
Pocos saben que, poco antes del Zoom del martes pasado, Mauricio Macri debió salir del escondido lago de Cumelén y habló con Omar De Marchi para terciar en la interna del PRO con la UCR. Quien revela los detalles es el siempre inefable Ignacio Zuleta, uno de los periodistas más informados del país. Lo hizo en su columna dominical en diario Clarín:
Mendoza es uno de los distritos del Top Seven (los que tienen más votantes y deciden una elección nacional), allí gobierna Juntos por el Cambio sin sombras y todos los pronósticos dan como ganadora a esa fuerza, que conduce el radical Alfredo Cornejo.
Institucionalmente tiene mecanismos para resolver diferencias en la coalición, porque hay una ley de PASO local. Omar De Marchi, intendente de Luján de Cuyo, sostiene su disidencia con críticas al radicalismo local que replican las que le hacía el radicalismo nacional a Macri cuando era presidente, sobre que no había una coalición de gobierno y el PRO nos ignora. Cornejo, afirma De Marchi, ignora al PRO en Mendoza y no le abre el juego a la hora de gobernar.
Mendoza pone en crisis la jefatura de Mauricio
Horas antes del zoom del martes, De Marchi y Macri mantuvieron un largo diálogo por teléfono. El mendocino insistió en los argumentos sobre el proyecto hegemónico de Cornejo, a quien acusa de defraudar los “valores” del PRO.
Macri replicó que un cisma pone en crisis el sistema de convivencia de la coalición, cuyo eje es la competencia entre los partidos y agrupaciones empleando el mecanismo de las PASO.
Es difícil creer que una santificación de las PASO – que fueron un invento de Néstor Kirchner – sea un artículo de fe para el PRO. La razón de la prisa de Macri por una solución es que, si hay quiebra en Mendoza, será un fracaso de su capacidad de conducir a su fuerza. Ya la resiente con el jugueteo sobre su propia candidatura.
Si le estalla en las manos la coalición en Mendoza, será el responsable de no haber mantenido la unidad de la coalición, que es la condición para ser competitivos en las elecciones de octubre.
En la confianza de esas charlas, Macri admite que a veces la unidad está por encima de los programas; sin unidad no se pueden ganar elecciones y sin poder los programas se disuelven en el aire. Macri hace juegos de magia para sostener poder: le perdonaron lo que haga como candidato.
Lo que ni los propios le perdonarían jamás es que no pudiera sostener la unidad del PRO y Juntos por el Cambio. Incurriría en el mismo error de Cristina, que dividió al peronismo entre 2009 a 2019 y lo condenó a una década de derrotas.
Una migración sin retorno, o con retorno muy caro
Para este martes la mesa del PRO espera el resultado de la mediación ante De Marchi de dos negociadores de ese partido, el bullrichista Federico Angelini, y el larretista Eduardo Macchiavelli.
Hay diferentes miradas frente a un resultado que alivie las amenazas de división que le preocupan a Macri, porque interpelan su liderazgo. Larreta jura y perjura que él desanudará la pelea.
De Marchi es un jefe de campaña en el interior y milita en su fracción interna. Pide tiempo porque recién el 12 de abril hay cierre de frentes en Mendoza. No le inquieta que la crisis se prolongue, porque esmerila el pedestal de Macri, que hace lo mismo con él.
De Marchi dice por lo bajo que su migración no tiene retorno. Mientras más se prolongue la crisis, menos posibilidades de regreso tiene De Marchi. Si lo hace, pagará el costo ante quienes le reprocharán que recibió una recompensa por hacerlo. Es decir, su retorno parece no tener precio.
Sí le paga que insista en encabezar un frente de partidos que pelee por afuera de Cambiemos. Aunque pierda ante Cornejo, le quitaría legisladores en las dos cámaras provinciales y le frustraría radicalismo llegar a los 2/3 de los votos para una reforma reeleccionista.
La conservadora Mendoza puede llegar a premiar a quien logre eso. O quizás le pague a futuro un acuerdo para jugar adentro en estas elecciones, con la promesa que en 2027 él será el candidato de JxC a gobernador. Altísimo precio. ¿Y quién puede prometer y cumplir tamaño compromiso?
De nuevo federales contra porteños
La posibilidad de que haya acuerdo este martes, o más adelante, se facilita porque Cornejo ya confirmó que será candidato a gobernador. O sea que se bajó de la carrera presidencial, que lo presumía como vice de una fórmula de Patricia Bullrich, que interceptaba la de Larreta presidente. Eso ya no existe y allana caminos.
Bullrich ha amenazado a De Marchi con intervenirle el partido. Esa medida la tiene que tomar no ella sino el Congreso del partido, en donde De Marchi dice tener la mayoría. Es el jefe de campaña de Larreta en el interior, porque representa a dirigentes que jamás aceptarían que desde Buenos Aires les ordenen los soldaditos.
El conservadorismo del interior se ha quejado históricamente de la incomprensión de los porteños hacia la realidad de sus distritos, y los lastima que porteños como Macri, Bullrich, Larreta, Marcos Peña, Vidal, o ahora Javier Milei, y como antes los Alsogaray, decidan sobre su destino. Son tan federales como los peronistas federales hacia los dirigentes del AMBA.
Fuente Mendoza Today