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Buenos días. Todo está en Julio Camba. Decía el gallego que Roma rebosa oratoria y grandilocuencia. La política italiana va distópicamente por delante. Inventó a Trump hace treinta años en el cuerpo de Berlusconi y ya alterna entre tecnocracia y populismo. Ahora la UE sonríe forzada hasta ver en qué se traducirá la oratoria y la grandilocuencia de Meloni y su probable coalición de todas las derechas posibles. Un ministro de Exteriores eurófilo y uno de Economía ortodoxo bastaría. La cucurbitácea lideresa –lo más parecido a la ultraderecha que ha gobernado en Roma desde Mussolini– ha prometido seguir la disciplina fiscal de Draghi y apretar filas con Ucrania (por eso la prima capea). La cuestión es si resistirá al gasto populista para aplacar a su electorado cuando nada funcione. Italia crecerá solo un 0,4%, la deuda ronda el 150% del PIB y en octubre hay que enviar presupuesto a Bruselas. En cualquier caso, relativice: de media, Italia está cambiando de primer ministro cada 18 meses.
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Fuente El Confidencial