Con familiares de víctimas de accidentes viales presentes en el recinto, la Cámara de Diputados avanzó este jueves con un proyecto de ley históricamente reclamado por distintas organizaciones de la sociedad civil: la tolerancia de alcohol cero al volante. La votación resultó con 193 votos afirmativos, 19 negativos y 4 abstenciones.
La iniciativa, que fue girada al Senado para su sanción definitiva, establece la modificación a la Ley 24.449 sobre alcoholemia cero para la conducción de vehículos. Puntualmente el texto busca modificar el artículo 48 de la Ley de Tránsito, la que hoy contempla, para quienes conduzcan cualquier tipo de vehículo, una tolerancia de hasta 500 miligramos (0,5) de alcohol por litro de sangre.
El proyecto aprobado establece la prohibición de conducir cualquier tipo de vehículos con una alcoholemia superior a 0 miligramos por litro de sangre en todo el territorio nacional. Actualmente, hay 10 provincias argentinas que tienen una legislación en este sentido.
El texto se consensuó entre numerosas propuestas presentadas por diputados de distintos bloques. No obstante, sólo tres legisladores -Jimena Latorre (UCR), Germana Figueroa Casas (Pro) y Maximiliano Ferraro (CC-ARI)- firmaron un dictamen de minoría que sugiere mantener el 0,5 g/l de alcohol en sangre, pero con un endurecimiento de las penas y sanciones de aquellos infractores que no cumplan con la normativa, basado en el modelo de Mendoza, provincia vitivinícola donde hay reparos a avanzar con la prohibición total.
Dictamen de mayoría y de minoría
Como titular de la Comisión de Transportes, el jujeño Jorge Rizzotti (UCR) explicó se está tratando una modificación a la ley de Tránsito (24.449), en su artículo 48 y remarcó que “este dictamen de Comisión es producto de un trabajo de acuerdo y compromiso de los representantes de todas las bancadas. Esto ha sobrepasado el trabajo improductivo que se da por la famosa ‘grieta’”.
“Esta ley es producto, fundamentalmente, del esfuerzo que hicieron quienes están en los balcones, la movilización y compromiso de muchas ONGs que hoy nos acompañan y que fueron quienes pusieron en el conocimiento de todos los diputados el objetivo de esta ley”, destacó Rizzotti y aclaró que “lejos está de ser una ley contra el consumo de alcohol. No tiene que ver con la prohibición no de beber, sino de no conducir cuando se ha consumido alcohol”.
Además, planteó que “el alcohol cero al volante es un paso de múltiples dimensiones, tanto para las personas como para la ciudadanía y también para el Estado”. En ese sentido, contó que “en el mundo hubo varios modelos sobre el consumo de sustancias psicoactivas entre las que se encuentra el alcohol. Usos cultuales, con penalización en algunos casos, con regulación, etc”.
“En la actualidad en los estados democráticos priman los abordajes terapéuticos y de control del uso de sustancias en usuarios y usuarias, que tienen perspectiva de derechos, coinciden con la premisa de la protección a la vida, en que el consumo de sustancia no es compatible con conducir vehículos”, señaló el radical.
También recordó que la Organización Panamericana de la Salud expresó que el uso nocivo del alcohol desafía el desarrollo social y económico de muchos países e informó que “el consumo de alcohol en América es de aproximadamente un 40% mayor que en el promedio mundial. En general se consume alcohol en un patrón que es peligroso para la salud. Este tipo de consumo se asocia con diversos daños a la salud y daño social”.
“El paso que hoy damos en la modificación de esta ley es un paso fuerte de extremo, un paso en un camino largo. Esta legislación intenta un cambio cultural, pretende luchar contra la violencia vial y configurar una práctica de conciencia y responsabilidad ciudadana. En términos andinos, ‘el buen vivir: el tránsito de la vida con respeto por uno mismo, los otros y la madre tierra’”, expresó el jujeño.
