LA HABANA, Cuba.- A inicios del 2011 Cuba y Venezuela comenzaron los trabajos de instalación de un cable submarino de fibra óptica que brindaría a la Isla acceso a Internet de banda ancha. Por promisoria que pareciera la iniciativa, los cubanos solo podrían disfrutar de dicho acceso a través de organismos, instituciones y compañías públicas; así como entidades y empresas extranjeras.
El proyecto había sido anunciado en 2007 con bombo y platillo por el entonces ministro de Informática y Telecomunicaciones de Cuba, Ramiro Valdés, en la VI Cumbre del ALBA. Supuestamente, el enlace permitiría multiplicar tres mil veces la velocidad de transmisión de datos desde y hacia la Isla. Según el general, tendría una capacidad “ilimitada y pasarían años para ocuparla totalmente”.
El cable, nombrado ALBA1 y con longitud de 1 630 kilómetros, debía comenzar a funcionar en julio de 2011; pero lo hizo en enero de 2013, sin que las autoridades cubanas ofrecieran explicación alguna sobre el retraso.
El proyecto corrió por cuenta de la empresa mixta Telecomunicaciones Gran Caribe (TGC), creada en 2007 con un 60 % de fondos procedentes de TelecomVenezuela, y un 40 % aportado por la cubana Transbit. El presidente de la firma fue el coronel venezolano Wilfredo Morales Márquez, mientras que el cargo de vicepresidente fue ocupado por Waldo Reboredo Arroyo, quien fue encarcelado en el mes de julio de 2011 junto a otros funcionarios del monopolio estatal ETECSA.
Aquella ola de despidos sigue envuelta en el misterio, aunque no faltan quienes la asocian a las demoras y fracasos para hacer funcionar el cable, o a eventos de corrupción.
Lo cierto es que el proyecto original incluía una conexión abierta hacia Jamaica, República Dominicana y Haití. Además, permitiría a Venezuela conectarse con Europa y todas las islas del Caribe; y a Cuba con Jamaica y Centroamérica. Hasta hoy, solo se ha realizado el enlace con Jamaica.
Con la reciente instalación del cable de fibra óptica Arimao entre la provincia de Cienfuegos y la isla de Martinica, suman cuatro de su tipo en tierra cubana, dos de ellos propiedad del Gobierno estadounidense para conectar la Base Naval de Guantánamo con la Florida y Puerto Rico. Solo el ALBA1 ofrece conexión a los insulares, un servicio que los usuarios consideran muy caro y de mala calidad.
Fuente Cubanet.org