MIAMI, Estados Unidos. — La llegada al poder ejecutivo en Colombia del exguerrillero Gustavo Petro parece confirmar el sostenido avance de ideas y líderes de inclinación totalitaria y procomunista en nuestro continente.
Parafraseando la famosa expresión de Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista (1948), podemos afirmar: “Un fantasma recorre América Latina: el fantasma del comunismo”.
No deja de ser curiosa la situación que padecemos, ya que el fantasma del comunismo cobró vida como régimen político-económico en Rusia en 1917 y rigió los destinos de la Unión Soviética (URSS) durante 74 años para, afortunadamente, desaparecer en diciembre de 1991.
Mosca en la URSS
Por considerarlo demasiado valioso y útil, vamos a traer a escena al insigne pensador político italiano Gaetano Mosca (1858-1941). Mosca estableció en La Clase Política (1896) un criterio político para dividir a la sociedad en dos clases: clase gobernante y clase gobernada. Contrariaba así el criterio económico de Marx, que afirmaba que en el capitalismo los individuos se agrupaban en dos clases, burguesía y proletariado, según fuesen propietarios o no de los medios de producción.
Dada su importancia citemos el texto de Mosca: “De las tendencias y hechos constantes que se dan en todas las sociedades hay uno cuya evidencia salta a los ojos: en todas las sociedades existen dos clases de personas: la de los gobernantes y la de los gobernados. La primera, que es siempre la menos numerosa, desempeña todas la funciones políticas, monopoliza el poder y disfruta de las ventajas que al poder van unidas. Mientras que la segunda, más numerosa, está dirigida y dominada por la primera, de forma más o menos legal y más o menos violenta y arbitraria”.
El planteamiento de Mosca establece para la esfera política una verdadera “Ley de hierro”: En todas las sociedades gobierna siempre una minoría que tiene como objetivo principal mantenerse en el poder frente a otras minorías que la desafían para sustituirla en el poder. En las Democracias la minoría gobernante es elegida por los ciudadanos dentro de un marco legal que protege el voto, lo que garantiza la alternancia en el poder. A diferencia de aquéllas, en los regímenes totalitarios dicha alternancia no existe y la minoría es dueña de la ley.
Si en alguna parte se corrobora claramente la tesis de Mosca es en la antigua URSS y en todos los países comunistas desaparecidos o aún existentes: en todos ellos la clase gobernante ha sido la minoría del partido comunista que se apropió del poder. En ninguno de ellos jamás gobernó la clase obrera ni el proletariado ni el pueblo ni mucho menos los pobres. Todo eso es propaganda para manipular y para que la gente acepte la deshonra de vivir como súbditos.
El avance totalitario ¿Cómo se explica la absurda situación de América Latina?
Muy sencillo. Organizaciones y líderes de izquierda tuvieron en la Cuba comunista de los hermanos Fidel y Raúl Castro (micro minoría gobernante por 63 años) su Madre Patria que los amamantó por décadas y donde el fantasma del comunismo tomó cuerpo y aún sigue vivo hoy. Ese es su modelo a imitar, no la democracia donde a través de elecciones libres rotan las minorías pacíficamente en el poder ejecutivo.
Finalicemos con unas breves especulaciones. Al parecer las minorías de inclinación totalitaria lucen vencedoras en Nicaragua y Venezuela. Chile, a pesar del 62% del rechazo a la nueva Constitución propuesta por Boric y el Partido Comunista, corre un gran peligro por la desunión existente en la oposición democrática y la ausencia de un líder que aglutine el descontento expresado en el Referéndum. Y en Colombia, el astuto presidente Petro avanza, despistando con el discurso a favor del cambio climático, del feminismo y la justicia social. Incluso, manipula con la imagen de nuestro Libertador Simón Bolívar, simulando que empuña su Espada en la “lucha libertaria”, y así, adelanta sus planes, que no son otros que permanecer en el poder indefinidamente.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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Fuente Cubanet.org