En suma, contó que familiares y organizaciones expusieron sus “trágicas” historias de muerte “evitables” como resultado del manejo de conductores ebrios. “Hay demasiadas familias que han perdido a sus seres queridos por automovilistas que conducen en estado de ebriedad”, lamentó.
“Los hechos viales son la principal causa de muerte en jóvenes en Argentina. Estudios realizados por al Agencia Nacional de Seguridad Vial y SEDRONAR en el 2018 concluyen que quienes manejan, después de haber bebido, son en su mayoría hombres menores de 35 años. El consumo de alcohol previo a manejar se concentraba principalmente en jóvenes”, informó.
Y agregó: “La muerte por siniestros viales es la primera causa de decesos en menores de 35 años y la tercera sobre el total de la población. Se lleva la vida de 20 personas por día. En 2018 fueron 7000 víctimas fatales. En más del 50% de las muertes por siniestros viales el alcohol está presente”.
En ese contexto, informó que en los últimos años en labor legislativa “se ha visto nutrida de la presentación de diversos proyectos que apuntan a combatir tal afectación sobre la vida de las personas y la salud social. Proyectos de diputados de todas las bancadas, en un debate que se viene demorando año tras año y que hoy tenemos la posibilidad de ponerle un punto final”.
“Una sola gota de alcohol produce disminución de reflejos, acelera la frecuencia cardíaca y respiratoria. Solo beber una gota de alcohol es incompatible con el hecho de conducir en forma segura”, resaltó el radical y explicó que la Ley actual establece que se puede conducir con hasta 0,5% de alcoholemia en sangre.
“La muerte por siniestros viales es la primera causa de decesos en menores de 35 años y la tercera sobre el total de la población. Se lleva la vida de 20 personas por día. En 2018 fueron 7000 víctimas fatales. En más del 50% de las muertes por siniestros viales el alcohol está presente”.
En ese sentido, comparó que en algunas provincias la exigencia del alcohol 0 “ya es una realidad”, como en las provincias de Jujuy, Córdoba, Salta, Tucumán, Río Negro, Entre Ríos y Santa Cruz. Y ciudades como Mar del Plata, Neuquén, Posadas y Santa Fe.
“En Jujuy, desde la entrada en vigencia en 2018 de la ley de tolerancia cero de alcohol y estupefacientes para conductores, se redujo en un 62% la cantidad de fallecidos en siniestros con conductores alcoholizados, y aumentó casi un 60% la cantidad de controles de alcoholemia en la provincia”, comentó.
Y cerró: “La sanción de una ley de prohibición absoluta de consumo de alcohol en conductores debe venir de la mano de una política estatal de fomento de la educación vial, la profundización de los controles y fiscalización de conductores, y la distribución de la aparatología necesaria para el control. Factores imprescindibles para consolidar un cambio cultural e inculcar buenas prácticas de manejo”.
“La medida de alcohol cero es la que podemos adoptar ante una problemática que ya no puede atacarse con normas intermedias, ya que han fracasado”, remarcó Rizzotti.
La vicepresidenta de la Comisión de Transportes, la bonaerense Jimena López (FdT), sostuvo que hace más de 10 años que se viene peleando la ley y agradeció a los miembros de las organizaciones y familiares de víctimas por las exposiciones y por contar sus historias, al tiempo que consideró que “es un día de reparación para aquellos padres que han perdido un hijo”.
La oficialista procedió a leer un documento del Concejo Federal de Seguridad Vial: “Nosotros y nosotras, representantes de las provincias de la República Argentina, reunidas en el marco del Concejo Federal de la Seguridad Vial en la Ciudad de Posadas, Misiones, y en la ocasión de la 18 Asamblea del Concejo Federal de Seguridad Vial, proyecto nacido, sostenido y defendido por más de 10 años del seno del Concejo de Seguridad Vial en forma conjunta con las asociaciones civiles, reconocemos el impulso dado por la Agencia Nacional de Seguridad Vial al proyecto de ley de alcohol 0 que se trata en el Congreso Nacional y que obedece al impulso que desde hace años viene aportando nuestro Concejo. Reconocemos el papel de las diferentes organizaciones del tercer sector, especialmente a aquellas ONG’s de familiares y víctimas de siniestro viales en acompañar las diferentes reuniones de comisiones”.
