Ya sea por los desatinos propios de la interna cruda que se libra en el Frente de Todos, por las trabas que impone la oposición o la desinteligencia oficialista a la hora de establecer una estrategia parlamentaria, lo concreto es que Alberto Fernández emitirá el último mensaje de su mandato ante el Congreso para inaugurar unas sesiones ordinarias en las que no podrá avanzar con la aprobación de muchas leyes.
Paradojas del destino: en el mensaje que preparó con rigurosidad su equipo más cercano, el Presidente impulsará proyectos de ley clave para el sostén de la economía. Pero todo indica que no podrá aprobar, al menos en lo inmediato, esas iniciativas ya que no cuenta con el quórum en el Senado. Y en Diputados el oficialismo no logra salir de la parálisis que transita desde el año pasado.
Sobre el final del período de extraordinarias, el bloque de diputados del Frente de Todos hará un intento este martes para sesionar y aprobar dos proyectos de ley menores para el amplio temario que había pedido el Presidente en extraordinarias. Se trata de la moratoria jubilatoria y la digitalización de historias clínicas. Si el oficialismo logra reunir quórum será todo un gesto. Aunque no alcanzará para tapar la demora parlamentaria en la aprobación de leyes que requiere el Poder Ejecutivo.
Alberto Fernández elaboró con el canciller Santiago Cafiero, el secretario de la Presidencia; Julio Vitobello y el jefe de Gabinete, Agustín Rossi el mensaje que transmitirá al Parlamento. Será el último de su mandato y hay quienes especulan con que Cristina Kirchner no estará presente el miércoles. Como sea, lo cierto es que los temas que pedirá el Presidente para su tratamiento al Congreso hoy resultan de difícil abordaje en una sesión.
RESULTADOS Y DEBERES
Los resultados legislativos del Frente de Todos en los últimos tiempos son paupérrimos. El año pasado, de los 18 proyectos que anunció Alberto Fernández para impulsar en el Congreso, no más de cinco se aprobaron. Quedaron los ejes más relevantes de la estructura político-económica sobre la que quiso sustentar el Presidente su mandato.
Esto es: el proyecto de promoción agroindustrial, la ley de reforma de lavado, el proyecto de consenso fiscal, ley de electromovilidad y ley de compre argentino, entre otros. Nada de esto se pudo aprobar.
Además, de los 28 proyectos de ley que giró en diciembre el Poder Ejecutivo para la aprobación en sesiones extraordinarias, ninguno de ellos se aprobó. En medio de toda esta parálisis también esperan su aprobación más de 10 ascensos de embajadores de carrera, nombramiento de magistrados y ascensos militares.
En el Gobierno hay mucha preocupación por la situación de estancamiento que se vive en el Congreso. La situación es más grave de la que parece. No sólo presenta la imposibilidad de avanzar con leyes clave para la economía, sino que el escenario desnuda el traslado de la interna dura del Frente de Todos al plano legislativo. En un año electoral todos estos factores se potenciarán con el agravante de que el Presidente se quedará sin posibilidad de tener herramientas legales para dar respiro a la economía.
Alberto Fernández intentó hasta último minuto frenar el éxodo de cuatro senadores del bloque del Frente de Todos. Pero la decisión de los senadores Guillermo Snopek (Jujuy), María Eugenia Catalfamo (San Luis), Carlos “Camau” Espínola (Corrientes) y Edgardo Kueider (Entre Ríos) de armar Unidad Federal con la schiarettista Alejandra Vigo (Córdoba) ya era un hecho.
Allegados al Presidente comentaron a El Cronista que hubo un intento de Alberto Fernández durante su viaje a la Antártida para frenar el quiebre del bloque oficialista en el Senado y que fracasó por completo.
EL ROL DE CRISTINA KIRCHNER
Hubo funcionarios del Gobierno que atribuyen la movida a una señal de debilidad de Cristina Kirchner y de su impotencia para mantener el liderazgo.
Aunque en el kirchnerismo duro aseguran que todo responde a la fragilidad presidencial. No por casualidad, sostienen, la vicepresidenta fue quien filtró la carta de renuncia de Snopek al bloque en la que reveló falencias del propio jefe de Estado.
“Me alejo del bloque por la distancia cada vez mayor que siento respecto al rumbo de gestión del presidente de la Nación, Alberto Fernández, alejado -a mi humilde entender- de las prioridades que nuestro pueblo demanda”, argumentó Snopek en su misiva. Con la exposición de esa carta la vicepresidenta creyó exponer abiertamente a la figura de Alberto Fernández.
