Benjamín Netanyahu ha logrado acuerdos de coalición con todos los partidos que forman su bloque ultraderechista para formar el nuevo Ejecutivo, tras firmar un pacto con el partido ultraortodoxo Shas.
«Doy las gracias a mi socio, el rabino Aryeh Deri, por forjar los acuerdos. Hemos completado otro paso en el camino hacia el establecimiento de un Gobierno de derecha que trabajará en beneficio de todos los ciudadanos del Estado de Israel», indicó Netanyahu en un comunicado difundido por su partido Likud.
Este acuerdo prevé que Deri, presidente del partido ultrareligioso sefardí Shas, sea ministro de Interior y Salud durante la primera mitad del mandato del Gobierno, y ministro de Finanzas durante la segunda; intercambiando así puestos con el ultranacionalista Bezalel Smotrich del partido Sionismo Religioso.
Además, Deri será viceprimer ministro durante toda la legislatura.
Shas recibirá también el Ministerio de Servicios Religiosos y el Ministerio de Bienestar y Seguridad Social, y puestos de viceministros en las carteras de Educación e Interior.
Sin embargo, para que Deri pueda ocupar los cargos ministeriales prometidos, Netanyahu tendría que cambiar primero una serie de leyes: el rabino tiene una condena por fraude fiscal -la segunda que ha recibido- y la legislación actual no permite que las personas condenadas y sentenciadas, así sea con libertad condicional o condenas suspendidas, ejerzan como ministros.
Así, el bloque de Netanyahu presionó para que el pleno de la Knéset elija el próximo lunes a un nuevo presidente parlamentario – que sea de su bando- y poder así promulgar las nuevas leyes.
Una vez logrado esto, se espera que se apruebe también la llamada cláusula de anulación, que permitiría a los legisladores volver a promulgar una legislación anulada por la Corte Suprema de Justicia. Entre otras cosas, esta cláusula podría impedir cualquier impugnación legal del nombramiento ministerial de Deri.
Los críticos han advertido de que una cláusula de anulación alteraría gravemente la separación del poder Judicial y Legislativo, mientras que el extremismo del Ejecutivo entrante ha desatado temores y críticas al interior del país y en el extranjero.
Netanyahu, que ya ha gobernado Israel por un total de 15 años, ganó las elecciones del 1 de noviembre y logró acaparar 64 de los 120 escaños de la Knéset (Parlamento) gracias a su coalición de fuerzas ultraderechistas con los partidos Sionismo Religioso de Smotrich, Poder Judío de Itamar Ben Gvir, Noam del homófobo Avi Maoz y los dos partidos ultraortodoxos: Shas y Judaismo Unido por la Torá.
Con todos ellos, ha sellado acuerdos de coalición para formar su nuevo Ejecutivo, el más derechista y religioso de la historia de Israel.
Tras repartir los puestos del gabinete entre sus cinco partidos aliados, Netanyahu puede centrarse ahora en otorgar el resto de las carteras -Exteriores, Defensa, Justicia, Educación, Transporte, Economía, Cultura- entre los legisladores de su propio partido, que con 32 diputados, es el mayor de la Knéset.
El plazo para formar el nuevo Ejecutivo vence la próxima semana, pero se espera que el ex primer ministro pida una extensión, mientras allana el terreno jurídico.
Según los reportes, se están formando comités para aprobar rápidamente las leyes necesarias, no solo para solucionar el caso Deri, sino también para que Smotrich pueda controlar organismos civiles con amplios poderes en Cisjordania (Judea y Samaria), y para que Ben Gvir, como ministro del recién creado Ministerio de Seguridad Nacional, pueda controlar en todo el territorio a la Guardia de Fronteras, que actualmente responde al comandante del Regimiento Judea y Samaria de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) (y no a la Policía) cuando opera en esa región. Aurora y EFE
Fuente Aurora