El resultado electoral de Brasil no será trivial, ya que conforma la economía más importante de Sudamérica y es el principal socio comercial de la Argentina desde hace décadas. Las ideas del presidente electo Lula da Silva tendrán impacto sobre el rumbo económico argentino, sin importar el cambio de Gobierno proyectado para 2023.
El ministro de Economía Sergio Massa confirmó que, tras el triunfo de Lula, se produce un mayor acercamiento hacia la idea de un “Banco Central Regional y Supranacional” que centralice la política monetaria para los países de la región, incluyendo a la Argentina y los miembros del Mercosur.
La idea es homóloga a lo que representa el Banco Central Europeo (BCE) para los países que adhieren a la eurozona, pero la versión latinoamericana podría no garantizar el mismo grado de independencia y credibilidad.
La experiencia reciente del propio BCE demostró que, en el marco de grandes necesidades de financiamiento vía colocación de deuda por parte de los Estados miembros, la dominancia fiscal puede imponerse y generar inflación a partir de la monetización de los desequilibrios fiscales.
La inflación minorista de Europa promedió el 10,7% al término del mes de octubre y sin importar que la política monetaria se encuentre centralizada. El historial de irresponsabilidad fiscal típica de los países latinoamericanos podría inducir la aparición de un esquema de dominancia fiscal sobre la política monetaria y condenar a la región a la inflación.
Algunos economistas dentro de JxC se mostraron afines de compartir un mismo signo monetario con Brasil o algún tipo de anclaje nominal, como el caso del radical Martín Tetaz. Sin embargo otros economistas como Emilio Ocampo adhieren a la dolarización de la economía y descartan de plano la posibilidad de una “moneda regional” de dudosa reputación.
La victoria de Lula en Brasil también significa un fuerte retroceso en la apertura comercial del Mercosur y la rebaja del arancel externo común. Bajo sus primeras presidencias, Lula descartó de plano la liberalización del comercio en América planteado con la propuesta del ALCA, y en su lugar promovió un cierre a nivel regional.
La economía argentina podría verse severamente afectada por un mayor proteccionismo comercial vía aranceles sobre países extrazona, un proceso que limitaría la competitividad del país, la diversificación de bienes y servicios para los consumidores y la posibilidad a abrir nuevos mercados para colocar exportaciones.