En el kirchnerismo duro dicen que la vicepresidenta ya no confía siquiera en los planes de gestión de Alberto Fernández. El diálogo entre ambos está completamente roto. Y cualquier gesto del presidente por avanzar con su reelección tendrá una objeción de la vicepresidenta.
Además, el escenario puede ir de mal en peor: aún falta la definición de candidaturas de peso en el Frente de Todos. El operativo clamor a Cristina Kirchner está en marcha y la decisión de Alberto Fernández de dar pelea por la continuidad de su mandato no está cerrada.
¿Avanzará Cristina Kirchner con su candidatura presidencial? De ser así, qué rol le va a otorgar a la tarea legislativa para aprobar las leyes que envíe el Presidente. O dejará librado al laissez faire la agenda parlamentaria para que finalmente todo estalle en mil pedazos. Nadie lo sabe.
GOBERNADORES EN GUERRA
También hay quienes atribuyen el éxodo del Senado a la presión de un grupo de gobernadores rebeldes comandados por el cordobés Juan Schiaretti y el puntano Alberto Rodríguez Saá.
Además, en la Casa Rosada temen que el desmadre en el Congreso continúe si se profundiza el malestar de otros caciques del peronismo, como los gobernadores Omar Perotti (Santa Fe), Gustavo Bordet (Entre Ríos) o Sergio Uñac (San Juan).
En tal caso, el show recién comienza. Es que muchos de estos mandatarios no definieron a qué candidato presidencial apoyarán y cómo será el mandato que bajarán luego a sus legisladores.
Para evitar una embestida en bloque de las provincias contra Cristina Kirchner el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro teje en silencio alianzas electorales con intendentes, legisladores y funcionarios de diversas provincias y puntos del país.
El Presidente ya no tiene demasiado poder de fuego con las provincias. El grifo de dispendio de fondos de la Nación al interior es cada vez más exiguo. El último informe de IARAF sostiene que en enero las transferencias de capital a las provincias tuvieron una leve suba del 12,4%. Pero de estas subas y bajas reales, surgió el aumento interanual real promedio del 6,2% verificado en enero. Es decir, ya casi no hay margen para contentar a los gobernadores.
DIPUTADOS EN LLAMAS
El juicio político a los jueces de la Corte Suprema que empezó a rodar en la Cámara baja no hace más que entorpecer la tarea legislativa. La tesitura del Frente de Todos por arrasar cuanto antes con los magistrados y la férrea oposición de Juntos por el Cambio sólo generan un efecto que amenaza con prolongarse en el tiempo: la parálisis plena de la tarea legislativa y la imposibilidad del oficialismo por formar quórum para sesionar.
El jefe de Gabinete, Agustín Rossi graficó la situación de tensión que se vive entre oficialistas y opositores. “Hay tensiones. La coalición opositora también tiene tensiones. Por suerte, tenemos el sistema de coaliciones y no como en otras partes del mundo donde se generan micropartidos que a la hora de gobernar generan inestabilidad en el sistema político”, dijo. Aunque la inestabilidad es palpable y atenta contra el funcionamiento normal del Congreso en estos días.
Desde la Casa Rosada apuntan con dureza a Juntos por el Cambio. La ministra de Trabajo, Kelly Olmos, expresó a El Cronista que “hay un plan de desestabilización de la oposición encarnada en el macrismo que atenta contra el Presidente”, dijo.
En el bloque del FdT que conduce Germán Martínez esperan poder sesionar con el aval de un puñado de legisladores provinciales aliados. Se trata de acuerdos frágiles y circunstanciales. Aún no hay una prueba de ese amor a la vista. Pero el oficialismo intentará mover el andamiaje de Diputados para tratar de dar señales de cara a la sociedad.
En la oposición se mantienen firmes en lo formal. Aseguran que seguirán sin dar quórum mientras continúe “el show mediático” del juicio a la Corte. Pero hay resquicios y grietas. Algunos legisladores radicales ya empiezan a sentir la presión en sus provincias por no trabajar en el Congreso. Y la campaña aún no empezó.
Cualquiera sea el escenario, el presidente Alberto Fernández no la tendrá nada fácil en el Congreso. Le espera un año complicado donde será difícil la aprobación de cada ley. La mano de los decretos está siempre lista. Aunque en un año electoral esos atajos pueden costar muy caros.
Fuente El Cronista