El presidente de la Reserva Federal (FED), el republicano Jerome Powell, anunció un nuevo aumento de la tasa de los bonos federales de corto plazo hasta el umbral de 3,75% a 4% nominal anual.
Se trata del sexto aumento en lo que va del 2022, en un intento por contener la inflación más violenta de los últimos 40 años para Estados Unidos. La tasa efectiva de la FED asciende al 3,08% anual, y de esta manera ya acumula un aumento de 300 puntos básicos en lo que va del año.
La tasa de política monetaria es la más elevada desde diciembre del año 2007, mientras que la hoja de balance de la FED emprende un proceso de reducción gradual desde el segundo trimestre del año.
La respuesta de la FED es aún insuficiente para la mayor parte de los analistas, ya que acorde a mediciones convencionales como la Regla de Taylor, la tasa debería ser mucho más elevada e incluso llegando a superar el 10% anual según sugiere esta última herramienta.
Pero si bien la política monetaria de Powell parece ser por lo menos consistente como respuesta a la brutal disparada de precios, la política fiscal impulsada por el presidente Joe Biden avanza en dirección contraria.
Tras una muy fuerte reducción del déficit federal entre abril de 2021 y agosto de 2022, el Gobierno de Biden interrumpió deliberadamente el proceso correctivo al anunciar la cancelación irresponsable de una gran cantidad de préstamos estudiantiles.
En la práctica, las medidas de Biden generaron un shock fiscal sobre las finanzas mensuales similar al que provocaron los cheques familiares masivos entre abril de 2020 y marzo de 2021.
El Congreso estadounidense dominado por el Partido Demócrata dispuso además la prórroga de las normativas vigentes por el PYGO hasta 2023, lo que significa que todos los gastos presupuestados para este año no necesariamente deberán estar compensados con aumentos de impuestos o reducciones de gastos en otras partidas (hay vía libre para aumentar el déficit fiscal).
Biden postergó la aplicación de las reglas fiscales y abortó el proceso de reducción del déficit fiscal. Estas medidas ponen en jaque la capacidad de la Reserva Federal a la hora de contener la tasa de inflación, ya que si el mercado no pudiera absorber la totalidad de la colocación de bonos del Tesoro estadounidense, la FED se vería obligada a salir a rescatarlos tal y como lo hizo durante la pandemia y el lanzamiento de los cheques.
Fuente Derecha a Diario