El mendocino José Octavio Bordón es una de las personas que más conoce acerca de lo que está ocurriendo en Chile, donde fue embajador entre 2015 y 2019, y que este domingo vive su crucial plebiscito del “Apruebo” o “Rechazo” el texto de la nueva constitución nacional.
En ee contexto, el otrora embajador argentino en ese país, habló con Diario Clarín acerca de lo que ocurre en el país trasandino.
– ¿Qué se está jugando en Chile este domingo?
– Se está jugando un momento muy importante, Chile fue un verdadero ejemplo de cómo convivir desde 1990, que no recibió como se dice una situación excelsa desde el punto de vista socioeconómico. Obviamente no fue tan dramático como aquí desde el punto de vista institucional de la dictadura. Y logró modernizar el país, tener estabilidad y disminuir notablemente la pobreza e incluir a muchas personas de la sociedad. Ciertamente lo que se vivió en el 2019, yo estaba ahí presente como embajador y lo viví plenamente porque nuestra residencia estaba en el medio donde fue el conflicto y creo que junto con un hotelito que está al lado, el único lugar no destrozado, fue una explosión donde la inmensa mayoría fue pacífica. Hubo diversas demandas, no todas compatibles y un grupo muy pequeño, con más anarquismo que ideología de derecha e izquierda, y también un aprovechamiento de grupos del narcotráfico.
– ¿El plebiscito de este domingo es una secuencia…?
– Ahí nace de alguna manera, ante el peligro de la disrupción institucional, una de las demandas importantes que ya venían incluso con la propuesta de la presidenta Bachelet de una reforma constitucional. Esto no impidió las dificultades pero obviamente ordenó y permitió una salida dentro de la continuidad democrática que por suerte Chile está viviendo y la verdad que el día del traspaso, el día de la elección (se refiere a la de Boric) fue ejemplar porque dialogaron desde los extremos hasta el medio. Hoy estamos viendo no la entrada sino la salida, a partir de lo que también estaba previsto que es el plebiscito, pero este plebiscito se efectúa bajo una modalidad totalmente diferente a la de la entrada.
– ¿Eso que dice usted justifica lo traumático que en realidad ha sido este plebiscito, con un alto nivel de rechazo y polarización?
– No, yo creo que tuvo una racionalidad, y es que una decisión tan fuerte y tan profunda como reformar una Constitución tenía que tener. Y tenía que recuperar lo que en Chile habían perdido que es no solamente el padrón universal, que sí lo habían incorporado con la reforma ya en tiempos de la democracia, sino también la obligatoriedad del voto, para darle una mayor participación a toda la sociedad y no solamente a los sectores más activos. Y vemos un presidente muy comprometido con las demandas del 2019, pero totalmente comprometido también con la continuidad del funcionamiento democrático y republicano, con más espacios de participación pero manteniendo valores. Partidos, iglesias, Justicia, Congreso, están por encima de todos.
– Pero el nivel de rechazo al plebiscito es muy alto. ¿A qué cree qué se debe?
– Las encuestas muestran que en los últimos 15 días se acercó un poco la aprobación a la mayoría del rechazo, pero todavía las encuestas con mejor tradición están hablando de una diferencia entre 7 y 11 puntos. El presidente no puede negar que está a favor, pero ciertamente fueron muy cuidadosos y hubo críticas desde su propio sector que no comprometían suficientemente al gobierno en esto. Frente a esta situación y frente al cuidado que tuvieron también los que están por el rechazo, muchos de los principales dirigentes de centroderecha o de centroizquierda, o del centro, también hubo una acción que no creo que haya influido demasiado de lo que uno podría llamar fake news, o sea, papeles supuestamente de la constitución que no era lo que decía la constitución, asustando a la gente. Pero más que eso yo creo que puede influenciar que así como hay mucho apoyo, por ejemplo, a mejorar la participación de la mujer, reconocer la existencia de partes de la sociedad chilena que necesitan tener una mayor representatividad, mejoras del funcionamiento institucional, esta cantidad de elementos que obviamente ha provocado apoyo, también en alguna gente, ha provocado preocupación.
