Este fin de semana estalló la polémica luego de que el diputado Javier Milei hablara en contra de la Eduación Sexual Integral como está organizada en Argentina.

La Educación Sexual Integral (ESI) fue sancionada en Argentina en el año 2006 por el Congreso, estableciendo como un derecho en el país la educación sexual en los establecimientos educativos. Sin embargo, desde que se reglamentó varios años más tarde, el foco se ha puesto en otro lado: el adoctrinamiento.
En la actualidad, los contenidos de la ESI están altamente regulados por el Estado, y las escuelas no tienen margen de decisión para poder decidir qué se dicta o qué no. Lamentablemente, tanto Juntos por el Cambio como el Frente de Todos han hecho de la ESI un caballo de troya para meter en la currícula obligatoria los desvaríos de la ideología de género.
En el material, que es público y cualquiera puede verlo en la página del Gobierno Nacional, hay un fuerte adoctrinamiento de género. Por ejemplo, en el libro de Educación Inicial, para los más chicos, hay un capítulo entero donde se enseña a “evitar los estereotipos de género” y otro entero sobre “diversidad“.

En el primer apartado, se introduce una adoctrinación explícita. Se dice que el género se “asigna” al nacimiento y que “es una construcción social de la masculinidad y la femineidad”. Poco tiene que ver esto con la tan importante educación sexual integral.
A chicos tan chicos como de 9 o 10 años, ya se le empieza a enseñar, con material redactado por el Estado, que es machista decir “todos” en vez de “todes”, y se lo maquilla como ESI.

Después también dedica un capítulo a la “Diversidad“, donde se quiere introducir conceptos como “diversidad sexual” y la “identidad de género“, que nada tienen que ver con la educación sexual básica, y que en su lugar hablan de temas más complejos como la disforia de género, el travestismo y el transexualismo.

Todo esto se enseña en primaria, a niños desde 3er grado en adelante. Lo que es peor, en las clases generalmente no se da espacio a poner en tela de juicio estos conceptos y se enseñan como una verdad inamovible.
Cualquiera que ponga en duda la existencia de la diversidad de género y trate de hablar del género binario en el aula es tratado como homofóbico y su palabra es censurada.
Esto no termina en el Nivel Inicial, si no que a lo largo de la Primaria, en grados más avanzados, se sigue insistiendo con el adoctrinamiento. Entre otros temas muy importantes, se inserta “análisis de estereotipos corporales de belleza” y “nuevas formas de masculinidad y femineidad en el marco de la equidad de género“.

También se hace hincapié en la teoría que promulga la izquierda que se debe llamar a las personas por el nombre y utilizar los pronombres que ellos elijan, y no los que uno asumiría que le corresponden por su apariencia. La ideología de género impulsa esta idea hace mucho tiempo, y en otros países como Canadá, es un delito “equivocarse” el género de una persona.

En el Nivel Secundario, se profundiza en estos temas y directamente se maneja una agenda no intervenida por la ideología de género, si no completamente tomada por ésta.
En un apartado, se explica que existen “violencias por motivos de género” y que la culpa de esto es del “patriarcado“. “Las violencias se originan en esa estructura social o trama cultural que conocemos como patriarcado“, dice el texto obligatorio.
“El patriarcado asigna ciertos roles y atributos a varones y mujeres, estableciendo una relación de jerarquía en la que los primeros tienen mayor poder que las segundas“, continúa. “Esta jerarquización, es la que determina la direccionalidad de las violencias por motivos de género”, y agrega: “Aquellas personas que se salgan de la norma, no cumplan con el modelo de mujer o varon esperado, serán sancionadas, discriminadas y violentadas“.

En otra parte, se les enseña a los estudiantes de secundario sobre los “micromachismos“, asegurando que “en nuestra vida cotidiana, existen comportamiento masculinos que buscan reforzar la creencia de su superioridad respecto de las mujeres, por tanto, son machistas y constituyen violencias por motivos de género“.
La teoría de los micromachismos fue enunciada por el psicólogo español de extrema izquierda Luis Bonino Méndez, quien buscó redefinir la violencia de género a cualquier tipo de maltrato, intencional o no, de un hombre a una mujer, y sirvió como la base de toda la teoría del patriarcado moderna.

En otra parte, el material de estudio de la ESI defiende el aborto, y asegura que es un tipo de violencia oponerse a la “libertad reproductiva” de las mujeres, y que no querer aceptar que una mujer aborte (asesine a su hijo) es una vulneración del derecho a decidir sobre sus aspectos reproductivos.
Se agrega que existen otros tipos de violencia contra las mujeres o el colectivo LGBT, como la “violencia mediática” por “difusión de mensajes estereotipados que fomenta la discriminación” o la “violencia política” que “impide el ejercicio de los derechos políticos de mujeres o personas LGBT+“, a pesar de que en Argentina no existen estos problemas hace décadas. Nuevamente, se aplica ideología sobre una cuestión tan importante y que debería ser neutral como la educación sexual.

Hay más ejemplos de esto, el lector puede indagar para encontrar más. Se registran 327 referencias a la identidad de género o a la diversidad de género en el material de Nivel Secundario, con múltiples bajadas de línea e intentos por adoctrinar a los estudiantes.
Fuente Derecha a Diario