Los informes de que Israel ha pospuesto el inicio de la producción de gas en el campo de Karish hasta octubre parecen hacerle el juego a Hezbollah en la campaña cognitiva que está llevando bajo el telón de fondo de las negociaciones sobre la demarcación de la frontera marítima entre Israel y el Líbano.
Por Orna Mizrahi
Los informes de que Israel ha pospuesto el inicio de la producción de gas en el campo de Karish hasta octubre parecen hacerle el juego a Hezbollah en la campaña cognitiva que está llevando bajo el telón de fondo de las negociaciones sobre la demarcación de la frontera marítima entre Israel y el Líbano.
Seguramente Nasrallah atribuirá este retraso a sus frecuentes amenazas: no dejará que los hechos se interpongan en su camino e ignorará las explicaciones de que, en cualquier caso, el inicio de la producción estaba previsto para el último trimestre de 2022.
Israel, por supuesto, no puede ignorar las amenazas de Nasrallah y, por lo tanto, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) se están preparando para proteger la plataforma y defenderse de cualquier posible escenario de escalada militar.
Al mismo tiempo, el verdadero juego está en marcha en el campo político y la aparente postergación del inicio de la producción de gas del campo Karish amplía la ventana de oportunidad para llegar a un acuerdo entre las partes.
En esta etapa ha surgido optimismo en cuanto a la posibilidad de llegar a un acuerdo.
Parece que la discusión en este momento se refiere a la propuesta de que Israel y el Líbano acuerden que, en paralelo al inicio de la producción de Karish, también se iniciará la exploración en el campo de gas Qana-Sidon en el lado libanés.
Por su parte, Israel recibirá una compensación financiera por su participación en este campo, si efectivamente se encuentra petróleo en cantidades comerciales.
Esta es una oportunidad para Israel que no debe perder en vista de las ventajas sobresalientes para él, que se encuentran en el acuerdo con el Líbano en los niveles estratégico, de seguridad y económico.
Sin embargo, recientemente han surgido nuevos obstáculos por parte de Israel, que pueden perjudicar las posibilidades de llegar a un acuerdo, o al menos retrasarlo.
Las elecciones en Israel están programadas para el 1 de noviembre, y parece que el gobierno israelí tendrá dificultades para llegar a un compromiso con el Líbano en este período delicado, que la oposición en Israel considerará como una debilidad y una concesión.
Además, el gobierno israelí debe abordar el reclamo legal planteado recientemente por los partidos de la oposición, a saber, que un acuerdo con el Líbano significa una concesión territorial y como tal debe aprobarse en un referéndum, a menos que sea aprobado por una mayoría de 80 miembros de la Kneset (Parlamento).
Esta afirmación es rechazada por algunos juristas y provoca un debate jurídico y público que puede perjudicar el interés de Israel por llegar a un acuerdo con el Líbano.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora