En un comunicado, la RAE, que lo describió como “uno de los mayores novelistas en lengua española”, recordó su trayectoria como profesor de Literatura Española y Teoría de la Traducción en la Universidad de Oxford (1983- ), en el Wellesley College de Massachusetts (1984) y en la Universidad Complutense de Madrid (1986-1990) y también que fue nombrado caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia. “Día triste para las letras españolas”, dijo ayer el presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en su cuenta de Twitter. “Nos deja Javier Marías, uno de los grandes escritores de nuestro tiempo. Su inmensa y talentosa obra siempre será parte fundamental de nuestra literatura”. “Totalmente noqueada con la muerte de Javier Marías”, escribió por su parte la novelista Rosa Montero. ”Lo conozco y lo he tratado desde hace 50 años. Nunca fuimos muy amigos pero era como de la familia”.
“Muchos de mis personajes son intérpretes”, decía en otra parte del diálogo con este diario, “personas que han renunciado a su propia voz. Uno es un cantante de ópera que reproduce lo que alguien compuso. Otro, un profesor que se limita a transmitir saberes heredados. Otro, un intérprete de lenguas. Otro un escriba, un negro literario, un escritor fantasma. Está el traductor que pone su voz al servicio de lo que otros dicen. Y me faltaba el mayor intérprete, el que todos queremos ser, que es ser intérprete de vidas, que es el de ‘Tu rostro mañana’. Creo que todos querríamos tener la capacidad de ver qué podemos esperar de las personas, sobre todo las que nos son cercanas o muy queridas, o aquellas con las que vamos a tener negocios o algún trato. Nos pasamos la vida tanteando hasta qué punto podemos saber de los otros. Todos conocemos esa sensación de no saber hasta que punto podemos fiarnos, y también la de la decepción y el desengaño, de frases como: habría puesto las manos en el fuego por esa persona, o me hubiera jugado el pellejo por ella, o es la última persona de la que podía esperarme esto”.
Tenía 20 años cuando se publicó su primera novela, “Los dominios del lobo”, en 1971. Pero el reconocimiento por su obra no le llegó hasta su quinta publicación, “El hombre sentimental”, premio Herralde 1986. Le seguirían dos destacados títulos, “Todas las almas” (1989) y “Corazón tan blanco” (1992), con el que dio el salto definitivo a la fama. Su última novela fue “Tomás Nevinson”, publicada el año pasado. Frecuentemente polémico, sus columnas en el diario El País se apartaban de la “corrección política”.