Ricardo Jaime no es cualquier preso por corrupción. Es uno de los que más robó en su paso por el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner.
No solo está demostrado en los cinco expedientes que lo investigan por sus desaguisados, sino que además el propio exfuncionario reconoció haber sido “coimero” en dos oportunidades.
Se lo confesó al fiscal Guillermo Marijuán a fines de septiembre de 2015, a efectos de conseguir una condena abreviada. Allí mismo admitió haber recibido dádivas de dos empresas a las que debía controlar. Más aún: propuso devolver dos millones de pesos.
Por eso, sorprende que en su momento el gobierno de Alberto Fernández pidiera la prisión domiciliaria para el ex secretario de transporte de la Nación.
De la misma manera, asombra que el Tribunal Oral Federal número siete le concediera la libertad condicional.
Jaime es el emblema de la corrupción K, porque no solo robaba para él, sino que también lo hacía “para la corona”.
Como publicó este cronista en el portal Tribuna de Periodistas en 2012, el entonces funcionario recorría una vez al mes la breve distancia que separaba la Secretaría de Transportes y la Casa Rosada a efectos de llevarle una desvencijada valija a Néstor Kirchner.
En esos días, fuentes de esa misma cartera confiaron a quien escribe estas líneas que se trataba de dinero contante y sonante, producto de los “retornos” que oficiaban las empresas de transporte, las cuales eran luego bendecidas con millonarios subsidios.
Eso sí, jamás cumplían con los requerimientos que les obligaban los pliegos de marras. Ni inversiones, ni infraestructura, ni nada.
Ese fue el puntapié inicial que permitió que ocurriera la tragedia de Once de febrero de 2012. Por caso, la prisión que purga en estas horas se debe a ese preciso hecho.
Dicho sea de paso, en esos días Cristina desapareció de escena. No solo no condenó lo ocurrido, sino que se evaporó por completo durante varios días.
Respecto de Jaime, ese fue solo una de las tantas manchas que ostenta. Como se dijo, carga con cinco causas por corrupción, entre ellas una por enriquecimiento ilícito —llegó a comprarse un avión de 4 millones de dólares— y la compra de vagones y repuestos inservibles para el ferrocarril Belgrano Cargas.
Tampoco está exento del tópico narcotráfico: fue el “hacedor” del sistema que llevó adelante el gobierno de los Kirchner con la aerolínea Southern Winds, creada pura y exclusivamente para traficar estupefacientes, tal cual publicó este periodista en el año 2005 y luego comprobó la justicia.
Sin embargo, a pesar de todo lo dicho, Jaime siempre ha sido un protegido K. No solo porque ha sabido repartir coimas de abajo para arriba, sino porque además fue el que se ocupó a tiempo completo de cuidar a Mariano Perrone, el hijo no reconocido de Néstor Kirchner.
Pero esa… es otra historia.
Fuente Mendoza Today