CDMX, México-. Hilda Molina y Morejon fue una de las más eminentes científicas cubanas en el área de la Neurología. No por azar fue la mente que ideó y dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN). El centro fue idea de ella y al enterarse Fidel Castro lo aprobó pues vio en la institución una manera de magnificar su nombre y los logros de Cuba.
El anhelo de Hilda era que fueran los cubanos quienes disfrutaran de los adelantos del centro, fundado en 1989, y de sus instalaciones. Pero Fidel Castro tenía otros planes. En los noventa el dictador cubano decidió que el centro atendería a extranjeros para cobrar en divisa los servicios. Al inicio fueron algunas camas pero luego quisieron tomar más espacio.
Esto fue el punto de quiebre para Hilda, quien no solo no lo aceptó, sino que pidió la renuncia en 1994. Además se desentendió también de su lugar como diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular. La doctora no podía aceptar que se dolarizara el centro que ella creó y se discriminara a los nacionales. Ese no era su sueño.
Irse fue su decisión pero tal afrenta no la perdonaría Castro jamás, quien la castigó dejándola presa en la isla cárcel. Además otro dato no tan conocido de la historia de esta mujer es que Fidel Castro le propuso que fuese “ su compañera de vida” y ella lo rechazó cortésmente, según ha declarado Hilda y un diplomático argentino que estuvo al tanto.
Se le ocurrió, con mucho miedo, decirle que él era como Dios y ella no era suficiente para amar al Dios de los cubanos. Así alimentaba el ego del dictador y quizá la dejaría en paz.
“No sé si me admiraba o era un antojo. Yo no podía enamorarme de él porque había visto su alma. Después me destruyó la vida. Me separó de mi hijo”, contó ella durante una entrevista en 2020
Aún así la obsesión de Castro no paró y la forzaba a ir a eventos donde él participaba.
De científica a opositora
Después de 1994, Hilda pasó de ser una científica exhibida por el régimen a una activista de Derechos Humanos. En octubre de 1996, Hilda Molina devolvió al ministro de Salud las condecoraciones que había recibido de la Revolución Cubana y rompió del todo sus relaciones con la dictadura.
Roberto Quiñones, el hijo de Hilda, vivía en Argentina y pretendía que su madre y abuela se le uniesen. Sin embargo, Castro no quiso.
Durante 15 años la dejó cautiva en la isla pese a toda la campaña internacional que se generó para que le permitieran viajar. El caso de Molina llegó al punto de afectar las relaciones entre Cuba y Argentina.
Incluso el presidente Néstor Kirchner se distanció de Castro pues este se negó a ceder a su petición de que dejara salir a la doctora. A lo más que accedió Fidel fue a permitir que su familia volara de Buenos Aires a La Habana.
“Uno de los rasgos distintivos de la personalidad de Fidel es su resentimiento. Así ha logrado que todos los resentidos del mundo le sigan. Ha armado la revolución de los antivalores. Tiene una mezcla de pasión y odio por los que llamaba yanquis. Estaba desesperado por ser aceptado por los americanos”, señaló en entrevista la neurocirujana. Ella estudió su perfil psicológico en el tiempo en que conversaron en los años 80 y principios de los 90.
“Fidel era psicópata, sociópata y narcisista. Los psicópatas son carismáticos e inteligentes. Fidel era perversamente inteligente, un estratega extraordinario. El gran problema del mundo ha sido ignorarlo”, dijo la doctora.
La madre de Hilda, con 90 años de edad, pudo volar desde La Habana a Buenos Aires en mayo de 2008 para estar con su nieto y bisnietos. Pero Hilda debió esperar un poco más.
En junio de 2009 Hilda, luego de 15 años secuestrada, pudo encontrarse con su familia en Buenos Aires gracias a negociaciones entre Raúl y Argentina. Fidel nunca quiso liberarla.
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Fuente Cubanet.org