Juan Vucetich, el creador del primer sistema dactiloscópico argentino, nació el 20 de julio 1858 en Hvar, ciudad que en la actualidad forma parte de Croacia, y emigró a la Argentina en 1882, donde seis años más tarde ingresó en el Departamento Central de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, en la ciudad de La Plata.
Allí, implementó un sistema de identificación antropométrica, en el cual advirtió que en las huellas ubicadas en las terceras falanges de los dedos se podían encontrar rasgos únicos e irrepetibles que permitían la identificación humana, en el cual logró mecanizar y clasificar esos diseños.
En la actualidad, la Dirección de Antecedentes de la policía bonaerense está a cargo de Diego Besombes, quien relató con orgullo a esta agencia el trabajo que realizan día a día.
“Nuestro trabajo es como las huellas. Lo cumplimos en silencio. Actuamos en todos los hechos y nos involucramos en cada caso criminal de la provincia. Es un área netamente técnica. Mejoramos en términos informáticos, pero después de 131 años la idea de seguir identificando a las personas a través de las huellas sigue intacta”, describió Besombes.
En ese sentido, las fuerzas provinciales y federales del país cuentan con el Automated Fingerprint Identification System (AFIS), una herramienta que permite ordenar las de huellas y archivo.
“Cuando un perito va al lugar de los hechos para levantar huellas, se ingresa al sistema AFIS y se compara con la base de datos que tenemos de quienes tienen un proceso penal y si esas huellas le corresponden a una persona. De esa forma, le damos nombre y apellido a las huellas que se encuentran en los hechos”, relató el director de Antecedentes de la policía bonaerense.
El almacenamiento y procesamiento de grandes cantidades de información es crucial ya que se calcula que la Policía Federal Argentina (PFA) tiene registradas más de 25 millones de fichas dactilares.
“Es un trabajo muy difícil porque no existe en el mundo dos personas que tengan el mismo diseño dactilar. Es un universo gigante”, describió a Télam Denise Juri, integrante de la Unidad de Identificaciones Especiales de la PFA.
En ese sentido, la licenciada en criminalística agregó: “Los diseños de las huellas dactilares no cambian a lo largo de nuestra vida y los tenemos desde que estamos adentro de la panza de nuestras madres. Eso nos permite identificar a una persona desde el nacimiento hasta su muerte”.
Besombes agregó que las huellas “no tienen margen de error. Es un sistema de identificación directo por lo que tiene ciento por ciento de efectividad. Tampoco puede haber coincidencia entre huellas dactilares. Lo único que puede suceder es que la huella esté mal tomada”.
Por otro lado, Juri relató que sus principales labores en la PFA consisten en “identificar a personas NN, conocer los antecedentes de cualquier persona que esté detenida o identificar a alguien que tuvo un accidente y está en el hospital sin el documento”.
“Con sacarle un juego de fichas dactilares a la persona, podemos hallarla consultando en el sistema AFIS o en el archivo manual dactiloscópico”, detalló la oficial de la PFA y añadió: “Cuando se hace una denuncia de la desaparición de una persona, tratamos de conseguir su ficha dactilar para que en el hipotético caso de que tengamos a una persona que está como NN en un hospital de cualquier lugar del país, nosotros podamos identificarla”.
Al respecto, Juri recordó la actuación de la Unidad de Identificaciones Especiales en el caso de Luciano Arruga, el adolescente de 16 años que desapareció en 2009 cerca de un destacamento policial del partido bonaerense de La Matanza y que fue encontrado enterrado en el cementerio de la Chacarita como NN.
“Como la familia lo buscaba en provincia y él falleció en la Capital Federal, nunca se habían cruzado datos. Como él no tenía hecha la renovación de DNI o cédula de identidad no se pudo identificar en ese momento el cadáver. Siete años después, trabajando dactiloscópicamente, pudimos comprobar que había sido enterrado como un cadáver NN. A raíz de eso, su familia pudo saber dónde estaba”, relató.
Por último, la oficial de la PFA consideró esencial la comunicación con otras jurisdicciones para hallar a las personas que tienen pedido de paradero vigente.
“Hay un convenio del 2011 de la PFA con las fuerzas provinciales para unificar los registros. A partir de eso, contamos con toda la información de todo el país. Eso fue muy importante para que no se pierda información entre las jurisdicciones”.
Por Ian Werbin.-
Fuente Ambito