El terremoto que asoló el sur de Turquía y el norte de Siria el pasado mes de febrero dejó mucha destrucción, con un gran número de víctimas y ruinas.
Por Aviya Yoeli y la Dra. Gallia Lindenstrauss
Bajo los auspicios europeos, el 20 de marzo se celebró una conferencia de donantes en la que se recaudó la cantidad de 7.000 millones de euros para la reconstrucción de la zona y la asistencia a los damnificados por el terremoto.
Unos 6.000 millones de euros de la suma están destinados a Turquía; el resto es para Siria.
Turquía es considerada un socio estratégico clave a los ojos de la Unión Europea, a pesar de que su solicitud de 1987 para unirse a la Unión Europea quedó congelada en 2018, entre otras cosas, debido al «declive continuo en el desempeño del sistema democrático y el respeto por derechos fundamentales».
Al mismo tiempo, sin embargo, Turquía es parte de la OTAN, la alianza que une a la mayoría de los países europeos con EE. UU. y Canadá para defenderse de las amenazas rusas desde el este.
Desde 2016, la Unión Europea ha transferido miles de millones de euros a Turquía para ayudar a los refugiados sirios, lo que no solo responde a los intereses de los países de la UE de que los refugiados permanezcan dentro de Turquía, sino que también contribuye de hecho al fortalecimiento continuo del gobierno del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
La Comisión Europea se comprometió a la transferencia de cerca de mil millones de euros de la cantidad recaudada en la conferencia de donantes.
Suecia, también entre los países donantes, transfirió unos 45 millones de euros como parte de la ayuda.
Esto es en un momento en que Suecia ha estado tratando de unirse a la OTAN durante aproximadamente un año, pero el veto turco (y húngaro) impide que los suecos se unan, y en un momento en que Estocolmo se desempeña como presidente del Consejo de la Unión Europea para los próximos seis meses.
Hay voces que piden que se vigile que los fondos se transfieran a objetivos específicos para la rehabilitación de las poblaciones afectadas y no directamente a las autoridades turcas.
Este llamado ve una conexión entre la destrucción y las víctimas masivas y la política del gobierno hacia esas áreas, que en primer lugar condujo a la negligencia y el incumplimiento de los estándares de construcción e inspección.
Mientras tanto, todos los ojos están puestos en las elecciones en Turquía previstas para el próximo mes de mayo.
Los resultados de las elecciones afectarán a las relaciones entre la UE y Turquía, es decir, si seguirán siendo principalmente instrumentales, o si les unirá un aspecto positivo de énfasis en los valores comunes.
Fuente: INSS The Institute for National Security Studies
Fuente Aurora