Por problemas de recorte presupuestario, ausencia de políticas de Estado mantenidas en el tiempo por diferentes gobiernos o simplemente por una subestimación de la cuestión militar, lo cierto es que las Fuerzas Armadas de la Argentina se encuentran hoy entre las más rezagadas de América latina en cuanto a cantidad de uniformados, equipamiento militar y operativos de entrenamiento.
Más allá de los gestos del gobierno de Alberto Fernández por equipar a las Fuerzas Armadas, instrumentar el Fondo Nacional para la Defensa (FONDEF) o promover acciones destinadas a modernizar al sector militar en los resultados concretos la Argentina sigue estando detrás de las Fuerzas Armadas de Brasil, México, Chile, Perú o Colombia en cuanto a capacidad militar, equipamiento y operatividad.
En su reciente mensaje a los oficiales egresados de las tres fuerzas, el Presidente destacó que la “vocación por la paz y la necesidad de afirmar nuestros espacios soberanos imponen contar con Fuerzas Armadas adecuadamente alistadas, equipadas y adiestradas para garantizar la defensa de la Nación”.
Esta estrategia implica, en palabras de Alberto Fernández, “afianzar nuestra soberanía en el territorio, en el Atlántico sur y en la Antártida”. Es decir, imponer unas Fuerzas Armadas capaces de establecer un esquema de disuasión para la defensa de recursos y territorio nacional.
Pero en los hechos, estas expresiones de deseo presidencial contrastan con la realidad de unas Fuerzas Armadas que muestran a un Ejército, a la Armada y la Fuerza Aérea con capacidades de operación muy limitadas en comparación con los militares de la región.
Esto no es el resultado exclusivo del actual gobierno sino que viene de arrastre. Hubo muchos años de recorte de gastos, éxodo de uniformados a las fuerzas de seguridad y falta de modernización del equipamiento militar.
Especialistas en temas militares y publicaciones de defensa internacional coinciden en mencionar la debacle de las Fuerzas Armadas de Argentina en comparación con sus vecinos latinoamericanos.
Las expresiones de deseo presidencial contrastan con la realidad de unas Fuerzas Armadas que muestran a un Ejército, a la Armada y la Fuerza Aérea con capacidades de operación muy limitadas
CAPACIDAD DE LOS VECINOS
Datos concretos. La reciente publicación de la revista especializada Tandfonline revela que en Argentina “el inventario de equipos es cada vez más obsoleto, con la modernización obstaculizada por problemas de financiación” y añade que “el mantenimiento de defensa cubre los sistemas terrestres, marítimos y aéreos, aunque la industria se ha hundido en los últimos años debido a la falta de inversión”.
En números concretos esta publicación destaca que México o Colombia aumentaron en los últimos años el 20% de su presupuesto militar, Ecuador en un 3% y los fondos para militares en la Argentina han decrecido entre un 10 y 20%.
A la vez, la publicación señala que Brasil lidera el top de gastos en defensa en la región con un monto de u$s 21.800 millones de dólares; le sigue México con u$s 6.800 millones; Colombia con u$s 6.000 millones; Chile con u$s 4.000 millones y Argentina con u$s 2.600 millones.
Brasil se encuentra también en la cima del ranking en cantidad de personal militar con 366.510 uniformados en actividad; Colombia tiene 255.910; México, 216.000; Venezuela, 123.00; Perú, 81.000 y Argentina, 72.000 militares.
Todo esto forma parte de lo que el investigador de la UCEMA en temas militares, Juan Battaleme denomina “la creciente presencia de Fuerzas Armadas obsoletas en la Argentina”. Es decir, una defensa “poco apta para enfrentar los desafíos que se vienen a nivel mundial en materia de control de los recursos naturales”, dijo.
En un reciente artículo de la revista especializada Defense Journal, titulado “Argentina dejó de tener una fuerza capaz de combatir como consecuencia de los recortes presupuestarios” y otro de 2019, de la publicación The National Interest, que menciona “La Armada y la Fuerza Aérea de Argentina están en peligro” se enumeran más detalles del rezago de la Argentina en términos de defensa en comparación con sus vecinos de América latina.
CAPACIDAD EN BAJA
El reciente informe de la prestigiosa publicación militar Jane´s Intelligence Review sostiene que en los últimos años la Argentina fue perdiendo capacidad presupuestaria en materia de defensa.
Mientras que en 2017 contaba con unos u$s 3.000 millones en fondos para las Fuerzas Armadas, en 2021 esto se redujo casi a la mitad y se proyecta que para 2028 el país contará con no más de u$s 750.000 para la defensa. En todos los años analizados se destaca que el mayor gasto de las Fuerzas Armadas en la Argentina está centrado en el personal militar, hay escasos fondos para operaciones y mantenimiento y casi nada en investigación y desarrollo.
A la vez, el mismo informe de Jane’s Intelligence Review sostiene que el Ejército sigue siendo el que más presupuesto insume en la defensa de la Argentina. Le sigue la Armada y la Fuerza Aérea.
