Después de siete años, los últimos meses han visto algunos desarrollos dramáticos en la guerra en Yemen.
Por Marta Elisheva Furlan
En abril, las partes beligerantes llegaron a un alto el fuego, que se prorrogó en agosto por dos meses más, y se estableció el Consejo Presidencial; el expresidente Abd Rabbo Mansour Hadi se vio obligado a transferir sus poderes al Consejo.
Sin embargo, con el paso del tiempo, surgieron dudas sobre la capacidad del Consejo Presidencial para asegurar la cohesión entre sus miembros, que albergan visiones diferentes sobre el futuro de Yemen.
Mientras el Consejo Presidencial se concentra en sus luchas internas; la semana pasada combatientes de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), que opera en Yemen, mataron al menos a 20 operativos apoyados por los Emiratos Árabes Unidos.
El mismo AQAP alcanzó su punto máximo en 2015-6, cuando durante un año ocupó grandes áreas en el sur de Yemen y estableció allí un sistema de gobierno.
Durante los últimos diez años, el grupo ha logrado sobrevivir a una intensa campaña militar en su contra aprovechando varios elementos: el caos político en Yemen, los lazos fuertes y duraderos con las tribus del sur de Yemen y las tensiones internas entre los opositores.
Por lo tanto, aunque hoy en día Al Qaeda ya no puede retener áreas geográficas o incluso tratar de controlarlas; la resiliencia del grupo no puede subestimarse.
Al Qaeda está acostumbrado a sobrevivir en situaciones difíciles y sabe muy bien cómo desarrollarse, adaptarse a los cambios y responder rápidamente a oportunidades prometedoras.
Mientras el Consejo Presidencial se focalice en la lucha interna; Al Qaeda está en una buena posición para aprovechar la situación para intentar aumentar su actividad militante.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora