Sumbudrule, ea ea ea pe pe, el gestito de idea. Las salidas durante los sketches del humorista Carlitos Balá, pasarán a la historia luego de que esta madrugada falleciera en el Sanatorio Güemes a los 97 años de edad.
Su figura emblemática y trascendente convivió con la televisión casi desde sus inicios, a la par que hizo grandes productos de radio, y la rompió para los niños con sus canciones, shows también en el teatro y en el cine.
Sin dudas tuvo muchos puntos altos en su carrera, y no se pueden recordar todos en un artículo, pero estos fueron algunos de los más importantes.
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El Show de Carlitos Balá
El famoso espectáculo infantil televisivo que condujo en distintos tramos, desde fines de los setenta hasta los noventa, fue probablemente el producto con el cual más se destacó y más se ganó los corazones de grandes y chicos.
Cuando el conductor Roberto Fontana lo llevó para que lo haga en ATC en 1987, Balá logró hacer un éxito tan alto que se terminó llevando el Martín Fierro del otro año por mejor programa infantil.
Con frases como ‘¿qué gusto tiene la sal?’ y grandes iniciativas que quedarán para siempre en la memoria de todos, como el chupetómetro, donde los niños dejaban su chupete en un tanque grande, con el compromiso de no volver a usarlo, Carlitos se robó el corazón de toda una generación enorme.
Un humorista de primera
Antes de ser la figura infantil que fue, Balá la rompió en el humor y los sketches. Con un sinfín de creaciones particulares, el artista dejó una huella enorme en la radio, la televisión y el teatro.
Luego de ganar un concurso de humor a mediados de los cincuenta, lanzó su carrera junto al escritor Délfor Discásolo y su producto La Revista Dislocada, un show cómico que tuvo más de quince años de aire, que pasó por muchas radios y canales hasta llegar al 13.
En cine debutó con Canuto Cañete, conscripto del siete en 1962 y luego filmó 18 películas más, transformándose en un ícono para muchas generaciones que lo disfrutaron. Con ese personaje, un conscripto militar, ganó una enorme popularidad
Un arsenal de gags
“¿Qué gusto tiene la sal? ¡Salado!”, “ea ea ea pe pe”, “sumbudrule”, “hagamos un gestito de idea”, “está un kilo y dos pancitos”, son algunas de las frases con las que se inmortalizará la trayectoria y la capacidad actoral y humorística con la que contaba Carlitos Balá.
Las salidas que tenía quedaron tan marcadas en quienes lo vieron, que todavía son utilizadas en otros shows televisivos y ya son parte de las costumbres de la Argentina.
Parte de esas salidas las logró en los más de 20 programas televisivos que realizó desde fines de los cincuenta, como Balamicina, Balabasadas, El soldado Balá, El clan de Balá y El flequillo de Balá, entre tantos otros.
Su visita al papa
El 13 de agosto de 2015, cuando Balá cumplía 90 años, una llamada en su teléfono lo sorprendió por completo. Era el Papa Francisco, quien lo había llamado para saludarlo por su natalicio y para invitarlo a que lo visitara en El Vaticano.
El sueño se cumplió sólo unos meses después, en noviembre, cuando Su Santidad lo recibió en Europa y lo nombró embajador de la paz.
“Estoy muy contento, muy emocionado. Siempre lo vi por películas, por documentales, hoy lo estoy viendo. Me parece mentira que Dios me ayudó para que vea este lugar personalmente; es hermoso”, declaró durante esa juntada Balá.
Allí también le preguntó a un cronista español “¿qué gusto tiene la sal?” y este le contestó que no sabía, que era de España. Entonces el remate del humorista fue colosal: “Los gallegos preguntan si la fina o la gruesa”. Esas eran las salidas que, aún ya en el tramo final de su vida, seguían viniendo de su gran creatividad.
Un hincha de Chacarita con todas las letras
El humorista nació en el barrio porteño de la Chacarita en 1925, muchos años antes de que el club de fútbol que lleva ese nombre tuviera que trasladar su estadio a la localidad bonaerense de San Martín. Aún así, siempre fue un fanático empedernido de la institución.
Tal es así que su rostro ocupa un mural enorme en las puertas de la cancha desde 2018, cuando el artista Jorge Pagliano lo realizó. También para esos días la Comisión Directiva de aquel entonces lo nombró socio vitalicio honorífico, entregándole un carnet especial.
“Chacarita es mi barrio y mi club. Es decir que Chacarita es mi vida. Mis orígenes están ahí, como lo están mi infancia, mi adolescencia y mi juventud. Gracias a los que realizaron este mural, es maravilloso, y gracias para la gente del club. Estoy muy emocionado, porque me han hecho recordar lo que significa Chacarita para mí”, reconoció durante aquel acto el humorista.
Cuando mañana a las 15:30 su equipo juegue contra Deportivo Riestra por el campeonato de la Primera Nacional, no hay ninguna duda de que su hinchada se acordará de Balá, probablemente uno de sus aficionados más queridos y conocidos.
Su grandeza con otros artistas
Carlitos Balá tuvo un circo con el que recorrió toda la Argentina cuando dejó de ser la principal figura infantil del medio. Por fuera de que su trayectoria era muy grande, en los últimos años de su vida acompañó a otros artistas en sus shows, como el payaso Piñón Fijo y Laura Franco, mejor conocida como Panam.
Con ambos participó de sus shows televisivos y teatrales y generó una sinergia que siempre valoraron. Para cualquiera de los dos era un sueño cumplido tener en sus espectáculos a una figura de su altura y relieve, y así lo manifestaron cada vez que tuvieron la oportunidad.
Hasta la llegada de la pandemia de COVID-19, también participaba activamente de actividades solidarias como el festejo del Día de la niñez que realizaban en el Hospital de Pediatría Ricardo Gutierrez, donde subía a los escenarios para cantar y bailar algunos temas.
Así fue que, durante una de estas intervenciones en el año 2010, se acercó a una madre que estaba junto a su pequeña hija en la primera fila, la cual estaba emocionada hasta las lágrimas. Allí le acarició la cara a la señora y dijo “otra que quebré con el chupetómetro”.
Carlitos Balá era una persona muy consciente del alcance que habían tenido sus programas e iniciativas, pero también de que la persona que lloraba estaba pasando un difícil momento con su hija internada. La grandeza de ese gesto lo grafica para siempre. Nunca dejó de lado su legado y siempre estuvo orgulloso de ser un hombre que despertaba sonrisas, alegrías, carcajadas y hasta lágrimas en sus fanáticos.
Ahora, como dicen en el mundo de los artistas, se fue de gira. Pero su recuerdo estará más presente que nunca.
Fuente Big Bang News