LA HABANA, Cuba. – Desde el centro penitenciario de máximo rigor Combinado del Este, ubicado en el municipio de Guanabacoa, el prisionero Carlos Samir Cárdenas Cartaya denuncia que el director del Hospital Nacional de Reclusos (HNR) ordenó que le dieran el alta antes del tiempo requerido para su recuperación.
Mediante llamada telefónica desde la prisión, Cárdenas Cartaya explicó que el 19 de octubre de 2022, por orden del teniente coronel Carlos Espinosa Carbonel, director del Hospital Nacional de Reclusos, la oculista del centro hospitalario, la doctora Anabel Vilches Lago, le dio el alta de esa instalación donde se encontraba ingresado pasando la etapa postoperatoria de una cirugía de desprendimiento de retina efectuada el 19 de septiembre en el Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer (también conocido como Liga contra la Ceguera), pese a no haber transcurrido el tiempo de convalecencia indicado por los especialistas.
Cárdenas Cartaya, de 46 años de edad, detalla que la oftalmóloga que estuvo a cargo de la intervención quirúrgica en la Liga contra la Ceguera, la doctora Mayelín Chiong Quiala, especialista en retina y vítreo, especificó que debía guardar reposo absoluto durante tres meses y de esa manera lo dejó registrado en su historia clínica, documento presentado en las consultas posteriores en el HNR y por el cual se regían tanto la jefa de la sala de cirugía como las enfermeras del mencionado hospital.
El recluso afirma que, como resultado de la delicada intervención, que duró dos horas, se le produjeron cataratas, y agrega que también padece de miopía, astigmatismo y glaucoma de ángulo abierto con presión ocular alta. Además subraya que la doctora Vilches Lago, a pesar de no poder hacerle un examen exhaustivo del ojo operado ni poder tomarle la presión ocular debido al mal funcionamiento de los equipos de que dispone el HNR, redactó una orden de egreso y lo transfirió al puesto médico del edificio 2 del Combinado del Este, que no tiene las condiciones que requiere el postoperatorio.
Encarcelado desde el 1º de octubre de 2002, Cárdenas Cartaya destaca asimismo que el puesto médico se encuentra infestado de chinches, que habitan en “camas, tablas, colchones”, y le producen una picazón “infernal” que no le ha permitido descansar ni dormir en los días que lleva internado allí. Por el contrario, recalca que se mantiene estresado desde entonces.
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Fuente Cubanet.org