Luego de la lectura, López agradeció “enormemente” el trabajo realizado por las organizaciones y advirtió que “la primera enfermedad social que tenemos en la Argentina es el consumo de alcohol. El alcohol es la droga legal más vendida em el país”, y planteó ponerlo en otros plexos normativos: “Hay que impulsar la prohibición total de la venta de alcohol en menores de 18 años, el consumo, el tratamiento, la concientización de las campañas, particularmente creo que la educación es la gran herramienta para la transformación que tenemos como sociedad”.
“Cuando hablamos de alcohol cero que ha sido un proyecto de consenso, pero no libre de conflictos, tenemos que tener en claro que manejar con alcohol en sangre ya es un problema en sí, que en muchas ocasiones tendrá la entidad suficiente para generar problemas aún más graves. El alcohol al volante mata”, advirtió la bonaerense.
Además, resaltó que “esta modificación lo que viene a poner a la especulación del consumo, de si una copa, media copa. Nosotros consideramos que tenemos que tener una tolerancia cero al consumo de alcohol para quien vaya a subirse al vehículo por la responsabilidad que tiene que tener por las personas que traslada y la responsabilidad que hay que tener con el tercero que está por fuera de ese mundo interno que representa un vehículo”.
“Es un problema y hay una realidad porque cuando hablamos de las cuestiones especulativas del consumo de alcohol nadie puede decir a ciencia cierta el impacto que puede tener una o media copa, si es hombre o mujer, al peso, al consumo de drogas legales. Ese consumo especulativo afecta las facultades para manejar”, opinó López.
Respecto a las diferencias sobre el porcentaje en sangre del dictamen, explicó que “se trata de una droga legal y las drogas legales necesitan estar legisladas. Para cualquier manejo de maquinarias la tolerancia es 0”, y preguntó: “¿Por qué para manejar un auto podríamos tomar un mínimo de alcohol? ¿Cuál sería el fundamento positivo que habilitara manejar, aunque sea con un consumo mínimo? que tenemos alteradas las facultades de reflejos y podemos matar a alguien”.
“¿Cuál sería el fundamento de tener una conducta especulativa y no tratar de educar a quienes manejamos?”, volvió a preguntar y lanzó: “Es una cuestión que hay que plantearse antes de dar cuestiones de opinión. Es objetiva la biología en nosotros y no actúa de toda manera igual. Lo mismo cuando dicen que los alcoholímetros podrían detectar alcohol orgánico, eso es una burrada no hay posibilidad. Antes de generar cuestiones que lleven a la confusión, tenemos que trabajar en la educación. Es necesario que la licencia de conducir se equipare a la de un profesional. Hace 25 años que en nuestro país el carnet profesional defiende la alcoholemia cero”.
En tanto, subrayó que la siniestralidad tiene un costo económico y preguntó: “¿Tienen idea la cantidad de gente con discapacidad por siniestralidad vial? ¿El costo en el impacto en nuestro sistema que genera no tener educación vial?”. Además, exigió que los municipios deben controlar en la nocturnidad y poner multas más altas y cerró: “La justicia es discrecional cuando alguien mata arriba de un auto porque las herramientas están, el problema es que la justicia es selectiva y lo vimos en algunas situaciones donde quien mató alcoholizado tenía los recursos y ahora está libre”.
De la vereda de enfrente, la diputada mendocina Jimena Latorre (UCR) respaldó su dictamen de minoría al señalar que “abordar un tema tan serio y sensible sin la responsabilidad del caso nos hace caer en la demagogia, en la mezquindad de utilizar demandas sociales legítimas para levantar slogans, pero no para cumplir con nuestro trabajo que es legislar sancionando leyes que sean herramientas de transformación de esas realidades, y que sean soluciones a esas demandas sociales”.
