La Comisión Europea ha enterrado este martes el MidCat. El Ejecutivo comunitario deja en manos de los Estados la finalización del gasoducto que uniría España y Francia, lo que, en la práctica, supone el tiro de gracia al proyecto. Este lunes, el presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró su firme oposición a la infraestructura, mientras que España siempre ha defendido que una de sus condiciones para ponerla en marcha es que reciba financiación comunitaria. El lavado de manos de Bruselas deja sin apoyo político al Gobierno español, que confiaba en algún tipo de señal por parte de la Comisión Europea que se pudiera traducir en un respaldo a su propuesta, y condena la idea a la vía muerta.
“Lo que puedo decir, muy simplemente, sobre esto es que cualquier proyecto de infraestructura transfronteriza adicional que conecte la península ibérica con el resto de Europa debe ser analizado por los Estados miembros involucrados y el promotor”, expresó en una rueda de prensa el portavoz de Energía del Ejecutivo comunitario, Tim McPhie. Sin que Francia y España estén de acuerdo, Bruselas apuesta por no involucrarse en el asunto, por mucho que haya voces dentro del Ejecutivo comunitario que creen que en este caso habría que alinearse con España.
“En este momento, no puedo dar una posición sobre un proyecto específico. Es necesario que los Estados miembros y el promotor del proyecto avancen sobre la viabilidad del proyecto y es en ese momento en el que podemos dar una posición”, repitió. La rotunda negativa de Macron este lunes ha provocado un cambio de discurso en el Ejecutivo comunitario, que ha adoptado un mensaje más cauto. Hace solamente algunos meses el vicepresidente Frans Timmermans, encargado de la cartera de transición ecológica, subrayaba la importancia estratégica de las conexiones entre la Península Ibérica y el resto de la Unión. “Si queremos tener éxito en crear un mercado global de gas natural licuado, tenemos que aprovechar todo el potencial de las terminales de gas natural licuado en la Península Ibérica. Y para hacerlo, este gas tiene que encontrar su camino hacia el resto de Europa”, aseguró en su momento el holandés.
Así ha reaccionado Bruselas un día después de que el presidente de Francia, Emmanuel Macron insistiese en el rechazo de su país al proyecto que conectaría España y Francia con un gasoducto que atravesaría los Pirineos, aumentando el nivel de interconexión de la península ibérica con el resto del continente.
En concreto, Macron dijo que no comprende “el problema a corto plazo que se intenta resolver” con la construcción del MidCat y argumentó que las otras dos tuberías que unen actualmente los dos países, por el País Vasco y Navarra, están “infrautilizadas” porque desde febrero se están usando al 53% Para la Comisión Europea siempre es difícil apretar las tuercas a París, pero más ahora, cuando necesita unidad política y una buena coordinación con Alemania y Francia en la preparación de planes ante el invierno ante la amenaza de Rusia. La posición tajante de Macron ha cerrado cualquier posibilidad de que desde Bruselas se intentara presionar al Elíseo.
El portavoz de Energía de la Comisión Europea recordó que el MidCat no consta en la lista de proyectos de interés común (PIC) de la UE porque las autoridades francesas y españolas decidieron dejarlo “en pausa” a la espera de “nuevas evaluaciones” tras constatar que el proyecto no estaba “maduro”. Tanto España como Francia se opusieron a que el proyecto se integrara en la lista de PIC en 2019. Haber sido declarado PIC habría permitido al proyecto acceder a la financiación del Connecting Europe Facility (CEF), un fondo europeo “para impulsar la energía, el transporte y la infraestructura digital” y que entre 2021 y 2027 cuenta con un presupuesto de casi 6.000 millones de euros.
También subrayó que, de acuerdo con la nueva legislación en materia de infraestructuras energéticas aprobada recientemente, no se pueden financiar con recursos europeos aquellos proyectos basados en combustibles fósiles como el gas. Esto excluiría de la posibilidad de recibir fondos europeos un potencial proyecto que recupere la idea del MidCat y sirva únicamente para transportar gas. “Lo que potencialmente podría financiarse son proyectos de infraestructuras de hidrógeno. Podría tener estatus de PIC bajo como corredores prioritarios de hidrógeno. Pero ni es ni ha sido un PIC“, dijo. Pero con voluntad política, y todavía más en estos momentos en los que se busca desesperadamente alternativas al gas de Rusia, pocos dudan en el Ejecutivo comunitario que podría encontrarse una vía fácil para que el proyecto contara con financiación en caso de que España y Francia estuvieran de acuerdo.
A nivel general, el portavoz de Energía de la Comisión Europea insistió en que toda nueva inversión que conecte las terminales de gas natural licuado (GNL) de la península ibérica con la red gasística europea a través de infraestructuras “preparadas para el hidrógeno” podría “contribuir a diversificar más el aprovisionamiento de gas en el mercado interno” y “ayudaría en el potencial futuro de hidrógeno verde” de España y Portugal y el norte de África. Pero, de nuevo, reiteró que el proyecto que desea España “no está en el punto en que [la Comisión Europea] pueda evaluar si puede recibir fondos”.
Ribera no tira la toalla
Pese a los dos mazazos de las últimas 24 horas, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, aún confía en la viabilidad del MidCat. En la rueda de prensa posterior a la reunión semanal del Ejecutivo, la también vicepresidenta tercera ha recordado que, pese a haber sido excluida como proyecto estratégico antes de que estallara la crisis actual, la infraestructura sí figura en el anexo de infraestructuras del plan RePowerEU aprobado por el Consejo Europeo ante del verano.
Es por ello que el Gobierno seguirá dando la batalla en Bruselas. Ribera ha afirmado que llevará esta cuestión a la reunión extraordinaria de ministros de Energía que tendrá lugar el próximo viernes y ha retado a Francia a presentar en ese mismo foro sus argumentos para oponerse al proyecto: “Si hay un Estado miembro que considera que esta propuesta no es la mejor o presenta problemas técnicos o financieros que tiene que resolver, es bueno que por espíritu europeísta lo pueda plantear con tranquilidad”.
Para la ministra de Transición Ecológica, el problema de fondo, que radica en la seguridad de suministro de gas, sigue ahí, aunque ha reiterado que la infraestructura carece de sentido si no se adapta al transporte de hidrógeno verde una vez que la Unión Europea abandone el uso de hidrocarburos. Ese aspecto, concluyó Ribera, es el que justificaría la financiación comunitaria, que el Gobierno siempre ha puesto como condición para finalizar la obra.
La Comisión Europea ha enterrado este martes el MidCat. El Ejecutivo comunitario deja en manos de los Estados la finalización del gasoducto que uniría España y Francia, lo que, en la práctica, supone el tiro de gracia al proyecto. Este lunes, el presidente francés, Emmanuel Macron, reiteró su firme oposición a la infraestructura, mientras que España siempre ha defendido que una de sus condiciones para ponerla en marcha es que reciba financiación comunitaria. El lavado de manos de Bruselas deja sin apoyo político al Gobierno español, que confiaba en algún tipo de señal por parte de la Comisión Europea que se pudiera traducir en un respaldo a su propuesta, y condena la idea a la vía muerta.
Fuente El Confidencial