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Buenos días. Casi todo está en Dostoievski. “Usted olvida, sin duda, que no tengo dinero. Para perder en el juego, es preciso tenerlo”, dice, muy serio, Alexei Ivanovich. Algo parecido pasa con las formas. El Gobierno se otorgó en 2020 un poder de veto para impedir que empresas extranjeras comprasen compañías españolas. La excusa fue el covid-19. Dos años y medio después, Moncloa se prorroga hasta 2024 ese derecho de pernada. Un poder que le va muy bien para impedir la entrada de accionistas díscolos en compañías amigas. Con los precedentes del CIS, el INE, la agencia Efe, RTVE, Indra, la Fiscalía, el TC y el CGPJ, ¿iba Sánchez a renunciar a ese anillo de poder sobre el Ibex? Cuando les digan que todo esto es para proteger compañías estratégicas, se pueden reír un rato largo. Lo que protegen es el entramado de intereses entre directivos del Ibex y Moncloa, BOE mediante. No sea cosa que llegue una opa, los accionistas la acepten y los nuevos dueños decidan echar a quien lleve años destruyendo valor.
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Fuente El Confidencial