– Pero una amplia franja no están a favor de la desaparición del Senado ni de las autonomías para los pueblos originarios, que ponen en peligro la integridad del Estado…
– Como te dije, fue una Constitución, que en mí opinión, expresa una cantidad de demandas. Y una Constitución debe no solamente sumar las demandas sino organizar como un proyecto de país conjunto, para todos. En el caso de Chile no digo que los esté destruyendo pero que sí al ser casuística deja abierta demasiadas puertas. Y esto creo que puede ser la causa, si finalmente… yo creo que va a haber dos valores que van a jugar. El punto positivo de ambas partes, de parte de ciertos sectores de la oposición, pero también con ciertas opiniones desde los sectores que aprueban, es un compromiso que no tiene valor legal de que se apruebe o se rechace pero hay que sentarse para ajustar algunos temas que hoy dividen. Es un buen punto de partida.
– ¿Ese punto es un buen ejemplo para la Argentina como política de Estado?
– Ese principio está bien, hay que ver cómo se concreta. Por la larguísima relación que tengo con Chile de todas mis conversaciones, no puedo decir nombres, te digo sí que ayer a la noche (por el jueves) había reuniones y había cenas en distintas casas, donde gente de diversos sectores políticos se reunían a cenar o a conversar o a desayunar, Y están tomando desde distintos sectores, un fuerte compromiso para el caso de que hubiera rechazo (en el plebiscito de este domingo) de ponerse de acuerdo para con un nuevo sistema pero que garantice la más amplia participación.
– ¿Constituye un peligro a la propia integridad regional argentina la existencia posible de autonomías de pueblos originarios en Chile que pudieran colisionar con territorio actual de la Argentina?
– A ver, en el caso de Chile lo que ha habido hasta ahora, incluido el gobierno de Gabriel Boric, han sido distintos volúmenes del reconocimiento. Hubo sectores originarios de esa comunidad que fueron privados por la fuerza, y que fueron marginados incluso por sociedades democráticas que no alcanzaban a todo y que en ese sentido había que dar una cantidad de espacios. Lo que nunca he escuchado de ninguna fuerza mayoritaria en Chile, ni de la centroderecha ni de la centroizquierda y tampoco ha sido la actitud del actual gobierno, es que se ponga en duda la soberanía del Estado chileno y por esa razón el propio presidente Boric tuvo que tomar una serie de decisiones y garantizar con las fuerzas federales la seguridad de todos, tanto de militantes mapuches, muchos de ellos, la mayoría pacíficos, que a veces son agredidos, como también la agresión de grupos minoritarios que no siempre son, en mi experiencia, no todos son mapuches.
– ¿Pero son peligrosas sus autonomías para la Argentina?
– No, yo creo que no. Lo único que necesitamos es, primero, ser amplios y comprensivos con todas las minorías que merecen ser mejor reconocidas en la Argentina. Todas las minorías. Segundo, cuando algunos grupos de mayorías o de minorías rompe con la Constitución y las leyes, no se necesita una ley antiterrorista, yo creo que la Justicia Penal es suficiente como para defender los derechos de propiedad que estén bien habidos por los actuales representantes, porque puede haber casos mal habidos. Que estén bien habidos, de acuerdo a la Constitución y las leyes de la Argentina, y que la fuerza pública tiene que poner orden. Se necesitan las dos cosas. Lo que yo creo que se puede, porque nosotros en ese sentido vivimos en Sudamérica una situación de paz entre los países en términos de sus sistemas de defensa. La Argentina en eso ha tenido un papel único, desde el día en que asumió el presidente Alfonsín.
– ¿Por qué Argentina no hay una explosión social como la hubo en Colombia, Ecuador, Chile?
– Bueno, la Argentina tiene una explosión bajo control, que fue el cambio dramático del proceso electoral, donde el oficialismo ha perdido en lugares donde tradicionalmente no perdía la elección. O sea que ha habido una explosión electoral, que no ha quitado que el oficialismo sigue teniendo una fuerza importante. Pero que repite lo mismo que vivimos con la Alianza, lo mismo que vivimos con Cambiemos y lo mismo que estamos viviendo hoy con el Frente de Todos, que es que no necesariamente las exitosas coaliciones electorales se convirtieron en exitosas coaliciones de gobierno. Sería hora de que nos demos cuenta todos, principalmente los dirigentes, que frente a estos hechos no hay una población, no hay un pueblo, como a algunos les gusta decir, que esté totalmente de acuerdo con marchar en una dirección absoluta de uno u otro. Salvo que queramos ir a la anarquía o al autoritarismo. Entonces sí todavía somos mayoría los que queremos funcionar en un sistema democrático, pero que no estamos conformes con cuál es la gestión de los gobiernos, de los partidos, de las Legislaturas, no estamos conformes con la gestión que muchas veces tienen las instituciones de la sociedad civil.
Fuente Mendoza Today