“En este debate partimos de un acuerdo, la obligación del Estado reducir la siniestralidad vial”, afirmó Latorre y luego explicó: “El desacuerdo lo tenemos en cómo, y vuelvo entonces a la dicotomía que se presenta en realidad o relato, política efectiva o demagogia”.
En suma, declaró: “Si no somos capaces de pasar los proyectos que convertimos en ley por el tamiz de la eficiencia y eficacia; si no somos capaces de analizar la relación de medio a fin de cada una de las políticas que diseñamos; si no somos capaces de hacer una evaluación de resultados posibles, deseados y cumplibles en cada uno de los métodos que proponemos, entonces no somos capaces de legislar dando soluciones a los argentinos y tenemos que aceptar que estamos acá cambiando para que nada cambie”.
“Es demagogia cambiar la tolerancia del alcohol en sangre permitida para conducir, sin cambiar las sanciones para el que infrinja tal tolerancia. Es prohibir sin posibilidad de castigar”, disparó la mendocina e indicó: “La modificación de un sólo artículo de la Ley 24.449 es lo único para lo que alcanzó la madurez del acuerdo. El acuerdo sobre un título, un slogan, y no sobre una política eficiente, no para una solución a la siniestralidad vial. Realmente es lamentable, porque coincidiendo en la necesidad de abordar la problemática y darle una solución elijen el camino facilista y el de la mentira”.
En esa línea, planteó que “hubo al menos diez proyectos en la comisión, entre ellos el que presenté con mis colegas mendocinos de JxC y es dictamen de minoría”, y explicó: “Propuse algo probado, de resultados comprobables con datos oficiales. Propuse lo que en mi provincia demostró que mejora los resultados, que se encamina en el sendero de reducir progresiva y sostenidamente esas víctimas que queremos evitar”.
“Es demagogia cambiar la tolerancia del alcohol en sangre permitida para conducir, sin cambiar las sanciones para el que infrinja tal tolerancia. Es prohibir sin posibilidad de castigar”.
“Hoy Mendoza está entre las provincias con menor siniestralidad vial del país, otras con Tolerancia 0, como Córdoba, Santa Fe, Río Negro, Jujuy, Salta, por ejemplo, tiene mayores índices de accidentología y de víctimas fatales”, ejemplificó.
A su vez, afirmó: “Esos resultados son producto de políticas integrales y de gestiones eficientes” y detalló: “En Mendoza en 2018 modificamos la Ley de Tránsito y la política fue de endurecimiento de las sanciones, pero consecuentemente también la gestión se esforzó en que esas sanciones fueran efectivas y para ello se reforzó la educación, la concientización, pero también y sobre todo el control y la sanción. Se dotó al personal policial de los recursos para hacer efectivos esos controles y se crearon los Juzgados de Tránsito necesarios para hacer efectivas esas sanciones”.
“Cambiar para que nada cambie significa que la alcoholemia 0,2, 0,5 o 1,5 en la práctica será sancionada igual. Que las reincidencias van a seguir siendo irrisorias y va a seguir dando igual cuantas veces se infringe esa ‘Tolerancia 0’. Que un Juez va a seguir teniendo la facultad de cambiar la pena de arresto por trabajo comunitario. Que las multas no van a dolerle al bolsillo de los infractores. Y que quien trasgreda esa tolerancia 0 no va a quedar inhabilitado para conducir y por ende podrá seguir poniendo en riesgo a los demás”, apuntó.
En tanto, defendió su iniciativa: “Los que queremos que algo cambie, propusimos cambiar todo esto: agravar las reincidencias; aplicar la inhabilitación como accesoria en todos los casos; agravar las sanciones, elevando los mínimos y los máximos y hacerlas concurrentes; terminar con la posibilidad de que la interpretación de un juez cambie una sanción ejemplificadora y disuasiva por una suspensión o trabajo comunitario; eliminar los atenuantes”.
