MIAMI, Estados Unidos. — Estudiantes de Derecho de la Universidad de La Habana criticaron la represión y la falta de libertades en Cuba a través de una carta abierta publicada este lunes.
Los autores de la misiva, que prefirieron resguardar sus identidades por temor a represalias, aseguraron que en Cuba “se prostituye el Derecho”, al tiempo que dijeron sentirse decepcionados por la situación que atraviesa el país.
“Quienes escriben somos estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana. Un lugar adonde llegamos, hace varios años, con la ilusión de estudiar una carrera de prestigio. Veníamos con la idea de hacer el Bien para el Pueblo. Eso fue antes de descubrir que no puede haber Justicia donde se prostituye el Derecho. Ahora estamos decepcionados, a medio camino entre nuestra vida de estudiantes y un futuro profesional incierto”, señala el texto.
Los estudiantes sostuvieron que, en un país marcado por la miseria y la falta de libertad, resulta lógico que la mayoría de los jóvenes solo piensen en abandonar el país, muchos de ellos impulsados por sus propios padres.
“Les escribimos con la frustración de no poder lograr mucho, pero también con responsabilidad de hacer algo. De denunciar lo que pasa. Vivimos rodeados de profesores que simulan, que no creen en los códigos éticos del buen maestro y jurista. Porque son profesores que han faltado a la más elemental condición humana e intelectual: el compromiso con la verdad”.
Los presos políticos, la presión y el nuevo Código Penal fueron otros de los flagelos denunciados por los autores de la carta.
“En Cuba hoy solo vive bien el oportunista y privilegiado. En Cuba hay hoy cientos de personas, la mayoría jóvenes como nosotros, que siguen presos por manifestarse, por pedir un país mejor. Los dirigentes —no el pueblo— han aprobado un Código Penal criminal, que parece sacado de los libretos de Batista o Pinochet. Aquí te multan por poner un post de Facebook criticando a un cuadro del partido, a un dirigente corrupto y aburguesado. Por un comentario en Twitter riéndote de alguna chapucería de los de arriba. Por comprar o vender algo en el mercado negro, como cuentapropista o trabajador, lo que no consigues con tu salario y en las tiendas. Para poder comer, un poco mejor, cada día”.
Asimismo, los estudiantes también cuestionaron la censura que se vive dentro de las aulas cubanas, donde apenas se habla de la realidad del país.
“De nada de eso hablan nuestros profesores en la Facultad. No les falta conocimiento, lo que les falta es dignidad. Pero les sobra cinismo y oportunismo. Se la pasan todo el tiempo cazando puestos, viajes al exterior y encargos del gobierno. En nuestras clases no se habla de Derechos Humanos y cuando se hace se hace mal, de pasada, como si fuera algo lejano, abstracto. No se discute tampoco de cómo en un país como este puede haber una Constitución democrática y a la misma vez se pisotean los derechos ciudadanos. En esas condiciones, ¿para qué estudiamos Derecho?”.
A continuación, reproducimos íntegramente el contenido de la misiva.
Quienes escriben somos estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana. Un lugar adonde llegamos, hace varios años, con la ilusión de estudiar una carrera de prestigio. Veníamos con la idea de hacer el Bien para el Pueblo. Eso fue antes de descubrir que no puede haber Justicia donde se prostituye el Derecho. Ahora estamos decepcionados, a medio camino entre nuestra vida de estudiantes y un futuro profesional incierto.
Nuestras familias son familias revolucionarias, que creyeron en el Proceso, aunque a estas alturas nuestros mismos padres están llenos de tristeza, temor y decepción. Hoy solo quieren que el tiempo vuele, que agarremos los títulos y nos vayamos a otro lado. Para poder vivir dignamente, sin miseria y con libertad.
Les escribimos con la frustración de no poder lograr mucho, pero también con responsabilidad de hacer algo. De denunciar lo que pasa. Vivimos rodeados de profesores que simulan, que no creen en los códigos éticos del buen maestro y jurista. Porque son profesores que han faltado a la más elemental condición humana e intelectual: el compromiso con la verdad.
