MADRID, España.- El poeta cubano Gabriel de la Concepción Valdés nació en la habanera calle Bernaza el 18 de marzo de 1809. Conocido por Plácido, seudónimo con el que firmaba sus obras, su padre fue el peluquero Diego Ferrer Matoso y su madre la bailarina española Concepción Vázquez, quien lo abandonó en la Casa Cuna o Real Casa de Beneficencia y Maternidad de La Habana.
Recibió el apellido Valdés, como el resto de los niños dejados en la institución, en honor al Obispo fundador. Pero su padre lo sacó de allí y se lo entregó a la abuela paterna para su crianza. Padeció una infancia de pobreza, agravada por su condición de mulato en una sociedad donde la esclavitud del negro constituía la base de la producción e imponía prejuicios. Aunque no tuvo una educación estable, asistió a colegios como el de Belén y el de El Ángel. En 1821 empezó como practicante de carpintero y a estudiar en el taller de Vicente Escobar, prestigiosa figura de la plástica en la época, donde aprendió dibujo y caligrafía.
En 1823 se inició de aprendiz de tipógrafo en la imprenta de José Severino Boloña y allí desarrolló su pasión poética, pero apremiado por la necesidad económica, se dedicó a labrar peinetas de carey, oficio más lucrativo. En 1826 se mudó a Matanzas acompañado por su maestro de peinetería, Don Nicolás Bota, que había abierto taller en la calle Jovellanos. Regresó a La Habana con fama de versificador y compositor de cartas por encargo y alternó sus estancias entre la capital y Matanzas, donde lo visitó José María Heredia.
Gabriel de la Concepción Valdés colaboró en publicaciones seriadas como las matanceras La Aurora y El Pasatiempo, y El Fénix de Sancti Spíritus. Sus obras fueron muy populares y se publicaron en México, EE. UU. y Europa desde que apareciera en 1838 en Matanzas la primera edición de sus Poesías. En 1841 le publican el folleto de poemas El veguero, en edición matancera. En viaje al centro del país en 1843, fue apresado durante seis meses en la cárcel de Trinidad, acusado de conspirador. Ese año apareció el folleto El hijo de maldición.
Nuevamente encarcelado a finales de enero de 1844, con 34 años, lo incluyeron en los tristes sucesos conocidos como La Conspiración de La Escalera, desatada por el Capitán General de la Isla Leopoldo O’Donnell para dar un escarmiento ante el peligro de una sublevación de negros a la manera de Haití. Acusado de ser uno de los cabecillas, el 28 de junio de 1844 lo fusilaron ante miles de espectadores. En la prisión compuso “Plegaria a Dios”, “Despedida” y “A mi lira”.
Plácido escribió poemas de carácter popular y para las fiestas familiares y de amigos, así como para satisfacer encargos. Fue el poeta más publicado del primer romanticismo cubano en el siglo XIX y gozó de gran popularidad.
Fuente Cubanet.org