El estallido de la crisis del coronavirus, primero, y de la crisis energética, después, ha derribado todos los tabúes de la ortodoxia alemana. La locomotora europea sacó la chequera durante la pandemia, y ahora utilizará 68.000 millones de euros del fondo de ayuda empresarial creado en ese momento para evitar la posible quiebra de las compañías gasísticas. Además, el país germano ha rectificado su tradicional oposición a la reforma del mercado eléctrico y establecerá un precio máximo para la luz.
El ministro de Economía y Protección de Medio Ambiente, Robert Habeck, ha afirmado este martes que su objetivo es imponer un tope a los precios de la electricidad, con efecto retroactivo, antes de que termine 2022. “Nos disponemos a modificar el diseño del mercado de la electricidad en Alemania”, ha explicado en el congreso anual de la Asociación de la Patronal Alemana (BDA) en Berlín.
*Si no ves correctamente este formulario, haz clic aquí
Habeck ha reconocido que su ministerio trabaja a contrarreloj para tener listo “en pocas semanas” un proyecto de ley que pueda ser aprobado antes de final de año, lo que permitiría bajar los precios de 2022 “de forma retroactiva”. El ministro ha admitido que sus planes comportan “peligros”, porque pasan por “tocar el propio sistema”, y, dado que deben materializarse en cuestión de semanas y no de años, como sería habitual para una modificación de este calibre, el riesgo se ve justificado debido a la situación de “economía de guerra” que se está viviendo.
No obstante, si en el proceso de preparación de la medida se llega a la conclusión de que es demasiado arriesgada, se podría recurrir a una opción más sencilla, que sería gravar los beneficios extraordinarios de las energéticas y “devolverlos a los ciudadanos”, según Habeck.
El ministro verde ha avisado de que, si las subidas de precios y la inflación “siguen desarrollándose sin freno”, existe el riesgo de que Alemania entre en recesión el año que viene, como han señalado varios institutos de análisis económico. La última en dar la voz de alarma ha sido la asociación de la gran industria, este mismo martes. Por ello, Habeck ha abogado por un “programa de apoyo masivo por parte del Estado” que ayude a mejorar el clima empresarial y a animar al gasto a los consumidores.
La primera gasística del país, Uniper, ya ha sido rescatada por el Gobierno, y la segunda, VNG, también ha pedido ayuda al Estado
El Gobierno alemán ya anunció a finales de agosto que estudiaba la posibilidad de desvincular el precio del gas y de la electricidad para evitar que, en caso de un repunte, se contagien entre sí. Este mismo martes, el canciller, Olaf Scholz, ha anunciado en el mismo evento que aprobarán el tope a la luz “a gran velocidad”.
Además, según la agencia Bloomberg, el Ejecutivo plantea usar 68.000 millones de euros del fondo covid apoyar la solvencia de las empresas energéticas. Se trataría de dar garantías para evitar la quiebra de las compañías, que están acusando el encarecimiento de los precios energéticos, especialmente en el caso del gas. La primera gasística del país, Uniper, ya ha sido rescatada por el Gobierno, y la segunda, VNG, también ha pedido ayuda al Estado.
El banco estatal de desarrollo KfW sería el encargado de supervisar el mecanismo. Está previsto que la medida se apruebe en la reunión rutinaria del Gobierno alemán que tendrá lugar este mismo miércoles.
El estallido de la crisis del coronavirus, primero, y de la crisis energética, después, ha derribado todos los tabúes de la ortodoxia alemana. La locomotora europea sacó la chequera durante la pandemia, y ahora utilizará 68.000 millones de euros del fondo de ayuda empresarial creado en ese momento para evitar la posible quiebra de las compañías gasísticas. Además, el país germano ha rectificado su tradicional oposición a la reforma del mercado eléctrico y establecerá un precio máximo para la luz.
Fuente El Confidencial