MADRID, España.- “Yo soy la canción que canto; sea cual fuere su compositor. Por eso, cuando no siento profundamente una canción, prefiero no cantarla”, dijo el gran cantante, compositor y pianista Ignacio Villa, quien pasó a la historia de la música cubana como el gran Bola de Nieve.
Precisamente este sentimiento que ponía en sus interpretaciones, fue uno de los elementos que hicieron trascender a canciones como “Ay amor”, “Drumi, Mobila”, “No quiero que me olvides”, “Pero tú nunca comprenderás” y “Si me pudieras querer”.
Ignacio Jacinto Villa Fernández, uno de los músicos cubanos más carismáticos, nació el 11 de septiembre de 1911 en Guanabacoa, La Habana.
Influenciado por su madre, Ignacio Villa matriculó en el capitalino Conservatorio Mateu a los doce años. Desde entonces no abandonó la música, haciendo su debut en los años treinta en el cabaret “La Verbena”, de Marianao.
En estos primeros años trabajó como pianista acompañante en las proyecciones de películas silentes, en el cine Carral, de su ciudad natal.
Muy pronto lo descubrió la exitosa Rita Montaner y le pidió que la acompañara al piano en sus presentaciones en el hotel Sevilla de La Habana. Este encuentro con “La Única” contribuiría a catapultar su carrera.
Con Rita Montaner realizó una exitosa gira por México que le hizo alcanzar fama mundial. A partir de entonces Bola de Nieve se presentó en escenarios de Argentina, Chile, Perú, España, Francia, Dinamarca, Italia y China, entre otros.
Aunque hay diversas teorías, la mayoría de los musicólogos coinciden en que fue precisamente Rita Montaner quien le puso el apodo “Bola de Nieve”; y que en el mencionado viaje a México la cantante ordenó que escribieran en el cartel de presentación “Rita Montaner y Bola de Nieve”.
Además, compartió escenario con grandes artistas como Teddy Wilson, Lena Horne, Ary Barroso, Libertad Lamarque y Esther Borja.
En los años cincuenta ya había alcanzado relevancia tanto fuera como dentro de Cuba. La cadena radial CMQ transmitía “El show de Bola de Nieve”, un programa donde Ignacio Villa invitaba a reconocidos músicos del momento.
A partir de 1965, su actuación cada noche en el restaurante habanero “Monseñor” se convirtió en un suceso artístico que trascendió en la cultura nacional.
El 2 de octubre de 1971, mientras dormía en una escala en Ciudad de México, de un viaje que lo llevaría hasta Perú, Bola de Nieve murió de un infarto cardíaco.
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Fuente Cubanet.org