“Lo primero: el principal problema que tiene la Argentina hoy es la inflación. Con una inflación del 100% es imposible que se ordene la economía, es imposible que se pueda tener perspectivas de crecimiento.”, sostiene Diego Bossio, uno de los dirigentes peronistas que no se encolumnó detrás del Frente de Todos en 2019 y que ahora busca capitalizar esa decisión.
En una entrevista exclusiva con El Cronista, se refiere a la situación actual del país, el diagnóstico que alcanzaron con los economistas junto a los que trabaja y el porqué es necesario construir un nuevo frente que no se alinee ni con el oficialismo ni la oposición.
¿Qué diagnóstico hace de la situación económica?
Nosotros, en Equilibra, junto Martín Rapetti y un grupo de economistas, estudiamos planes de estabilización y lo primero que vimos es que con inflaciones por encima del 40% anual, la posibilidad de crecer sostenidamente se ve seriamente afectada, con lo cual es necesario bajar la inflación para crecer. Tiene que ser la prioridad número uno del Gobierno. Una inflación del 100% es una herida en el corazón de la clase media y te diría que es imperdonable para el peronismo, porque inflaciones tan altas, te acortan los plazos; es muy difícil planificar, tener una proyección para desarrollar actividades que requieren de mucha inversión. Y lo más preocupante no es solo que hay una inflación del 100%, sino que para combatir la inflación hay que tener un plan de estabilización en serio.
¿No ve ese plan de estabilización en el Gobierno?
El Gobierno está tratando. Sergio Massa está haciendo un gran esfuerzo para ordenar ciertas cuestiones, pero está muy lejos de lo que significa un plan de estabilización.
¿Qué implicaría un plan de estabilización estructural?
En la economía hay muchos precios. Pero hay precios que son muy importantes: el dólar, las tarifas y los combustibles y los salarios. Cuando vos decidís hacer un plan de estabilización, necesitás anclarte en un precio. Típicamente, la Argentina se ancló en el tipo de cambio para que el resto de los precios se vayan acordando y, por lo general, vienen acuerdos de precios y salarios también con ese tipo de anclaje. Pero para anclar el tipo de cambio, necesitas tener dólares. Necesitás que el tipo de cambio no esté atrasado.
¿Está atrasado el tipo de cambio?
Para mí, el tipo de cambio hoy está atrasado. Y después, el otro punto importante es que no hay suficientes dólares, reservas en el Banco Central para sostener un tipo de cambio. En ese sentido, es muy difícil llevar adelante un plan de estabilización. Además tenés atrasadas las tarifas como las eléctricas, fundamentalmente y las de gas y las tarifas de los servicios públicos. Y después tenés otro problema: están atrasados los salarios. Un jubilado, cuando yo estaba en la ANSES en 2015, cobraba una mínima equivalente a 55, 60 kilos de asado. Hoy equivale a 33 kilos de asado.
Eso sería casi la mitad…
En la economía hay muchos precios. Pero hay precios que son muy importantes: el dólar, las tarifas y los combustibles y los salarios . Cuando vos decidís hacer un plan de estabilización, necesitás anclarte en un precio.
Casi la mitad. Y lo mismo ocurre con el salario formal. Entonces, hay un problema de precios relativos muy serio. El otro punto que es serio es que necesitas tener mucha disciplina fiscal, pero en un gobierno en donde hay internas muy fuertes a cielo abierto, donde están todos pujando de manera visible y donde las peleas son muy fuertes, es muy difícil estar convencidos para tener disciplina fiscal.
¿Por qué es importante la disciplina fiscal?
Porque te permite no tener que acceder a financiamiento o tanto en el mercado de crédito, fundamentalmente monetario, para tener el control monetario. Si vos no tenés disciplina fiscal y necesitas acceder al financiamiento del Banco Central, evidentemente esto te genera problemas con el precio de dólares. Para hacer un plan de estabilización tenés que tener mucho volumen político, o sea, te tiene que acompañar fuerte la sociedad. Pero lo más importante es estar convencido. Si vos no estás convencido, no puedes convencer al otro. Y lo que pareciera en el Frente de Todos, la coalición de gobierno, es que no están convencidos por un camino. Unos votan el acuerdo con el FMI; otros no. Lo mismo pasa con la disciplina fiscal y el control de precios. Eso no lleva a ningún lado. El convencimiento de la política es central para llevar adelante un plan de estabilización. Y, finalmente, un poco de suerte. Porque vos podés hacer todas las cosas bien y te viene una sequía o te sube el precio de lo que vos necesitás y se complica.
¿No hay orden económico sin orden político?
No quiero ser pesimista, porque me parece que la Argentina tiene muchas cosas para ser optimistas, pero la situación es compleja. Y es compleja fundamentalmente porque no hay un orden político o un norte. Uno lo que ve en la escena del oficialismo peleas descarnadas, a cielo abierto. Lo que originalmente era el Frente de Todos hoy parece ser el Frente de Nadie: nadie se hace cargo del proceso.
¿Se refiere al sector liderado por Cristina y Máximo Kirchner, que critica al Gobierno sin sentirse parte del oficialismo?
