Olaf Scholz también ponderó la propuesta realizada por el presidente Isaac Herzog.
El canciller alemán, Olaf Scholz, expresó este jueves su » gran preocupación» por la reforma judicial impulsada por el Gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en una comparecencia conjunta con éste hoy en Berlín.
«En Alemania seguimos el debate y, no quiero ocultarlo, lo hacemos con gran preocupación, ya que la independencia de la Justicia es un alto bien», declaró Scholz.
El canciller alabó la propuesta alternativa formulada por el presidente israelí, Isaac Herzog, y que fue rechazada ayer por el Ejecutivo de Netanyahu, y afirmó en relación a aquella que trata de «evitar una mayor polarización y mantener la paz social».
«La búsqueda de un consenso social amplio es importante y adecuada», aseveró Scholz, que manifestó el deseo de que «no se haya pronunciado todavía la última palabra» sobre la propuesta de Herzog.
El canciller subrayó finalmente que no es su tarea inmiscuirse en la política israelí, pero señalizó que es crucial que haya «una solución de consenso respaldada por todos los partidos y por la gran mayoría de la sociedad».
Netanyahu, por su parte, defendió a ultranza la reforma que ha desencadenado protestas multitudinarias en Israel contra su intención de impedir al Tribunal Supremo anular leyes anticonstitucionales y otorgar al Gobierno el control total sobre los nombramientos de los jueces.
El primer ministro argumentó que la reforma no busca socavar el Estado de derecho sino reforzarlo, alineando Israel con otros países en que los jueces tampoco tienen un poder de veto sobre los nombramientos en la magistratura.
Afirmó que muchos creen que la Justicia en Israel es «demasiado poderosa» y que ésta ha de ser «independiente pero no omnipotente», por lo que es necesario corregir el «desequilibrio» existente entre los tres poderes del Estado.
Netanyahu aseveró que Israel «es una democracia liberal y lo seguirá siendo» y que en ese sentido no se cederá «ni un centímetro» y citó a modo de ejemplo el apoyo de su partido, el derechista «Likud», a los derechos del colectivo LGTB y la existencia de diputados con esa orientación.
Acusó además a la oposición de rechazar las conversaciones sobre la reforma judicial, lo que refleja que no existe «un verdadero deseo de consenso» sino más bien la intención de crear una crisis para lograr la caída del Gobierno o la convocatoria de elecciones anticipadas.
«No queremos cambiar la democracia israelí sino armonizarla con lo que es aceptable en otras democracias occidentales», aseveró Netanyahu, que indicó que «la única vía es crear un equilibro entre el poder judicial, el ejecutivo y el legislativo».
Con información de Efe
Fuente Aurora