En Cuba hoy solo vive bien el oportunista y privilegiado. En Cuba hay hoy cientos de personas, la mayoría jóvenes como nosotros, que siguen presos por manifestarse, por pedir un país mejor. Los dirigentes —no el pueblo— han aprobado un Código Penal criminal, que parece sacado de los libretos de Batista o Pinochet. Aquí te multan por poner un post de Facebook criticando a un cuadro del partido, a un dirigente corrupto y aburguesado. Por un comentario en Twitter riéndote de alguna chapucería de los de arriba. Por comprar o vender algo en el mercado negro, como cuentapropista o trabajador, lo que no consigues con tu salario y en las tiendas. Para poder comer, un poco mejor, cada día.
De nada de eso hablan nuestros profesores en la Facultad. No les falta conocimiento, lo que les falta es dignidad. Pero les sobra cinismo y oportunismo. Se la pasan todo el tiempo cazando puestos, viajes al exterior y encargos del gobierno. En nuestras clases no se habla de Derechos Humanos y cuando se hace se hace mal, de pasada, como si fuera algo lejano, abstracto. No se discute tampoco de cómo en un país como este puede haber una Constitución democrática y a la misma vez se pisotean los derechos ciudadanos. En esas condiciones, ¿para qué estudiamos Derecho?
Los buenos profesores que podrían decir algo de lo que sucede están comprados. Son cómplices de todo lo que pasa. Escriben artículos en los periódicos e internet y aparecen en televisión, pero siempre apoyando el pisoteo de nuestros derechos. Con el argumento hipócrita que Cuba es un “país diferente”, que tenemos un “modelo distinto” de democracia y Derechos Humanos. Ellos saben que eso no es cierto.
Figuras eminentes, como el Dr. Yuri Pérez y la Dra. Martha Prieto, han puesto su conocimiento para justificar este desastre. Otros maestros, como el Dr. Yan Guzmán, publica en revistas extranjeras y habla de democracia pero sin aplicarla en nuestro pobre país. Ellos (y otros pocos) viajan a congresos fuera del país pero no usan su conocimiento y sus contactos para apoyar a quienes luchan por la Justicia y la Democracia en el país donde nacieron y trabajan.
La lista de mentiras, corruptelas y trabajos de los profesores para la Seguridad del Estado —que vigila a los estudiantes— es conocida en la Facultad. Si a alguno de nosotros se nos ocurre decir algo crítico, los profes son los primeros que nos dejan, como se dice en la calle, quemados. Ahora esos profes hasta organizan congresos con prestigiosos invitados extranjeros, para hablar de derechos humanos y constituciones. Foros que en las actuales condiciones de control y censura —donde solo participan en esos eventos a quienes aprueba el poder— nada más sirven para engañar, maquillar y exportar este fracasado modelo.
Nada queda ya de la facultad que formó a tantos jóvenes cultos y rebeldes en “la pseudorepública” de la etapa capitalista. De esas generaciones en las que se formaron los mártires de la lucha contra Machado y Batista. Los jóvenes estudiantes aprendemos más hoy de profesores dignos, verdaderos revolucionarios y socialistas como los doctores Julio Antonio Fernández Estrada, Eloy Viera y René Fidel González que de lo que vemos en nuestras aulas. Donde abundan las clases mediocres, los currículos desfasados, los juramentos hipócritas y los profesores cansados y cínicos. Lo triste es que los profes Julio, Eloy, René y otros han sido expulsados de sus aulas por esta misma mediocridad segurosa.
Escribimos esto para denunciar, impotentes por no poder cambiar la situación desde dentro, lo que está pasando. Nos duele tener que hacerlo, porque al fin y al cabo es aquí donde nos formamos. Es de este lugar de donde saldrá nuestro título. Pero debemos pagar nuestra propia deuda con la sociedad que nos formó, diciendo la verdad.
Si quienes leen esto son aspirantes a estudiar en la Facultad, olvídense de eso: inviertan mejor su tiempo, estudiando otra cosa. Váyanse del país y hagan su sueño realidad en otro lado, donde los maestros enseñen lo que es verdaderamente la Justicia y el Derecho. Si son académicos extranjeros, no comprometan sus nombres y prestigio en convenios y eventos con esta cueva de policías, vividores y mediocres en que se ha convertido la Facultad de Derecho de la Universidad de la Habana.
Los autores del texto prefirieron resguardar su identidad.
Fuente Cubanet.org