“Pretendo nada más y nada menos que la aplicación de recetas que funcionan en provincias como Mendoza y en otros países del mundo”, solicitó la diputada y aclaró: “Mi postura no está relacionada con provenir de una provincia vitivinícola, son discusiones que van por carriles separados, las economías regionales están vapuleadas por muchas otras medidas de este gobierno”.
Para finalizar imploró “que prime la vocación de transformación y con responsabilidad cambiemos lo que no funciona, creemos un régimen disuasivo del riesgo, del daño y demos herramientas para castigar efectivamente al infractor”.
“Probablemente no sirva hoy para las fotos, pero sirva para que haya cada vez menos fotos de accidentes fatales. No les sirva para el slogan, pero nos sirva para tener la tranquilidad que hicimos nuestro trabajo, legislar para una sociedad mejor”, remató Latorre.
La palabra de los diputados
En la ronda individual, la bonaerense Marcela Passo (FdT) consideró que es un proyecto “en búsqueda de un cambio cultural que debemos atravesar para lograr un nivel de conciencia social para decir que no es que se está prohibiendo el consumo de alcohol, sino que quien consume no cometa el error e irresponsabilidad de conducir un vehículo porque pone en riesgo su vida y la de los demás”.
Además, ponderó la labor de las organizaciones que convirtieron “su dolor en lucha”, lo que consideró como “ejemplificadora” porque vienen “años luchando para evitar que lo que a ellos les ocurrió, no le pase a nadie más. Pusieron como faro en común salvar vidas, generar conciencia y educar con sus acciones”.
En respuesta a la diputada preopinante, aclaró que “no estamos votando slogan, es una herramienta importante que nos va a ayudar a traccionar el cambio cultural. No va en contra de nadie, sino para que tomemos conciencia. Entre 14 y 20 personas fallecen en el día por siniestros viales y 1 de cada 4 está relacionado con el consumo de alcohol. Está más que demostrado que reduce la motricidad, la visión, la capacidad de actuar y de pensar y la atención”.
Passo pidió ver lo que ocurre en otros países y ejemplificó con Brasil, Paraguay y Uruguay: “Hasta un 35% de reducción de las fatalidades por siniestros viales. En cada país y en algunas de nuestras provincias, los conductores viales modificaron sus conductas, pero no hubo impacto negativo sobre la producción de alcohol ni el consumo”.
En el mismo sentido, la diputada del Pro María Luján Rey reiteró que los siniestros viales son la “principal” causa de muerte de jóvenes en el país y la “incidencia del alcohol es amplia y determinante”.
La diputada, apeló a los datos del Ministerio de Transporte de la Nación y comentó que “casi el 24% de los conductores que participaron en un siniestro vial tenían alcohol en sangre. Y el 83% de ellos entre 0,01 y 0,5%”, y destacó que el cambio que se propone “está en sintonía con las recomendaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas”.
“Las estadísticas demuestran que la prohibición de alcohol para conducir conlleva una importante disminución en los siniestros y consecuencias y no trajo ningún prejuicio negativo en la industria del vino, ni en la gastronomía, ni en el turismo ni en las economías regionales”, precisó y resaltó que el proyecto tiene como propósito “cuidar la vida”.
A su turno, el oficialista Daniel Arroyo opinó que “la actual década en la Argentina es la década del cuidado. Gran parte de las leyes que se discuten en el mundo y que discutimos acá en el Congreso es sobre cómo cuidar. Cómo cuidar a los niños y a los adolescentes, cómo cuidar del conflicto y del consumo de droga, y de cómo cuidar la vida. Y me parece a mí que esta ley apunta a cuidar la vida, y ese es el principal valor”.
“Claramente es una ley que apunta al cuidado de la vida de los demás, de la propia, partiendo de la base de que el consumo de alcohol, aunque sea en mínima proporción, limita las capacidades de quienes manejan un auto”, describió y agregó que “además de representar la lucha, representa un avance claro en torno al cuidado, al acompañamiento, y el respeto de la vida de los demás.
