Agosto cerrará con un piso de 6% de inflación, promediando los datos de las principales consultoras privadas y, pese a los mejores resultados que logre Sergio Massa al frente de Economía, los 12 meses del año acumularán 90 puntos.
La cuarta semana de agosto marcó un alza de 1,7% en los precios de alimentos y bebidas desacelerándose sólo 0,25 puntos respecto al período anterior, y acumulando 6,6% en el mes, según el último trabajo de LCG, que advierte sobre aumentos preocupantes en rubros que conforman la canasta básica como verduras, frutas y panificados.
Mientras se esperan los primeros datos que difundirá el Indec luego de los cambios en Economía, crece la expectativa por el rumbo que afianzará el Gobierno para contener la evolución de precios que, a diferencia de los mercados financieros, aún no le hicieron un guiño al gabinete.
Recién la última semana del mes, Massa se sentó con los líderes del sector de alimentos y bebidas para escuchar sus problemas y comenzar a buscar cómo “ordenar la mesa de los argentinos” y evitar alzas por encima del índice general de inflación.
Para mejorar y acrecentar su producción, como pide el Ministro, las empresas quieren “reglas claras”, que les aseguren acceso a insumos importados, un punto que -según indican- limita las estrategias que diseñan tanto para expandirse en el mercado local como para mejorar los volúmenes de exportación y, al mismo tiempo, unificar el tipo de cambio.
Con la llegada de Gabriel Rubinstein al Palacio de Hacienda, la posibilidad de formalizar un desdoblamiento cambiario cobra fuerza como una de las acciones que puede equilibrar las tensiones que produce la brecha de más de 100% entre el dólar oficial y el informal, en los precios.
Un efecto que se vio claramente en julio cuando se disparó el dólar informal y generó un “shock” de precios que terminó con un pico de 7,4% de inflación.
En este sentido, un trabajo de Analytica señaló que el 60% de los precios está atado al dólar oficial y a la inflación de Estados Unidos, mientras que un porcentaje menor se rige por los dólares financieros.
El 57% de los bienes y servicios del índice de precios al consumidor (IPC) sigue la variación del tipo de cambio oficial y la inflación norteamericana, dice el informe y menciona a las alimenticias y los productores de bebidas no alcohólicas, que representan el 27% del total. Del mismo modo responde el rubro de equipamiento del hogar, que incluye electrodomésticos, bienes no durables y el servicio doméstico con peso mayoritario.
En contraste, indumentaria, textiles y calzado, cuya participación en la canasta de consumo es de 9,9%, siguen las variaciones de los dólares financieros y algo similar sucede con el automotriz y los combustibles.
El informe advierte que las empresas y comercios están incorporando al dólar bursátil en sus estructuras de costos, anticipando la devaluación, pero por el momento no de forma masiva.
Sin embargo, al analizar en detalle, la dinámica de los precios, considerando además los impactos del tipo de cambio oficial y la inflación importada, esta nueva variable muestra resultados significativos, plantea, en una señal de alerta sobre el impacto que puede traer la persistencia de la brecha tanto en los precios de septiembre como en 2023.
“En ausencia de grandes variaciones en el crédito al sector privado, los márgenes empresariales medidos en dólares están siendo la variable de ajuste“, aseguran desde Analytica y describen que “esta tendencia podría cambiar en 2023”.
En ese sentido refleja que, tal como sucedió en 2015, mayores expectativas de saltos devaluatorios a partir del cambio de gobierno “podrían impulsar un adelantamiento generalizado en las posiciones de cobertura y un aumento de las ganancias medidas en dólares que signifiquen una tasa de inflación más elevada.
Fuente El Cronista