
Los mendocinos estamos abrumados por la situación económica y social, que nos pone en jaque y en crisis desde hace décadas. Nos encontramos atascados en círculos viciosos y repetitivos.
¿Y si cambiáramos el foco? ¿Si intentáramos debatir más sobre la situación educativa que sobre el rumbo económico? La ignorancia es el origen de la pobreza. Las urgencias e internas políticas tapan el foco de un tema central, que es el derecho de todos a aprender y a tener una salida laboral.
Mientras discutimos el dólar, las peleas, la violencia y las internas de los dirigentes vamos perdiendo terreno. De a poco pero de forma continua, hacia una decadencia inexorable. Mientras nos tapa la ola, padres de cooperadoras y docentes intentan que no se derrumbe todo, intentan mantener lo poco que queda, trabajan para que nuestros niños, que son de todos porque son el futuro, puedan aprender lo que se garantiza por derecho constitucional.
La movilidad ascendente que brindaba Mendoza y Argentina a sus habitantes por el destacado sistema educativo y su calidad es un glorioso dato del pasado. Hoy la precariedad en las condiciones de vida de un creciente porcentaje de la población, sumado a un sistema formativo muy ineficaz, arrojan resultados alarmantes: tras 12 años de escolarización, casi el 50% de los jóvenes mendocinos presentan preocupantes dificultades para la compresión lectora, la ejecución de cálculos matemáticos simples y para manejar conocimientos básicos de ciencias.
Al término de la escuela secundaria los conocimientos adquiridos deberían darnos una base mínima para el desempeño de trabajos formales, el desarrollo personal y la participación ciudadana. Sin embargo, la experiencia de los jóvenes demuestra que los objetivos primordiales del sistema educativo están fracasando estrepitosamente.
Por esto, sin dudar, entendemos que la Educación debe ser una Política de Estado, con programas federales tanto a nivel nacional como provincial que contemplen las diferentes realidades territoriales, las circunstancias geográficas y geopolíticas de las micro-zonas sobre las que la educación debe estar atenta. Nuestro planteo educativo está orientado a la educación en el entorno. Una capacitación en oficios que se desarrolle a la par de la Educación Formal, una Educación vinculada al futuro estratégico de Mendoza, atendiendo a nuestra realidad laboral y productiva, y potenciando las idiosincrasias regionales.
También la educación debe trabajar en la cuestión actitudinal de los jóvenes, para entrenarlos hacia una salida laboral o productiva. Observamos que hay generaciones que hace años que no ven a sus padres levantarse temprano para salir a trabajar. En la misma línea queremos defender el derecho de los alumnos a que se respete su integridad, dignidad, libertad de conciencia, de expresión y a recibir orientación.
Estamos pensando un sistema educativo que le de oportunidades y libertades a docentes que quieran y tengan aptitudes para explayarse, mejorar y avanzar. Hoy en la educación hay un sistema rígido que mal funciona dentro de un esquema totalmente libertario, porque no hay valores. Cuando no hay responsabilidad ni criterios, lo que prima es una autoridad inflexible que no da lugar a la libertad y el crecimiento. Para lograrlo es esencial revalorizar al docente, no sólo económicamente (que es primordial) sino reconociendo la enorme función social que desempeña.
Hay que mejorar las estadísticas permitiendo la trazabilidad de datos estratégicos para la toma de decisiones correctas. Proponemos fortalecer las autonomías de las escuelas de un modo federal provincial, convirtiéndolas en el centro del sistema, dándoles mayor libertad y capacidad de contenidos de acuerdo a la zona y sus requerimientos con plafón presupuestario y desarrollo de sus propios proyectos institucionales.
Con simplicidad, sin cargas burocráticas ni financieras para los docentes y con integración con la familia y con el medio. Hoy, un directivo se debe ocupar de la luz, el gas, la infraestructura, los gastos de botiquín y las gestiones de mantenimiento. No queremos que esto siga ocurriendo.
Queremos un Sistema Educativo que ubique a Mendoza en un lugar de liderazgo. Que formar ciudadanos altamente calificados, capaces de insertarse creativamente en el mundo laboral que los rodea.
Y en este desafío no podemos dejar afuera a los padres y su derecho como integrantes de la comunidad educativa a asociarse y a participar en organizaciones de apoyo. Alentamos y queremos poner en valor la participación de la familia, la comunidad, las asociaciones docentes legalmente reconocidas y las organizaciones sociales que en muchos casos están sosteniendo hoy la escuela pública.
Sin el rol activo de las cooperadoras sería imposible para muchas escuelas cumplir con sus funciones básicas. Por eso consideramos que es indispensable la contabilización del flujo de transferencia de los aportes socio-económicos de los ámbitos no educativos (resto de la sociedad) al ámbito educativo en forma consolidada a nivel provincial: un Sistema Provincial de Información Pública Educativa con total transparencia a las gestiones.
En la interminable saga de peleas políticas que vemos a diario, no hay una sola mención a la educación argentina. Pareciera que este no es un tema de agenda, excepto cuando surge la protesta gremial. En algunas ocasiones nos inquietan los pobres resultados de las mediciones de aprendizaje de los alumnos, y surgen ejemplos como el de Finlandia. Este país logró asombrosos resultados en sus evaluaciones del año 2000, pero fueron los primeros frutos de una reforma iniciada 30 años antes. Análisis posteriores sobre el éxito finlandés permitieron determinar que ante la pregunta ¿qué es necesario poner en el centro del sistema, el alumno o los conocimientos? Finlandia priorizó al alumno, teniendo en cuenta que personas felices, libres de progresar a su ritmo, insertas en entornos que los identifican y contienen, adquirirán más fácilmente los conocimientos fundamentales.
(*) Por Carlos Iannizotto
Fuente Mendoza Today