Y expresó: “Entiendo a los que creen que sea demasiado, alcohol cero, lo comprendo, pero está claro que el Estado nacional tiene que dar un mensaje claro: si uno toma no debe manejar”. “Aquel que asume la responsabilidad de conducir, tiene que conducir de manera segura y no tiene que tomar alcohol si va a conducir”, sostuvo.
“Es muy evidente que gran parte de los siniestros que ocurren suceden por factores que van más allá de hechos fortuitos, más allá de dinámicas que tienen que ver con otras condiciones viales y que tiene mucho que ver con el consumo de alcohol”, señaló Arroyo, pero planteó: “No focalizaría solo en los jóvenes, tengo claro que las estadísticas sobre el consumo de alcohol y los siniestros viales en los jóvenes son altas, pero no me quedaría solo con este tema. Es una responsabilidad colectiva general, que hace a los jóvenes, y a los que no son jóvenes, y es una obligación de nuestro Congreso Nacional de aquellos que dictamos leyes decir que tenemos la posibilidad acá de salvar muchas vidas si apuntas que efectivamente quien consume alcohol no maneje un auto”.
Además de describir las consecuencias que produce el alcohol, consideró que “necesitamos campañas comunicacionales, aunque yo no pondría todo el acento solo en los medios de comunicación, sino también en las escuelas”. “En esencia lo que creo claramente es que estamos dando un mensaje muy claro, el Congreso nacional parte de la base de que hay que salvar vidas, y una forma de hacer esto es decir con claridad que si uno toma alcohol no debe conducir”, cerró.
El exministro de Transportes de la Nación, Florencio Randazzo (Identidad Bonaerense) manifestó: “Cuando hablamos de seguridad vial estamos hablando ni más ni menos que de la vida o de la muerte. La principal causa de muerte de los menores de 25 años no natural son los siniestros viales, valga si tiene importancia o no debatir este tipo de cuestiones”.
“Esto es lo que acerca la política a la demanda que tiene el hombre común, cosa que muchas veces está absolutamente alejada”, criticó y recordó que cuando asumió en el Ministerio del Interior había una dirección de Seguridad Vial que “ni siquiera dependía de Transporte. Y por decisión política creíamos que era un tema muy importante para darle una mayor relevancia. Y así creamos una institución que es la Agencia Nacional de Seguridad Vial”.
Por otro lado, reiteró que “es fundamental entender que la política necesita gestión, la gestión es la que mejora la vida de la gente, no hay ninguna otra forma. Si hay algo que ha divorciado a la política de la sociedad es la falta de gestión. Y qué es la gestión, resolverle, hacerle más fácil la vida a la sociedad”.
“Y en ese sentido, creamos por ejemplo la Licencia Única Nacional de Conducir, había más de 2.000 licencias en la Argentina. Y empezamos a garantizar un proceso de trazabilidad, con nueva tecnología”, destacó y sumó: “Creamos el Registro Nacional de Antecedentes de Tránsito, donde centralizamos todas las infracciones en todo el país. Se creo el Observatorio Vial de Seguridad Vial para ver qué tipo de infracciones, qué tipo de siniestros y tomar medidas correctivas”.
“Trabajamos en las cinco causas que producen el 90% de los siniestros viales en la Argentina, empezamos con un Plan Nacional de Radarización. Y en la concientización del uso de casco”, enumeró e insistió: “Todo esto fue por decisión política de nuestra gestión. Y por supuesto quisimos avanzar en el tema de control de alcoholemia y empezó a haber una percepción del riesgo. Los resultados fueron buenísimos. Si uno mira las estadísticas en el 2008 había 11,7% cada 100 mil habitantes fallecidos, en el 2013 10,08%”.
Por último, expresó: “La ley de Alcohol Cero es una ley muy sencilla, hace 10 años que presentamos esta ley y pudieron más los lobbies que este Parlamento, y hay un solo interés a defender, uno solo ante toda duda, que es el interés de la vida. Celebro la media sanción de esta ley para que finalmente redunde en mejor seguridad vial para todos los argentinos”.
Fuente Mendoza Today