LA HABANA, Cuba. – Escasa variedad de productos, baja calidad de los que estaban en venta y precios elevados: ese es el panorama que encontraron los miles de habaneros que asistieron el pasado fin de semana a las fiestas populares organizadas por el Gobierno provincial para cerrar el verano.
Además de dar por concluido el periodo estival, las fiestas “cumplieron la misión de cubrir el vacío que dejó la suspensión de los carnavales por causa de los problemas que tiene el país con la generación de electricidad”, según dijo a CubaNet, “para que no se fuera a tergiversar nada”, Idania Fraga Serrano, funcionaria de la Empresa de Gastronomía y Comercio de La Habana Vieja.
A diferencia de los carnavales, que tradicionalmente se celebran en el Malecón de la ciudad y sus áreas aledañas, las actividades se trasladaron a los municipios para facilitar el acceso de la población y descentralizar las concentraciones de personas, según la funcionaria.
“Para eso se garantizó que todos los territorios pudieran contar con un número importante de ofertas. ¿Los precios? Los que están establecidos en la carta técnica de las unidades, los mismos que ya todos conocemos”, también apuntó.
En los improvisados quioscos se ofertaban combinaciones de arroz moro, vianda, ensalada y un muslo de pollo, todo a 250 pesos. La misma opción de arroz moro, vianda y ensalada, pero con bistec o lomo de cerdo, costaba 350 pesos. El pan con lechón asado tuvo un precio de 80 pesos.
“Todo muy caro; el Estado vende igual o peor de caro que los particulares. Lo peor es que la calidad es malísima. Después que compras las cosas te dan ganas de botarlas, sobre todo el puerco porque es como si la carne estuviese falta de refrigeración: tiene mal olor y sabe rancio”, lamentó Yondel Alonso Castillo, quien asistió a las fiestas en el municipio de La Habana Vieja.
En el caso de las bebidas, por vez primera en más de una década se permitió venta de cerveza en pipas, a 20 pesos el pomo de un litro y medio. A pesar de que la mayoría de los consumidores se quejó de su calidad, la población continuó comprando el producto por ser la oferta económicamente más asequible.
“La cerveza estaba aguada, sin gas ni alcohol. Un agua de churre como se suele decir, pero había que tomársela”, señaló Daniel Ibarra en Centro Habana. El entrevistado también criticó que un vaso de seis onzas de cerveza dispensada costara 50 pesos.
Por su parte, los refrescos y cervezas enlatadas, todos de importación, costaban desde 130 y 160 pesos en adelante, respectivamente.
“Supuestamente hay bloqueo, pero los quioscos tenían Coca Cola, a 220 pesos. No entiendo nada. Nosotros somos cuatro, mis dos hijos, mi esposo y yo. Una comida para cada uno, un refresco para cada niño y una cerveza para nosostros los adultos, salió en casi 1 500 pesos. No hay quien pueda”, apuntó Claudia Herrera, en Arroyo Naranjo.
Alexis Iglesias García, exadministrador de un puesto de venta de productos gastronómicos en Arroyo Naranjo, dijo a CubaNet que antaño las fiestas populares tenían tarifas con precios diferenciados al alcance de la mayoría de la población y que ahora desconoce por qué se dejaron de aplicar.
Cerca de la medianoche de las tres jornadas que duraron las fiestas populares ya se habían agotado todas las ofertas.
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Fuente Cubanet.org