La renuncia silenciosa, de hecho, se viralizó en TikTok, causó ruido entre los jóvenes, y se trataría de “simplemente hacer lo mínimo que se espera de uno en su trabajo”.
Esta actitud, por supuesto, comenzó a generar “frustración” en quienes tienen cargos directivos en empresas, ante la renuencia de los empleados en el esfuerzo.
Una filosofía detrás de la renuncia
Según se advierte, no se trata de evitar hacer el trabajo, sino de tener una “vida significativa” afuera del mismo. El trasfondo es que, después de múltiples recesiones y una pandemia global, los millennials y la generación Z (la nacida con el Siglo XXi), suelen no tener las mismas oportunidades laborales que tuvieron sus padres. Muchos de ellos esperaban una progresión relativamente sencilla en la vida, pero terminaron enfrentando contratos precarios e incertidumbre laboral.
Como respuesta a esta decepción, un estudio realizado por la consultora Deloitte descubrió que los jóvenes “buscan cada vez más flexibilidad y propósito en su trabajo, además de equilibrio y satisfacción en sus vidas”.
Es decir: rechazan el estilo de vida de vivir para trabajar. Trabajan pero no permiten que el trabajo controle sus vidas.
Incluso, una encuesta de 2021 en la que se entrevistaron a 2.017 trabajadores de Reino Unido, realizada por Glassdoor, un sitio web que analiza empleadores, encontró que más de la mitad de los entrevistados sentía que le “faltaba equilibrio entre el trabajo y la vida personal”.
Renunciar en silencio tiene como objetivo restablecer ese equilibrio, en situaciones donde el trabajo “sacó” tiempo de la vida personal, y en el que el salario, definitivamente, no mueve el amperímetro ni permite una evolución en la escala social.
Fuente Ambito