Cuando en 2017 Meryl Streep recibió el premio a la trayectoria Cecil B. DeMille que otorgan los Globos de Oro, una frase en particular caló hondo en todos los presentes: “Tomá tu corazón roto y convertilo en arte”. La actriz enunció esas palabras con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos porque estaba citando un consejo que le había dado su amiga Carrie Fisher. De inmediato, esas palabras se convirtieron en un mantra recordado y replicado hasta el día de hoy, porque esa noche, Streep, mirando a sus colegas, los interpeló de la manera más conmovedora posible: recordando a una figura muy querida en la industria. Tres años antes de ese momento, el actor Sylvester Stallone estaba filmando una secuencia en la que se encontraba haciendo precisamente eso, convirtiendo el dolor en arte.
En Creed: corazón de campeón, la secuela de Rocky Balboa dirigida por Ryan Coogler, “Sly”, en la piel de ese entrenador que decide ayudar a Adonis “Donnie” Creed (Michael B. Jordan), le muestra a su aprendiz una foto de su hijo Robert y le cuenta cómo él se fue a vivir a Vancouver. En la imagen lo vemos a Stallone con su hijo Sage, quien había fallecido tres años antes, el 13 de julio de 2012, a los 36 años. Si Creed era una película profundamente nostálgica antes de ese momento, dicha escena terminó de imprimirle ese tono y de arrojar luz sobre lo personal que era esa historia para el creador del universo Rocky, quien había tenido que despedir a su primogénito con la angustia pesándole en el cuerpo.
“Quería respetar la memoria de mi hijo y creo que lo hicimos”, declaró el actor en su discurso de aceptación en los Globo de Oro, cuando ganó como mejor actor de reparto. Sin dudas, lo hizo. Sage Stallone no solo era parte de Rocky -el joven debutó a los 14 años en cine en el papel de Robert Balboa Jr. en Rocky 5– sino que también disfrutaba acompañando a su papá a los rodajes. Seis años después de ese rol, volvió a formar dupla con él, en 1996, en la película de acción Infierno en el túnel. Por lo tanto, el homenaje de Sylvester tocaba fibras muy personales. Hizo catarsis en el lugar indicado y luego buscó preservar la memoria de Sage tratando de no brindar declaraciones sobre su repentino fallecimiento.
Todo queda en familia
Sylvester Stallone junto a su hijo Sage
Sage Moonblood Stallone nació un 5 de mayo de 1976 en Los Ángeles, California. Fue el primer hijo del matrimonio de Sylver Stallone con Sasha Czack. En 1979, el joven le daba la bienvenida a su hermano, Seargeoh y tan solo seis años más tarde sus padres tomaban la difícil decisión de divorciarse. Al poco tiempo, el actor se casaba por segunda vez con la modelo y actriz Brigitte Nielsen, con quien estuvo solo dos años. Más allá del escándalo que rodeó a su divorcio, la actriz tuvo lindas palabras hacia su ex. “Somos dos profesionales y lo mantuvimos así. Él se quedó en la esquina americana y yo, en la esquina rusa. Estábamos en lados opuestos, pero fue agradable”, bromeó sobre su reencuentro en el set de Creed II: defendiendo el legado, de 2018.
En 1997, Sly pasó por el altar por tercera vez con Jennifer Flavin (con quien mantiene un vínculo proclive a los sobresaltos) y la familia se agrandó con la llegada de sus tres hijas: Sophia, Sistine, y Scarlett. La relación entre el actor y su hijo mayor nunca se resintió a pesar de los bruscos cambios que Sage debió navegar desde pequeño; por el contrario, siempre fueron muy unidos, especialmente cuando el joven decidió estudiar cine en la universidad de arte de Carolina del Norte.
Su pasión por la actuación y dirección lo condujeron a hacer una aparición especial en la serie que inspiró la ficción de Netflix GLOW, Gorgeous Ladies Of Wrestling, de la que formaba parte su abuela, Jackie Stallone. De todos modos, nada pudo compararse a su debut cinematográfico: en Rocky 5, con su padre a su lado. Tres años después actuó en el film Fatally Yours, más tarde llegó Infierno en el túnel y en 2005 se animó finalmente a dirigir con el largometraje Chaos, en el que también interpretó al personaje de Alan Yates. Luego, continuó su carrera como realizador de cortometrajes como Vic (por el que recibió un premio en el Festival de Cine de Boston) y The Agent. Este trabajo, estrenado en 2010 para orgullo de su padre y toda su familia, sería el último de Sage, quien ese mismo año desapareció por completo de la industria cinematográfica.
