Decenas de miles de personas volvieron a tomar las calles de Tel Aviv este sábado para protestar contra una polémica reforma judicial que impulsa el Gobierno de Benjamín Netanyahu.
Los fundamentos de la reforma judicial, que empezarán a votarse el lunes en el Parlamento (Knéset), socavarán según sus críticos la independencia de la Justicia.
«Queremos democracia» y «No al fascismo», son algunas de las consignas que se leían en las pancartas de los asistentes, que entre un mar de ondeantes banderas israelíes y una enorme réplica de la Declaración de Independencia de Israel protestaron por séptimo sábado consecutivo, no solo en Tel Aviv sino en varias ciudades como Jerusalén, Haifa o Beersheba.
En medio de una profunda polarización entre los sectores de la extrema derecha que defienden la reforma judicial y los que se oponen a ella -intelectuales, empresarios, líderes del pujante sector tecnológico e incluso de autoridades del banco central-, el pleno del Parlamento discutirá el próximo lunes dos de los proyectos de ley propuestos en la iniciativa.
Uno de ellos restringiría a la Corte Suprema la posibilidad de revisar y cambiar las leyes, mientras que el otro busca dar al Ejecutivo, encabezado por Netanyahu junto a sus socios ultraortodoxos y ultranacionalistas, cinco de los nueve escaños del Comité de Selección Judicial, con una mayoría simple necesaria para nombrar jueces en todos los tribunales de Israel.
De aprobarse en el pleno, estas legislaciones deberán pasar dos lecturas más, antes de su aprobación como ley.
Así, el próximo lunes será «día nacional de lucha» para los opositores de la reforma, que prevén una gran manifestación ante la Knéset (Parlamento), marchas en varias ciudades y el cierre de algunos comercios.
El líder de la oposición y ex primer ministro, Yair Lapid, participó de las protestas este sábado en la ciudad de Netanya junto a unas 8.000 personas.
«No va a ser fácil, pero cualquiera que conozca la historia del Estado de Israel sabe una cosa: no hay nada que pueda resistir a un grupo determinado de personas que están dispuestas a luchar por lo que creen», escribió en Twitter.
CONSENSO
Las insistentes protestas de los opositores a la reforma, los riesgos económicos que traería la iniciativa y los repetidos llamados al diálogo y al consenso del presidente, Isaac Herzog, podrían haber matizado las posturas de un sector de la derecha.
Este mismo sábado, cientos de israelíes que apoyan la reforma se manifestaron en Jerusalén para pedir un diálogo con la oposición antes de aprobar la ley, y según encuestas publicadas en los medios, casi la mitad de los legisladores del partido Likud de Netanyahu desea que el Gobierno pause la reforma para alcanzar un consenso con la oposición.
El jueves, líderes empresariales advirtieron de «una retirada masiva de capital del país» si la reforma se aprobaba sin cambios, y añadieron que la calificación crediticia de Israel también se rebajaría.
A principios de mes, la fiscal general advirtió a Netanyahu de que no puede participar en la reforma judicial debido a que existe un conflicto de intereses por su actual juicio por fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos. EFE y Aurora
Fuente Aurora