MIAMI, Estados Unidos. – Después de salir de la Isla con 18 años, vivir en la India y llegar a Barcelona, España, Víctor Manuel Fleites se convirtió en el Tarzán cubano. No por lucir una musculatura y fuerza descomunales, sino por ser el fundador del “Tarzan Movement”, una curiosa iniciativa con la que enseña y acompaña a las personas a trepar árboles e imitar movimientos de los primates.
En entrevista con Diario de Cuba, Fleites contó que, desde que salió de Cuba hace más de 10 años, no paró de buscar su sitio hasta idear y fundar el Tarzan Movement. “Es algo más que trepar árboles, percibes cosas que no sientes estando en el suelo”, señala.
Sobre el surgimiento del Tarzan Movement contó: “Me fijé en los primates, familia del ser humano evolutivamente hablando. Estos animales se mueven con más agilidad, por necesidad. En su día a día tienen una fuerza que comparada con la de un ser humano del mismo peso es increíble. Ahí es cuando pienso que, o la evolución no está engañando, o estamos haciendo algo mal en nuestro día a día. Esta actividad no solo es buena para el cuerpo, sino también para la mente”.
No obstante, no es fácil aprender a saltar de un árbol al otro sin caer o hacerse daño. “A veces la persona se paraliza por el miedo; lo ideal en ese momento no es que baje ni que suba, sino que encuentre en ese espacio otra relación con ese miedo, con ese lugar en donde está. A algunos periodistas les ha pasado cuando vienen a hacerme una entrevista, la quieren grabar desde una rama de un árbol y entran en pánico”, contó a Diario de Cuba.
Pese al riesgo de la actividad, Fleites evita el uso de medios de seguridad. “Soy alérgico a andar con tantas cosas, me deshice de la mayoría, llevo el móvil porque trabajo por ahí, me gusta la filosofía de no tener que depender de otras cosas”.
El Tarzan Movement opera en el parque de la Ciudadela de Barcelona, por la fauna y la vegetación del lugar. “Allí te sientes como en un jardín, es un lugar cuidado por el Ayuntamiento. Hay árboles muy fuertes y con ramas con acceso al tronco desde abajo, como la Magnolia”, dijo.
Cuando el joven cubano llegó a Barcelona, no tenía “ni un euro” pero le sobraba confianza, heredada de su familia en la Isla, según cuenta.
Ahora, sus clases de su movimiento cuestan 15 euros (casi 15 dólares) y se organizan vía WhatsApp.
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Fuente Cubanet.org