El viceministro de Economía advirtió que el país está coqueteando con una hiperinflación, afirmó que no puede garantizar que no exista un desborde fiscal para el próximo año y confirmó que el Gobierno seguirá apostando por el actual sistema cambiario sin grandes modificaciones.
Lejos de llevar tranquilidad el viceministro de Economía nombrado por Massa, Gabriel Rubinstein, no se guardó ninguna opinión y demostró una sinceridad que describe un escenario económico dramático.
El economista se mostró preocupado por el piso de entre 6 y 7 puntos sobre la inflación mensual de precios minoristas, y sin temor a equivocarse o lanzar un pronóstico arriesgado, advirtió que el país está en riesgo de hiperinflación dadas las actuales condiciones fiscales y monetarias.
En la jerga económica se describe como un escenario de hiperinflación al aumento de precios igual o superior al 50% mensual. Esta situación podría ser a simple vista descabellada, ya que la inflación mensual promedió el 6,73% entre julio y octubre, pero está lejos de serlo.
Se debe recordar que la inflación promedió hasta el 8% mensual entre octubre de 1988 y febrero de 1989 (la antesala de la hiper) y luego aconteció el episodio que inflacionario más dramático de la historia argentina, por lo que realmente no es imposible un mayor estallido inflacionario.
Dada la nula credibilidad que inspira el Gobierno de Alberto Fernández, para Rubinstein la salida del cepo cambiario o un escenario de devaluación y desdoblamiento es prácticamente imposible de realizar, ya que de hacerlo se llegaría a una situación similar al “Rodrigazo” de 1975.
“No es posible salir del cepo ahora, si hacés una devaluación y sale mal es un Rodrigazo. Es para pegarse un tiro como nos apartamos de una economía ordenada”, sentenció el Viceministro.
Con estas afirmaciones fue confirmado que el equipo económico, sin ningún tipo de confianza y sin consensos dentro de la coalición oficialista, mantendría el esquema cambiario actual sin mayores modificaciones. Se buscaría una “administración de divisas” y un régimen de restricciones al comercio exterior hasta la llegada de un nuevo Gobierno en 2023.
Una de las más preocupantes aseveraciones del economista es la falta de injerencia del equipo económico de Massa en las decisiones reales sobre el ordenamiento fiscal. Rubinstein aseguró que no es capaz de asegurar que no se produzca un “desbande fiscal” para el año 2023, que enfrentará un importante proceso electoral.
Implícitamente se ponen en dudas las metas con el Fondo Monetario Internacional durante el próximo año. El acuerdo supone la continuidad de la acumulación de reservas, el ajuste del déficit primario del 2,5% del PBI al 1,9% para diciembre de 2023, y la reducción de la financiación monetaria a cero. Todo esto se pone en duda con el proceso electoral y la desesperación política del kirchnerismo ante una muy probable derrota.
También queda en jaque la muy cuestionada meta de inflación en torno al 60% anual para 2023. Aunque el Viceministro insiste en que la meta inflacionaria es posible de alcanzar, su propia consultora Gabriel Rubinstein & Asociados (GRA) pronostica un piso de 120%, duplicando la proyección del presupuesto.
Fuente Derecha a Diario