El Military Balance de Tandfonline revela también que Brasil lidera el ranking de presupuesto militar en América latina con el 43,1% del gasto global en Defensa en América latina. Le sigue México con el 13,5%, Colombia con el 11,9%, Chile, 8,4% y Argentina con el 5,1%. A la vez, este informe revela que desde 2008 hasta hoy Brasil, México, Chile y Perú han ido incrementando su gasto militar.
Esa misma publicación sostiene sin vueltas que “sin bien Argentina adquirió un enfoque continuo en la modernización progresiva de las Fuerzas Armadas, la situación presupuestaria sigue siendo sombría. El presupuesto de 2021 fue menor que el del año anterior en términos reales, lo que significa que los nuevos desarrollos no son tenidos en cuenta a un ritmo que permitiría al país tener capacidades de combate para recuperar el terreno perdido en las últimas décadas en comparación con vecinos como Brasil y Chile”.
Otro dato interesante de Tandfonline es el incremento de la presencia de equipamiento militar de China en la región. Allí, Venezuela lidera la cantidad de presupuesto en compra de armas, buques y tanques a Beijing en los últimos años. Le siguen Bolivia y Argentina.
Los datos de superioridad militar de la región en comparación con la Argentina muestran mucho más que un compendio de números. Es el resultado de una dicotomía entre política exterior y defensa que viene de arrastre.
Es lo que mencionan con precisión en el Manual de Política Exterior de Argentina compilado por Juan Pablo Laporte, los investigadores en temas de Defensa, Sergio Eissa y Araceli Díaz: “Una política exterior sin política de defensa es una política sin dientes; es como si invitaran al país a una cena diplomática y no pudieran cenar, o peor aún, se termine convirtiendo en el plato principal”.
EL PROYECTO DEL GOBIERNO
Desde el Ministerio de Defensa desecharon ante El Cronista la idea de que la Argentina haya perdido capacidad de disuasión y operatividad en sus Fuerzas Armadas.
Además, aseguran que se continuará con el plan de compra de equipamiento militar que está previsto con el FONDEF, que se sustenta por ley y forma parte de un porcentaje del PIB. Este año se contempló un total de más de 40.000 millones de pesos para ese fondo de la defensa.
Según revelaron a El Cronista fuentes allegadas al ministro de Defensa, Jorge Taiana, para el año que viene hay previsto un amplio menú de compra de equipamiento militar. Algunos de estos componentes ya llegaron en las últimas semanas
Hace 15 días llegaron al puerto de Bahía Blanca los misiles de corto alcance que compró Defensa para cubrir el sistema de defensa antiaéreo. Estos misiles provienen de Suecia y forma parte de un importante arsenal para la defensa de la Argentina.
A la vez, ya se adquirieron dos helicópteros Sikorsky SH-3 Sea King que es una aeronave bimotor polivalente y está destinado principalmente a la guerra antisubmarina. Estos son fabricados por la compañía estadounidense Sikorsky Aircraft y han estado en servicio con la Armada de los Estados Unidos y en otras fuerzas desde principios de los ’60.
Esta semana se firmó un contrato con el titular del Directorio de Cooperación Internacional de Defensa del Ministerio de Defensa de Israel, Yair Kulas, para la compra de municiones de última tecnología, en el marco del plan de adquisición de materiales para fortalecer las capacidades militares. Se trata de municiones inteligentes del tipo “merodeadora” mod HERO-120 y HERO-30.
En Defensa destacan el acuerdo que se hizo con el INVAP para el desarrollo de radares POD del Pucará. Se está trabajando en pruebas para ampliar la capacidad de instalación de radares sobre todo en la frontera norte como mecanismos de apoyo logístico para las fuerzas de seguridad. El acuerdo de SINVICA-INVAP con Fuerza Aérea complementaría este acuerdo y avanza la ejecución del contrato de fabricación de radares del SINVICA.
Por último, el Ministerio de Defensa ya mantuvo conversaciones con la empresa francesa Naval Group para sondear la posibilidad de la compra de un submarino que reemplace la pérdida del ARA San Juan que le costó la vida a 44 tripulantes en noviembre del 2017. Este será un proyecto a largo plazo pero que Taiana quiere dejar en marcha antes de que finalice la gestión de Alberto Fernández.
En paralelo a todo esto, el ministro Taiana acaba de firmar una resolución por la cual se establecen nuevos mecanismos de compensación en adquisiciones de bienes y servicios en el ámbito de la Defensa, que incluyen un conjunto de beneficios industriales, económicos o comerciales que el país le exige a empresas extranjeras como parte de las condiciones de la negociación.
Estas nuevas pautas para los Acuerdos de Cooperación Productiva (ACP), también conocidos como “Offsets”, deberán ser contempladas por el Ministerio de Defensa, sus organismos y las Fuerzas Armadas en beneficio de la industria nacional ante la adquisición e incorporación de capacidades, material y sistemas de armas de origen extranjero.
Así, se busca maximizar las inversiones del Estado en bienes y/o servicios de origen extranjero destinados al ámbito de la Defensa, a fin de obtener el mayor beneficio económico posible.
A la vez, se avanzó en un relevamiento, evaluación e identificación de las empresas que componen la Base Industrial de la Defensa, a partir de la elaboración del Registro de Proveedores para la Defensa (REPRO-DEF).
Fuente El Cronista