a que algunos diputados, como Latorre pidieran más precisiones en informes que nunca fueron respondidos.
Tecnología desconocida en la Argentina
Mientras que otro de los interrogantes que se plantean es si la tecnología que tendrá Atucha III es compatible con la de la Argentina, y en todo caso, en qué porcentaje se producirá la transferencia de tecnología para no tener una gran dependencia de terceros países, en este caso con China.
“Es una tecnología diferente a la que históricamente se utilizó en la Argentina”, sentencia la diputada Latorre. Por su parte, el especialista Caro afirmó que “parece extraña una compra de un reactor llave en mano para un país como la Argentina que tiene 70 años de experiencia en, y que se haga sin licitación ni la participación de la industria nacional”. El abastecimiento de los insumos y la puesta en marcha de los mismos hacen dudar a los expertos.
“No hay contribución de desarrollo tecnológico al país con la compra de este reactor”, reafirma Alfredo Caro. La tecnología del Hualong One, el reactor nuclear que se instalará en Atucha III, es muy distinta a la que históricamente se usó en la Argentina. La nueva central funcionará con uranio enriquecido y agua liviana, mientras que las centrales ya instaladas en el país lo hacen con uranio natural y agua pesada.
En ese sentido, Julián Gadano reflexionó que “los reactores grandes son un modelo de negocios que están en crisis en el mundo, al punto que no se construye en Occidente”, para luego rematar: “Es un tipo de reactor pensado para un sistema eléctrico de hace 50 años”. Esta crítica va de la mano con la oportunidad que para todos los encuestados tiene el sistema energético argentino y las respetadas instituciones que forman parte del sector.
Un programa dentro del marco de la Ruta de la Seda
Si bien el proyecto de Atucha III no está concretamente dentro de la llamada iniciativa de la nueva Ruta de la Seda, es uno de los acuerdos más optimistas que China tiene en el país. La construcción de una nueva central nuclear no sólo revaloriza la capacidad del país que la recibe -en este caso la Argentina- sino que también le da un fuerte valor geopolítico al que la financia.
“Entiendo que la compra con China involucra muchas otras variables que exceden lo técnico”, disparó Alfredo Caro, sin precisar más detalles de los motivos detrás de esta firma. Para el especialista, no hay dudas de la intención política detrás de los acuerdos porque “es la forma de entender cómo China le presta dinero a un país como la Argentina con el riesgo país que tiene”.
Mientras que la diputada Latorre no titubeó en señalar que “el kirchnerismo es el que está fogoneando el avance de este proyecto”, Emilio Apud advirtió que “China es una aspiradora de energía, que hay que ponerla en caja y no entregarse como hizo el gobierno kirchnerista, porque es dejar el futuro de nuestros descendientes un muerto muy grande”.
El Gobierno analiza los mecanismos para destrabar las cuestiones de factibilidad de demoraron el proyecto y no permiten la primera llegada de dólares del financiamiento chino para empezar con la construcción de la nueva central nuclear, tal como tenían planeado hacer para comienzo del 2023. La idea de un retraso ya sobrevuela con seguridad en la cabeza de muchos funcionarios del Gobierno.
Fuente Mendoza Today