Muerte y desconcierto
Sage Stallone y una muerte que conmocionó a la familia (shutterstock/)
El motivo por el que se alejó de la dirección y la actuación nunca quedó del todo claro, pero a partir de ese año Sage empezó a mostrarse más reservado, reacio a salir de su casa y a socializar como lo venía haciendo. Dos años antes, se había divorciado de su esposa, Starlin Wright. El matrimonio duró apenas un año y su disolución afectó profundamente al artista, quien ya había empezado a realizar trabajos para Grindhouse Releasing, una compañía dedicada a la restauración y preservación de films clase B. Por lo tanto, si bien no aparecía ante las cámaras o detrás de ellas, sí continuaba en el mundo del cine, aunque con bajo perfil.
Sage pasó a vivir como un ermitaño en su casa de Studio City y podía pasar meses sin comunicarse con familiares y amigos, lo que generaba en su entorno una gran desesperación. Cuando el teléfono sonó ese fatídico 13 de julio, el joven de 36 años llevaba cuatro días muerto. De acuerdo a lo que comunicó una empleada doméstica que trabajaba para Stallone, Sage le había pedido que no entre a su habitación bajo ningún concepto, pero la mujer lo hizo a pedido de la madre, Sasha, quien presintió que algo no estaba bien.
Sage Stallone en 1991 (Ron Galella, Ltd./)
Cuando el cuerpo fue encontrado sin vida, las especulaciones no tardaron en surgir, sobre todo por las declaraciones de allegados que manifestaban que Sage se venía mostrando reticente a recibir visitas. De todos modos, sus amigos más cercanos declararon a la policía encargada de la investigación que semanas antes estaba “saludable y de buen humor” y que nunca lo habían visto consumir ninguna clase de sustancia. “No parecía depresivo, estaba normal, estaba alegre”, contó un amigo cercano al portal Radar Online.
En efecto, luego de la autopsia, se supo la causa de su muerte: un ataque al corazón causado por una obstrucción de las arterias. No había rastros de drogas en su cuerpo. La súbita muerte conmocionó a la familia, quien despidió a Sage en una iglesia de Los Ángeles y luego llevó sus restos al cementerio Westwood Village Memorial Park. La partida del joven dejó una marca en Stallone que lo acompaña hasta el día de hoy. Por lo tanto, cuando se empezó a gestar Creed, supo que su hijo debía ser homenajeado en una película que tiene un gran significado en su vida más que en su carrera.
Sage y los secretos que ocultó antes de su muerte
Debido a su naturaleza reservada, el joven nunca compartió que, tras su divorcio, se había enamorado nuevamente. Luego de su fallecimiento, su abogado contó que su novia en ese momento fue la primera en notar una anomalía cuando Sage no respondía las llamadas. De todos modos, para su familia era relativamente normal que Sage no se comunicara con ellos por largos períodos de tiempo. Asimismo, trascendió que el actor y director tomaba decisiones intempestivas con frecuencia, como emprender viajes sin avisar a nadie de su paradero.
“Cuando su novia dijo que no se podía comunicar con él, nadie se apuró en hacer nada, todos pensamos que era una falsa alarma”, contó el letrado George Braunstein y añadió: “Sage era una persona excéntrica y creativa que podía pasar mucho tiempo solo en su casa, enfocado en sus proyectos, no porque estuviera depresivo o fuera adicto, sino porque simplemente era así”.
Sylvester Stallone y Sage en en un evento en Beverly Hills, California, en 1990 (Ron Galella, Ltd./)
De las palabras de su abogado se desprendió una declaración muy emotiva: “Sage siempre estaba buscando la aprobación de su papá, yo fui testigo de cómo siempre quiso hacer una película que lo impresionara, que le llamara la atención a su padre”, expresó. Si bien Sage no pudo desarrollar su carrera ni compartir con su padre ese deseo que tenía resguardado -quizá- por timidez, el orgullo de su progenitor siempre lo tuvo ganado, siempre permaneció intacto.
“No hay mayor dolor que el de un padre que pierde a su hijo”, manifestó el actor de Tulsa King cuando le comunicaron la muerte de Sage. “Pido a la gente que respete la memoria de mi hijo y sienta compasión por su querida madre Sasha. Sentiremos esta terrible pérdida el resto de nuestras vidas. Sage fue nuestro primer hijo y el centro de nuestro universo y pido humildemente a todos que dejen la memoria y el alma de mi hijo en paz”, fueron sus únicas declaraciones públicas sobre la partida de su hijo mayor, cuya sonrisa en el rodaje de la quinta entrega de Rocky quedó inmortalizada en diversas postales del film de John G. Avildsen.
En una de ellas, se lo ve recibiendo un cálido abrazo de su papá mientras su rostro parecía iluminado por la felicidad de compartir una secuencia a su lado. La misma sonrisa se nota en el propio Sly, quien siempre alentó a su hijo a filmar, a actuar como forma de canalizar intereses e inquietudes. Como él mismo haría con Creed en 2015. Tomar el corazón roto y hacerlo arte. Aunque duela.
Fuente La Nacion