No quiero ser pesimista, porque me parece que la Argentina tiene muchas cosas para ser optimistas, pero la situación es compleja. Y es compleja fundamentalmente porque no hay un orden político o un norte
A mí me llama poderosamente la atención el nivel de las críticas de una parte importante de la coalición gobernante. Pero no es solamente el nivel de las críticas, porque muchas veces las críticas pueden ser bienvenidas para construir desde el disenso. Las acciones me asombran: el no votar, el no dar quórum, el cuestionar aspectos sustanciales de un Gobierno. Acá hay un proyecto político que iniciaron Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Y no tienen diálogo. Eso daña la credibilidad, la estabilidad y, fundamentalmente, la relación con la gente. Después, el otro problema es la falta de sintonía política. Las discusiones tienen que ver más con los modelos electorales, con las PASO. La brecha entre la política y la sociedad es cada vez es más grande. La sociedad tiene problemas con la inflación, no llega a fin de mes, se le dificulta producir a una PYME. Una gran empresa, mediana o chica, no tiene insumos.
Pero hay nivel importante de producción en varios sectores. ¿Cómo se explica?
Hay empresas a las que le va más o menos bien, porque hay producción, el nivel de producción es alto, incluso más alto que en el pico de Mauricio Macri. Sin embargo, no pueden pagar dividendos, tienen dificultades operativas.
Cómo ve a la oposición y al Oficialismo
¿A Juntos por el Cambio lo percibe más ordenado?
No, pasa lo mismo en la oposición. Están más preocupados por los candidatos. La gente ya está en otra sintonía. No quiere saber nada con la política. Los niveles de aprobación de los funcionarios públicos, de la política en general, de nosotros, son preocupantes. Son niveles en donde la gente está harta, con un descrédito muy grande porque no hay soluciones. Esto no pasa solo en Argentina, pasa en todo el mundo. Las demandas de la sociedad son muy fuertes particularmente en este país.
En términos pragmáticos, ¿cómo se explica la jugada cristinista de hacer críticas tan corrosivas al Gobierno? ¿No es un tiro en el pie?
A mí la otra vez alguien comentaba que “Máximo Kirchner no es racional”. Yo creo que es sumamente racional, lo que no significa que está bien lo que haga o que yo comparta. Yo no lo comparto. Él tiene una base electoral. Esa base electoral, en algún momento recibió una oferta de políticas públicas, en los primeros años de los 2000. Y él defiende esa base electoral. Entiende esa base electoral, la interpreta. Ahora bien, ahí hay dos cosas: el sentido de responsabilidad, la convicción y la acción y el respeto de la base electoral. No necesariamente el respeto de la base electoral en el momento en que estamos viviendo requiere que vos tengas que tomar las decisiones de la base electoral. Él permanentemente tiene una racionalidad: le habla a su tribu, le habla a quienes entiende que representa. Pero tu responsabilidad no es solo con los que representás: es con los 47 millones de argentinos. La Argentina tiene un problema de falta de dólares serio, tiene la necesidad de dar un salto exportador genuino. Y eso no solamente requiere representar a una parte, posiblemente haya que representar a la totalidad. La Argentina está anémica de crecimiento. El PBI per cápita todavía sigue estando por debajo del de 2011. Al peronismo pareciera que le importase sólo hablarle a ese sector y ver de qué manera resolvemos la cuestión electoral. Y la sociedad lo percibe. Entonces, yo creo que el peronismo necesita una profunda renovación que nos va a llevar mucho tiempo.
¿Cómo sería esa renovación en el peronismo?
No va a ser fácil, no va a ser sencillo. Hay un amigo mío que dice “A todos los peronistas nos van a poner en penitencia, hayamos estado o no en el gobierno”. Yo no formé parte del Frente de Todos. Tenemos que repensar el peronismo y proponerles un futuro a los argentinos. El peronismo dejó de producir clase media. Hoy un argentino que tiene un sueldo, que labura, que tiene un buen trabajo, que tiene incluso la familia tiene trabajo y su mujer va al banco y no puede comprarse una casa y pagarla 20 o 30 años. Con 100% de inflación, empiezan las dificultades en cualquier familia. Necesitamos un peronismo que esté al servicio de la Argentina, no la Argentina al servicio del peronismo. Que estamos todos pendientes de las internas, de los peronistas. Y no me preocupan las luchas, porque también pasan del otro lado. Lo vimos recientemente.
¿Quiénes serían los protagonistas de ese intento de renovación?
Con 100% de inflación, empiezan las dificultades en cualquier familia. Necesitamos un peronismo que esté al servicio de la Argentina, no la Argentina al servicio del peronismo
Hay un montón de compañeros con una mirada federal, con una mirada productiva, que tienen vocación y que tienen ganas. Muchas veces esa vocación, en momentos como los que se están viviendo, no son sencillos, pero yo estoy convencido que tanto desde el punto de vista generacional como desde el punto de vista de la renovación, es un camino que hay que tomar.
Usted mantiene charlas con Juan Schiaretti y Juan Manuel Urtubey, entre otros. ¿Eso se va a traducir en una alternativa el año próximo?
Sí, te dijera que los políticos no miramos encuestas, es mentira. Si te dijera que los políticos no miden, no miramos las cosas en clave electoral, también sería mentira. El problema es cuando los que gobiernan están todo el tiempo mirando las cosas en clave electoral. Hay muchos compañeros que tienen vocación. No me animaría a dar por concluido nada con respecto al año que viene. En Argentina un año es muchísimo. Yo creo que hay un importante sector de la sociedad no se siente representado por el gobierno, pero tampoco por el fracaso de Macri, que elevó la inflación de 25 a 50%, ni tampoco se siente representado con las propuestas de Macri en términos de reformas que no le resuelven sustancialmente las cosas a la sociedad. Tampoco por un esquema muy complejo y muy agresivo de parte de Javier Milei. Ese sector va a tener que estar representado electoralmente. Veremos de qué manera. Ojalá haya compañeros que tengan vocación de presentarse como una opción frente a la sociedad.
Fuente El Cronista