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Bon dia. Cuando Iberdrola demandó a El Confidencial por daños a su reputación valorados en 17,6 millones de euros, atribuyó esa erosión de su marca a una presunta campaña de “sobreinformación” (sic) basada en la “falsedad informativa”. Ahora que ha perdido la demanda, igual el señor Sánchez Galán, más de pensar que de ejecutar, puede valorar si el daño reputacional se lo han podido hacer los directivos de la eléctrica que, siempre presuntamente, ordenaron al comisario Villarejo espiar a políticos, jueces, sindicalistas y rivales. Los que lo ordenaron y los que lo sabían, claro. Un error de apreciación parecido le ocurrió el otro día al presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, quien, a la hora de repartir culpas por la caída en desgracia del banco, señaló las informaciones negativas difundidas en redes sociales. Tal vez no valoró que la pésima gestión (Archegos/Greensill) o los 11.400 millones de dólares en sanciones por mala praxis que ha recibido desde el 2000 hayan tenido algo que ver. Son las cosas de las cámaras de eco.
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Fuente El Confidencial