Aunque la Convención Constituyente se instaló el año pasado con una aprobación cercana al 60%, hubo “ciertas polémicas” vinculadas a sus miembros, de los cuales la mayoría no pertenecía a partidos políticos, que “defraudaron a buena parte de las personas que apostaron por estos nuevos nombres como portadores de la voluntad popular”, señaló Rodrigo Espinoza, coordinador académico de la Escuela de Ciencia Política de la Universidad Diego Portales.
Según Espinoza, la campaña de “fake news” promovida desde la derecha también aportó a esto, que se tradujo en temor por parte de la población indecisa, que se estima es de entre el 10 y el 15%.
Sondeos
Las últimas encuestas dan en general una victoria al rechazo con alrededor del 45% de intención de voto, mientras que la aprobación alcanzaría un 35%.
Para el abogado constitucionalista Javier Couso, quien también es académico de la Universidad Diego Portales, el hecho de que los convencionales independientes no se hayan identificado dentro los partidos tradicionales, pero que luego la mayoría de ellos se haya mostrado más inclinado hacia la izquierda les juega en contra en los sondeos.
Por su parte, el politólogo Marcelo Mella Polanco apuntó que “este nuevo proyecto no conecta con el sentido común de la mayor parte del electorado, que quiere cambios, pero de forma gradual”.
De hecho, el contenido de la nueva Carta Magna ha recibido críticas tanto de la derecha como desde el oficialismo, que propone modificaciones en el caso de ganar la aprobación, por considerarla controvertida en algunos aspectos, como el nuevo Poder Judicial, el consentimiento indígena para cambios constitucionales, el reemplazo del Senado por una Cámara de las Regiones y la reelección presidencial.
Mella opinó que si ganara el rechazo, potenciaría “la recuperación del centro político en Chile”, mientras que de vencer el “sí” se incrementaría la polarización y las presiones hacia el Gobierno de Boric para implementar el texto constitucional.
Escenarios
“El escenario del ‘apruebo’ favorece una lógica de mayor polarización. El escenario del rechazo significa, a mi juicio, un escenario o conlleva un escenario de convergencia hacia el centro de los actores, de los actores moderados, en la búsqueda de terminar con éxito el proceso constituyente en un segundo impulso”, explicó, en referencia a la postura de ciertos sectores de la derecha, que promueven el voto en contra, pero están a favor de reformas del texto vigente.
Por ello, Espinoza opinó que, de vencer el rechazo por un margen mínimo, daría pie a un nuevo proceso Constituyente, pero que este se demoraría meses e incluso años, con mayor moderación en cuanto a los puntos sobre la paridad de género y derechos de los pueblos originarios.
En cambio, si el margen fuese muy amplio en favor del rechazo, esto podría derivar en intentos de desestabilización contra el Gobierno, debido al presunto intervencionismo electoral del que se acusa al oficialismo.
En esta elección, el voto será obligatorio por primera vez para los todos los mayores de 18 años, lo que debería aumentar la cantidad de votantes, por lo que se esperan cifras históricas, en un país que apenas ha rebasado el 50% de participación electoral en años anteriores.
A pesar de las expectativas, Couso cree que no hay forma de determinar la influencia de los nuevos votantes, que estima en aproximadamente dos millones, especialmente si se considera que al menos medio millón de chilenos que viven en el extranjero no están registrados en el Servicio Electoral y no podrán votar. “Estamos en una incertidumbre electoral muy alta”, dijo.
Por su parte, Mella consideró que inevitablemente habrá una participación masiva debido al carácter obligatorio de los comicios, y apuntó que será determinante el grupo etario de mayores de 40 años, que se identifica más con los sectores conservadores y, por lo tanto, descartó que exista un resultado progresista similar a las dos últimas elecciones.
Fuente Ambito