El equipo económico de Massa se encuentra sin ideas por la caída sobre la demanda de pesos. En medio del fracaso del plan económico, este shock amenaza con espiralizar aún más el alza de los precios.

Suenan las alertas en el Gobierno por una nueva etapa en la caída de la demanda de dinero. Todos los agregados monetarios del país se están contrayendo en relación a la producción nominal, y pese a la moderación de la oferta monetaria los precios siguen subiendo con un piso del 6% por mes.
El fracaso del plan Massa y la falta de credibilidad se tradujo en un nuevo cimbronazo sobre la vocación de las personas por atesorar pesos en cualquiera de sus formas, ya sea para el uso meramente transaccional o para su depósito en instrumentos del sistema financiero. En su lugar, la gente apuesta cada vez más por activos confiables como el dólar para protegerse de la inflación.
La demanda de pesos medida por la base monetaria disminuyó del 7,3% del PBI en marzo de este año hasta el 5,74% al término de septiembre, según confirmó el Banco Central. Asimismo, la demanda medida por el agregado M2 (que incluye depósitos a plazo y otras cuentas) se derrumbó del 15,3% del PBI al 13,2% entre marzo y septiembre.

La base monetaria solamente registró un crecimiento del 34,6% durante los últimos 12 meses y el circulante para transacciones lo hizo en un 45%, al mismo tiempo en que los precios minoristas crecieron un 88% y los precios mayoristas superaron el 80%. El hecho de que la inflación aumente por encima de la oferta monetaria indica que los argentinos cada vez quieren quedarse con menos pesos.
Los indicadores de alta frecuencia sugieren que la demanda de pesos continuó cayendo hasta la actualidad, y esta semana aceleró su caída. El dólar informal escaló hasta la paridad de los $306, mientras que el dólar financiero Contado con Liquidación (CCL) llegó hasta los $324 en el día miércoles. La mayor demanda de dólares no es otra cosa sino la contrapartida de la menor demanda de pesos.
Para el Gobierno el cimbronazo sobre la demanda de pesos constituye una pésima señal que amenaza con espiralizar el nivel de la inflación, y dejar completamente fuera de juego a la ya muy poco creíble meta inflacionaria para 2023.
El secretario de Programación Económica, Gabriel Rubinstein, admitió que la caída de la demanda de dinero genera un efecto inflacionario directo y similar al que tendría un aumento del déficit fiscal financiado con emisión. Incluso limitando la emisión monetaria, si la demanda de pesos disminuye la inflación seguirá subiendo sin pausa.
“Estamos experimentando una baja en la demanda de dinero. En términos macro eso es equivalente a aumentar el déficit”, explicó el Secretario.
Aún así, Rubinstein descartó mayores medidas cambiarias o de “shock” ya que aseguró que el Gobierno no posee ni la credibilidad ni los consensos suficientes como para desdoblar el mercado cambiario o alterar el esquema actual. De intentarlo, el economista advirtió que existiría un peligro latente por un “Rodrigazo” y un violento estallido inflacionario.
Fuente Derecha a Diario