
Hay cantantes que suenan mejor en vivo que en sus discos de estudio, y uno de ellos siempre fue el astro del pop inglés del cambio de milenio, Robbie Williams, quien sobre todo en sus singles más famosos y mejor vendidos venía siempre acompañado por superproducciones llenas de músicos y recursos tecnológicos que servían para apoyarlo, pero en un plan inseguro típico de la industria discográfica.